Esto hay en el Museo del Sexo de Nueva York

¿Qué tipo de personalidad sexual tienes? Esa es la pregunta a la que el estudio SexType.Me, que se puede responder desde la página del Museo del Sexo de Nueva York y que también te dirá a qué modelo de PornHub te pareces.
La encuesta fue desarrollada por el profesor Lee Silver de la Universidad de Princeton y el Instituto Kinsey, consta de diferentes reactivos enfocados a medir tu extroversión y empatía para con tus compañeros sexuales.
“El estudio SexType.Me te formula preguntas de sondeo sobre personalidad y sexualidad a las que respondemos mediante una escala móvil. Es una investigación acerca del ser y su naturaleza sexual. Profundiza en ayudarnos a comprender qué es lo que nos prende y lo que nos apaga y cuáles son nuestros puntos de vista sobre las relaciones”, comenta en entrevista la sexóloga Kit Richardson.
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Coach certificada en salud sexual, se desempeña como gerente principal de productos del Museo de Sexo de Nueva York. Es además responsable de la compra, comercialización y el desarrollo de merchandise para la tienda minorista y la capacitación del personal que atiende a los visitantes.
Una Playboy en braille
El Museo del Sexo de Nueva York, también conocido como MoSex, abrió sus puertas en 2002. Para las personas que visitan la Gran Manzana y se interesan en el tema, se ha convertido en un must. Su colección permanente cuenta con más de 20,000 objetos, entre las que destacan —para nosotros— un ejemplar de Playboy en lenguaje braille.
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Al respecto, Kit Richardson comenta: “La forma en que se presenta el sexo al mundo y se discute sigue siendo muy exclusiva y la exclusividad engendra opresión. Tenemos mucho más por hacer en lo que respecta al sexo y la discapacidad. Es un tema que no se discute lo suficiente y está envuelto en tabúes muy absurdos. Todos los cuerpos son cuerpos que merecen placer y el mercado no se ha vuelto accesible para ellos. Debe haber una mejora tanto de los productos, la conversación y la representación con respecto al sexo y las capacidades especiales”.
Pornografía y feminismo
El MoSex cuenta con exposiciones permanentes y temporales que no podría ser de otra forma, son objeto de grandes polémicas. Entre ellas, “Porno chic to sex positivity: erotic content & the mainstream, 1960 till today” y “Reclaiming & Making: Art, Desire, Violence”. La pornografía, la violencia, el deseo y el feminismo son algunos de los temas que se abordan a través de los contenidos.
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“El feminismo cree en la igualdad para todos los géneros y sexos, y esa igualdad incluye orgasmos y placer”, comenta Richardson. “La creación de productos que estimulen a las dueñas de una vulva está contribuyendo directamente al empoderamiento de las mujeres. Cuanto más sepamos sobre nuestros cuerpos, mejor podremos articular nuestras necesidades y deseos. Las empresas propiedad de líderes Queer y femenistas que crean productos para las vulvas deben ser altamente valoradas porque empoderan directamente a las mujeres al proporcionarles medios para obtener placer”.
El placer de ser… queer
Desde hace 5 años, parte de la responsabilidad de Kit Richardson en el museo radica en ofrecer una variedad de productos enfocados a que las mujeres descubran diferentes maneras de obtener placer sexual. La tienda del museo incluye un amplio menú de juguetes.
“Tenemos arte erótico y souvenirs sensuales, pero también los mejores lubricantes y productos de placer. Existe algo para cada persona. Queremos que cuando salgas del Museo, te lleves una parte de él a tu alcoba”.
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El recorrido habitual inicia con las exhibiciones que analizan la historia del sexo en el arte, después sigue la experiencia inmersiva Super Funland, un carnaval erótico que muestra que la parte más lúdica de la sexualidad y finalmente, se puede tomar una copa en el bar y visitar la tienda de souvenirs.
Respecto a los temas relacionados con la pornografía el trabajo sexual, que algunas voces consideran que deberían ser erradicados, Kit Richardson guarda una posición mucho más abierta.
“Prohibir el acceso a la pornografía estigmatiza el sexo y crea culpa sexual. En segundo lugar, la seguridad y la fuente de ingresos de las trabajadoras sexuales peligra debido a su criminalización. El trabajo sexual es un trabajo real y no debería ser castigado. Necesita ser normalizado. Por otro lado, falta implementar una educación sexual basada en el placer y que sea inclusiva, que cubra el sexo queer, la alfabetización porno y la anatomía del placer. Cuando fallamos en enseñar y hablar sobre sexo de una manera verdadera y honesta, no solo estamos perjudicando a nuestra juventud, sino que estamos contribuyendo a la represión sexual”, concluye.
