El Cuarteto de Nos
La banda uruguaya se llevó dos Grammy Latino por su disco Porfiado, con el que estuvieron de promoción en México. Platicamos con el cantante Roberto Musso y esto nos contó.
Por Arturo J. Flores
Fotografía de Warner Music
Recientemente, la banda uruguaya El Cuarteto de Nos estuvo en México. El pretexto fue presentar Porfiado (2012), su disco número 13, con un concierto especial en el Lunario, donde aprovecharon para hacer un repaso de su extensa trayectoria.
El grupo es particularmente popular en nuestro país a partir de la publicación de los discos Raro (2006) y Bipolar (2009) que con la llegada de Porfiado encuentra el cierre de una trilogía, además que este disco representó una nominación y posterior obtención de dos premios Grammy Latino como Mejor Álbum Pop/Rock y en específico Cuando sea grande otra por Mejor Canción de Rock.
El vocalista Roberto Musso charló con nosotros acerca de este disco, que les ha traído buenas críticas aunque interpretaciones no tan correctas como aquella de que el cantante se ha volcado al rap. En realidad, dice él, lo que hace son letras muy largas que por su fraseo dan la apariencia de estar en rap.
“Sucede que me ha gustado hacer letras my largas, con mucha información y no hay otro formato para cantarlas.”, afirma.
Para muestra, escuchar Me amo, Yendo a la casa de Damián o El hijo de Hernández.
También, tras la salida de su hermano Ricki como guitarrista en 2009 y la inclusión de Santiago Marrero en los teclados, el grupo se ha volcado a terrenos mucho más bailables. Roberto explica que aquello no se debe a que escucha mucha más música electrónica, como se especuló. En realidad, al Cuarteto de Nos siempre le ha interesado grabar canciones que los saquen de su zona de confort.
“Somos fanáticos de estar en la zona de riesgo.”, establece Roberto.
La venganza del manager imaginario
La de la banda es una historia pletórica de anécdotas interesantes: el vocalista y su hermano comenzaron escribiendo cuentos acerca de una ciudad imaginaria que más tarde se convirtió en el imaginario de una banda de rock que inicialmente interpretaba canciones de los Beatles (“quienes definieron los rumbos de la música actual”, dice Roberto), hasta convertirse en una partida de guasones que lo mismo se inventaron un manager imaginario (“que nos robaba nuestro dinero imaginario hasta que llegó el manager de carne y hueso que tenemos hoy”) hasta abrir sus propios conciertos de rock disfrazados como una banda distinta al Cuarteto de Nos.
“Hay que jugar con el entorno”, aconseja Roberto para que las bandas de rock no se aburran. “Existen formas de cambiar el tratamiento sin perder el surrealismo, el sarcasmo y la ironía.”
Ellos jugaban y se burlaban de las reglas como una respuesta a la dictadura militar que prevaleció en Uruguay y que castraba cualquier manifestación humorística: “Nos llamaba la atención transgredir; por eso usábamos disfraces, era algo que veíamos lejano de nuestra escena, propio de las bandas de otros países. Pero no lo hacemos más porque no puedes contarle a las nuevas generaciones lo que fue vivir en otro momento de la historia”.
Incluso sufrieron en carne propia los embates de la censura con la grabación del tema El día que Artigas se emborrachó, que trataba de forma irreverente a uno de los próceres de la historia de su país. El gobierno uruguayo demandó penalmente a la banda en 1996, aunque el fiscal desechó el juicio.
Ahora, con dos Grammy en la mano, Roberto se hincha al decir: “El tiempos nos dio la razón, nuestra música tenía valor”.
