Estambul: más amor y menos guerra
Los viajeros potenciales del continente europeo -véase el caso de Francia, España, Inglaterra y Portugal- que vacacionaban en diversos destinos de estos países, han desplegado sus miras a otros lugares, como a Estambul, la capital turca.
Estambul siempre ha sido un gran destino, aunque no se la ha hecho la justicia que se merece, quizá porque los hippies en los años sesenta lo difundieron hasta el hartazgo como una ciudad “new age”. Sin embargo, la capital de Turquía, que se conoce a través de sus palacios señoriales, mezquitas, catedrales, mercados y bazares, hoy también le da cabida al hedonismo.
Como en muchas ciudades que presumen de ser cosmopolitas, en la última década, este destino ha logrado mostrar una cara auténtica al conjugar los atractivos de su cultura popular con una nueva oferta de servicios turísticos, sin perder su estilo tradicional, y por qué no, hippie, sólo que ahora cobijado por el buen gusto.
Estambul ha recuperado espacios urbanos para goce del visitante; barrios que antes eran prohibidos para el turista ahora son lugares que alojan bares, hoteles y clubes de moda, así como galerías de arte de buen calibre. Y respecto a la comida, la capital turca también le ha dado cabida a jóvenes chefs, quienes han decidido rescatar platillos legendarios, sólo que ahora presentados de una manera diferente.
