En el nombre de los Padres
Por:
Jafet Gallardo
05 Jun 2018
Dos extranjeros se persignaron en un escenario mexicano este fin de semana. Los dos son cantantes de una banda de […]
Dos extranjeros se persignaron en un escenario mexicano este fin de semana. Los dos son cantantes de una banda de rock. Uno nació en Yonkers, Nueva York, hace 65 años y el otro, en Birmingham, también en 1948. El primero es líder de Aerosmith, una banda de Boston, desde 1970. El segundo regresó en este 2013 con Black Sabbath, el grupo que lo lanzó a la fama y de donde fue despedido en 1979.
Steven se persignó casi al final de “Livin’ on the edge”, jadeante, con la mirada puesta en el techo de la Arena Ciudad de México, en franca actitud apoteósica que quedará registrada en el DVD que la agrupación grabó durante la noche.
“Vemos las cosas de una forma distinta y Dios sabe que no es la suya”.
Ozzy se dibujó una cruz en el pecho al final de “Black Sabbath”, uno de los primeros jams que realizó, hace muchísimos años junto al guitarrista Tony Iommi, el bajista Geezer Butler y el baterista Bill Ward, sustituido en la presente gira por Tommy Clufetos. El Foro Sol se lo celebró con un batir de palmas que se hizo escuchar incluso por encima de la guitarra distorsionada.
“Satanás sonríe, sentado ahí. Observa cómo las flamas crecen y crecen”.
Ambos se persignaron delante de un auditorio atiborrado, de los brazos que levantaran celulares en un desesperado y absurdo intento por capturar en un aparatito la energía irrepetible de la música que se ejecuta en vivo.
Dos sustitutos, dos bajas
En lo que respecta a Sabbath, el grupo recetó la cantidad de clásicos que un público sometido a ayuno de densidad sonora necesitaba; desde la entrada con “War pigs” ligada con “Into the void” hasta la muy melódica “N.I.B” y claro, la súper conocida “Iron Man”, que desató un emocionante “Ooooh oh oh oh” masivo que se cantó encima del riff de Iommy.
Pero Tyler, los guitarristas Steven Tyler y Brad Whitford, el baterista Joey Krammer y el bajista invitado David Hull en sustitución de Tom Hamilton, que se reportó enfermo, tampoco se mostraron mezquinos en lo que a la construcción de su setlist se refirió: en cascada dejaron ir lo más conocido de su extenso repertorio: “Eat the rich”, “Love in an elevator”, “Dude (looks like a lady)”, “Cryin” y “Jaded” mantuvieron las gargantas calientes y los teléfonos celulares encendidos y en modo “rec”, registrando abortos de videítos que nunca nadie verá.
Inventores del hilo negro
El fin de semana pasado hubo lección de historia. Como un compañero periodista dijo mientras los Sabbath impartían cátedra de heavy metal: “ellos inventaron el hilo negro”; a la vez Aerosmith, en voz de un desmejorado (aparentemente) Perry a quien los años ya le cuelgan del cuello igual que en el pecho la guitarra con el rostro de su esposa Billie Paullete Montgomery (la conoció durante la grabación del video “Black velvet pants”, en 1983) estampado en el frente, interpretó dos cóvers que lo marcaron: “Stop messin’ around”, de Fleetwood Mac, y “Mother Popcorn”, de James Brown.
Sin embargo y aunque celebró la incursión de Joe en las voces, el público mexicano está mucho mejor habituado a comer comida chatarra –como las palomitas de maíz, precisamente– y respiró aliviado cuando Aerosmith nos dio, como a perritos entrenados, nuestra galletita: el cursilísimo tema de “Armageddon”, “I don’t want to miss a thing”.
Este video te puede interesar
Sabbath fue mucho menos complaciente en ese sentido. Castigó a los “cazahits” hasta el último segundo. Quienes fueron al Foro en espera de escuchar “Paranoid” y huir, tuvieron que esperar hasta el final, hasta el encore, para que el riff se hiciera presente. Antes se soplaron una versión bastante heavy de “Children of the grave” al que se le hicieron los honores con el slam.
Por si a la fracción “mirrey” y “lobuki” que suele colarse a los conciertos de rock (Gloria Trevi bailando en el escenario con Aerosmith es prueba de ello, aunque la mexicana sea mucho más rockera que algunos que se precian de ser practicantes de la religión del decibel )con la intención de hacer “check in” se le había hecho eterna la explosiva actuación de Megadeth como telonero, es probable que sus oídos de azúcar hubieran sido torturados lo suficiente con los desafinos de Ozzy, que conocedor de su carisma, supo resanar sus baches vocales con piruetas y animosas invitaciones a celebrar las ejecuciones de sus menos maltratados –por el tiempo y las drogas– compañeros.
Aunque si de sustancias ilegales se trata, la medalla de oro en resistencia se la llevan los “Toxic twins”, Perry y Tyler, que si en edad resultan contemporáneos del degollador de murciélagos y “Príncipe de las Tinieblas”, definitivamente en capacidades lucen mucho menos disminuidos.
Quién sabe si Dios sea fan del rock duro británico, del blues de Boston o las canciones clásicas que alimentan cualquier rocola respetable. Sepa si será él quien cuide los cuerpos de dos de sus hijos peor portados, en el materia de sexo, drogas y rock han pecado bastante.
Pero si Ozzy Osbourne y Steven Tyler se persignaroncon tantísimo fervor, es que algo le deben a Dios.
Tal vez hasta Él tiene cola que le pisen.