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Como puedes, giras el cuerpo para que la desconocida no sienta tu rigor, aunque juras que ya lo sintió y parece no molestarle. Bajas del metro. Estás apenado, excitado y algo confundido. ¿Qué pasó? Nada en particular, acabas de vivir una filia llamada frouterismo.
El frouterismo es cuando se alcanza la excitación y en algunos casos el climax, mediante la frotación con otras personas. Generalmente ocurre en la adolescencia o la vejez, donde las posibilidades de un encuentro sexual frontal son más reducidas, pero puede ocurrirle a cualquier persona. Como cualquier otra filia, es parte de la naturaleza sexual humana.
La polémica alrededor de esta filia no es el hecho de que las personas se exciten por frotarse con otros, sino que, cuando no hay un acuerdo entre las partes, se puede considerar una agresión sexual ( y lo es). Algunos frouteristas, ni siquiera necesitan tener un contacto genital con genital (el clásico arrimón): con la cercanía física es suficiente. A otros les da igual que la otra persona sea del otro sexo: pueden frotarse con quien sea, sin que esto tenga que ver con su sexualidad más allá de esto.
¿Crees que eres un frouterista? No es cosa de entrar en pánico. Hay maneras de vivir ese aspecto sexual de manera saludable. Puedes buscar en Internet distintos grupos de encuentro, donde las personas tienen acuerdos para toparse de manera “accidental”. Si aún así, te sientes incómodo con este aspecto, puedes buscar apoyo de una persona especializada en sexualidad o un terapeuta. El espectro de la sexualidad es grande. Recuerda que mientras sea de mutuo acuerdo y entre personas racionales y conscientes, el panorama sexual es amplio y válido.