La llaman “El hada verde” por las visiones que, según antiguos testimonios, provocaba. Adquirió un aura mágica y bohemia porque fue la bebida de artistas y escritores románticos y modernos (Manet, Van Gogh, Rimbaud, Baudelaire, Strindberg o Hemingway), pero su producción se prohibió en Francia en 1915 y aun hoy se considera ilegal en algunas regiones de Estados Unidos, por los posibles trastornos renales que ocasionaría consumirla en exceso, debido a su alto grado etílico. Pero los checos nunca dejaron de hacerla y con la prohibición levantada más de ochenta años después, se ha convertido en el trago alcohólico de moda. El hada verde vuelve a iluminar las noches citadinas.
Secretos verdes
La absenta o ajenjo es una bebida alcohólica de ligero sabor anisado, con base en la artemisia absinthium (ajenjo) y otras hierbas (anís, hinojo). Aunque inició siendo un elíxir en Suiza, Francia lo volvió célebre en el mundo en el siglo XIX. El alto contenido de alcohol en las botellas (entre 45 y 90%) y su gusto amargo popularizaron un famoso ritual de preparación. Históricamente se han reconocido cinco grados de absenta en orden creciente de contenido alcohólico: ordinaire, demifine, fine, supérieure y Suisse. Actualmente la mayoría de las absentas poseen entre 60 y 75% de alcohol; en México, tiene una gradación alcohólica regulada no mayor al 55%. Las variedades de la bebida van de acuerdo con la presencia y la cantidad de anís en la mezcla.
Las Marcas que no puedes perderte
Hapsburg (Bulgaria), Satroplezenecky (República Checa), Black Absinthe, Mary Mallans Collectors, Deva (España). En México puedes encontrar Pernod, Ricard y Absinthe Versinthe (Francia), Tunel (España) y Absinth (República Checa).
Se dice que el pintor Paul Gauguin inició a Van Gogh en los misterios de la absenta así: Se servía una onza de absenta y luego se colocaba una cuchara perforada encima de una copa de cristal, con un terrón de azúcar, sobre la que se vertía lentamente el agua fría de una jarra de cerámica, en una proporción de licor de 1/3 a 1/5. En todo el mundo, se ha popularizado encender el terrón de azúcar y mirar la combustión de su flama. La adición de agua y azúcar, al contacto con la bebida, creaba una nube que desprendía los aromas de anís, ajenjo, hinojo, menta y melisa: la aparición de la musa, el hada verde. La bebida adquiría un tono lechoso y se le nombraba louche (turbio).
¿Dónde lo tomo?