Lo que ellas creen que saben

Lo que ellas creen que saben

Las revistas femeninas suelen publicar artículos en los que “analizan” los gustos y las personalidades de los hombres. Nuestro columnistas les abre los ojos: son todas mentiras.

Muchas veces, cuando voy a cagar, me río. Pero no por los sonidos que puede producir mi cuerpo en el estado de relajación “precacal”, sino porque de vez en cuando entro al baño con una revista de esas para viejas, llenas de consejos de belleza, “tests” para saber qué tan buenas son en la cama, consejos de cómo se debe tratar a los hombres y entrarle a las relaciones en pareja. 
Y lo que me hace reír de esas revistas es que en ellas se exponen creencias acerca de cómo somos los hombres y los supuestos “resortes” que nos disparan a actuar de cierta manera. Mujeres que leen este artículo, déjenme decirles: la mayoría son mentiras, o verdades a medias, o lo que es lo mismo choros mareadores. 
Podría aprovechar ese desconocimiento acerca de los hombres que ese tipo de publicaciones transmiten a las mujeres. Pero como no me gusta que la sociedad esté  desinformada les voy a dar lo que a mi parecer son “Las 6 más grandes mentiras que se les han dicho a las mujeres acerca de los hombres”:
Los hombres piensan en sexo todo el día. Mmmm… Bueno, eso sí es cierto… Entonces la lista se reduce a 5 grandes mentiras.
Ahora sí…
Los hombres no son sentimentales
Nada más alejado de la realidad. Los hombres nos enamoramos, pensamos en la vieja que nos gusta, la recordamos cuando escuchamos una canción cursi y sí… también lloramos. Yo por ejemplo, lloro medianamente seguido con películas como Toy Story 3, otra de una chavita que es surfista, pierde un brazo y luego tiene que volver a surfear ya sin brazo, o cuando los argentinos le ganaron a México en el Mundial. 
Los hombres tenemos un corazón y sirve para lo mismo que el de las viejas… por más joto que se escuche lo anterior. 
Los hombres siempre están listos para coger
Nel… No es cierto. A veces se nos antoja más ver el fut, comer, echarnos una chela, revisar el celular o sólo ver a las viejas que salen en Playboy. Así que mujeres: no se pregunten “¿Me estará siendo infiel?” cuando su güey les saque la vuelta para darles su merecido. Muchas veces el desgano no es falta de amor, de pasión y menos de fidelidad. Es sólo una cuestión de hueva en el momento. 
Los hombres comen lo que sea
Otra vez la respuesta es no. Es un hecho: no somos tan quejumbrosos para comer algo como las viejas, que se fijan en si la comida tiene mucha grasa, que si el pollo tiene nervios, que si no es macrobiótico, botánico, orgánico, etcétera. Nos comemos todo eso que a las mujeres se les hace feo. Pero donde si nos ponemos rejegos es cuando nos toca “comer sano”, cuando nuestra vieja quiere hacer dieta. No nos gustan los brócolis, las coliflores, avena en la mañana, papaya con granos de amaranto y linaza para la buena digestión. Los hombres comemos lo que sea, siempre y cuando sepa chingón… O lo que es lo mismo: “No comemos lo que sea”.
A los hombres les gustan las mujeres que los tratan mal
Las viejas continuamente repiten orgullosas el dicho: “Trátalos como perros y como perros te seguirán”. Tal vez se sientan muy bien diciendo eso, pero en la realidad yo no conozco a un güey que diga: “Esa vieja está poca madre, es bien ojeta”, después de recibir rechazos, malas caras, groserías, altivez y mamonería. Lo que esa actitud produce en nosotros los machos es ganas de dártela, primero para satisfacer nuestra lujuria y después para que una vez que haya caído y esté bien clavada, poder tratarla igual. Ya sé que la venganza es un sentimiento muy feo… Entonces, mujeres: ¿Están seguras que eso es lo que quieren que los güeyes sientan por ustedes?
Los hombres son intimidados por las mujeres poderosas
¿Cuántas veces hemos escuchado de una ruca millonaria decir que los hombres no se les acercan por que se sienten intimidados ante una mujer poderosa? Yo, muchas. Y me parece que eso es una excusa. 
En mis extensas pláticas con cuates y conocidos de todos los estratos sociales y situaciones civiles ninguno me ha dicho: “No… a esa vieja no me la doy… es muy poderosa” o “No me le acercaría, su poder me intimida”. 
Pero sí he escuchado cosas como “Ya está muy guanga”, “Es de hueva”, “Se cree mucho”. Así que más bien, en lugar de echarle la culpa a los hombres,  las mujeres deberían pensar qué es lo que realmente nos aleja.
Mentiras como ésas hay muchas más. Pero no es mi trabajo enumerarlas todas (todavía no me pagan tanto los de Playboy), por lo que aquí la voy a dejar. 
Seguramente muchas lectoras van a decir que ya me volví loco, que no sé nada de hombres y que su revista dice que las realidad es lo contrario a lo que acabo de decir. Pero esta revista, que es la buena, les está diciendo que cuando pensaban saberlo todo… realmente no saben nada.

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