Florencia, ciudad digna de reyes

Salí de mi hotel situado en la Piazza della Repubblica sintiéndome toda una mujer renacentista y me dispuse a perderme por las calles de la ciudad. Lo de perderme no es meramente una figura retórica… Me detengo un segundo para explicar: tengo la enorme capacidad de perderme en absolutamente todos lados, no importa lo bien que esté trazada la ciudad, mi sentido de la orientación es un fiasco total. Así que, con la tranquilidad de que se trataba de una ciudad pequeña y que llegar de nuevo a la Piazza della Repubblica no estaba taaaan difícil (incluso para mí), salí de mi hotel a dar vueltas por la ciudad de los Médici.

 

Hablar de los principales lugares de interés de esta ciudad es casi un lugar común. Y no es que no merezcan la mención, sino que son lugares tan obscenamente hermosos que una mera descripción por parte mía sería denigrarlos a lo que se puede describir en unos cuantos caracteres. Por ello, hablaré, en esta ocasión, más de mi experiencia.

 

 

 

Florencia es un museo per sé. Cada una de sus plazas, sus edificios, sus puentes, sus fuentes e incluso su gente (sí, porque los italianos son una obra de arte) te mantienen entretenido cada minuto del día, así que casi no extrañé tener compañía. Sin embargo, los italianos no se caracterizan por tener el mejor servicio y casi los entiendo, aunque no los justifico… Cuando naces en una ciudad así, en donde confluyen hordas de turistas día con día y donde no tienes que hacer absolutamente nada para lograrlo, el manejo del turismo pasa, digamos, a segundo término. Así que no esperes en demasía sonrisas amables, sobre todo de los meseros.

 

Ahora bien, eso no demerita lo que esta ciudad tiene que ofrecer. Sin duda, la experiencia de comer el mejor helado del mundo mientras atraviesas el Ponte Vecchio sintiendo por un momento que eres de la realeza, no tiene comparación. Para rematar, la majestuosidad del Duomo de Santa Maria del Fiore.

 

El ambiente de la ciudad es especial, pero todavía no termino de definir qué fue primero, si el huevo o la gallina. Me explico: Florencia fue hogar de artistas como Vasari, Miguel Ángel, Rafael, Leonardo da Vinci, Botticelli, Dante, Bocaccio, Maquiavelo… ¿Será que las calles de esta ciudad conservan la esencia de todos estos artistas y por eso se respira una aire nostálgico de grandeza, intelectualidad y estética o es que este ambiente se respiraba desde antes y fue precisamente el caldo de cultivo para que estos grandes obtuvieran la llave de la trascendencia? Sigo sin saber la respuesta. Tendré que volver para encontrarla.