Una de las posibles razones para que su impacto mediático y publicitario sea relativamente limitado es que hasta 1992 se celebraron el mismo año y a la sombra de los Juegos de Verano; además de que su logística se circunscribe a lugares con condiciones climáticas específicas, que no abundan en la mayoría de los países del orbe, lo que complica su organización y la práctica para un gran número de atletas, sobre todo de naciones latinoamericanas (Paraguay, por ejemplo, apenas hace su debut en Juegos Invernales en la presente edición).
Sin embargo, esta vez la cobertura de la máxima fiesta deportiva invernal ha sido constante por un motivo: Sochi 2014 empezó a calentarse meses antes de su inauguración por las polémicas en cuanto al desarrollo del evento y la situación política y económica de Rusia. Distintos reportes acusaban de corrupción y malos manejos de los fondos olímpicos por parte de los organizadores; denunciaban maltrato animal, sospechas terroristas, deportaciones de empleados extranjeros, advertencias y quejas por los trabajos inconclusos en sedes, hospedajes y transporte para prensa, así como recientes leyes contra la homosexualidad en el país. Algunos hasta vieron signos premonitorios de desastre en que la antorcha olímpica se apagara más de una vez durante su simbólico camino a la sede.
La vorágine noticiosa se ha concentrado más en los problemas de Sochi 2014, pero ha llegado la hora de hablar del suceso. Los XXII Juegos Olímpicos de Invierno se celebran del 7 al 23 de febrero, con 98 eventos que involucran 15 disciplinas, entre las que destacan algunas de las pruebas más populares y emocionantes para el público, como el patinaje artístico y de velocidad, el hockey sobre hielo, el bobsleigh o los saltos y pruebas de estilo libre de sky.
Sochi 2014 alberga más de 2500 deportistas de 88 países. Las delegaciones más numerosas incluyen a Estados Unidos (230), Suiza (163), Alemania (153) y Francia (116). No es ninguna sorpresa, porque tradicionalmente se trata de los equipos más poderosos en los medalleros invernales, incluyendo a Noruega, Suecia, Austria, Canadá y Rusia. Oficialmente, la representación latinoamericana más numerosa es la de Brasil, con 13 atletas. México tendrá un solo representante en la justa, el esquiador alpino Hubertus Von Hohenlohe, quien hará su sexta aparición en la máxima competencia e igualará a Marco Buchel, de Lichtenstein, como los esquiadores alpinos con mayor número de participaciones en la historia de los Juegos de Invierno.
La ciudad rusa albergará también los undécimos Juegos Paralímpicos de Invierno, que se llevarán a cabo del 7 al 16 de marzo de 2014. Se han programado 58 eventos en 4 deportes, que incluyen curling en silla de ruedas, esquí alpino, esquí nórdico y hockey sobre hielo. Los Comités Paralímpicos de cada nación confirmarán los nombres de sus atletas entre el 27 de febrero y el 6 de marzo de 2014.
Considerando estas actividades, Rusia será el centro del deporte olímpico en las próximas semanas. Algunas de las figuras a seguir durante el magno evento incluyen al francés Martin Fourcade, campeón mundial de biatlón que busca su primer oro olímpico; Alex Ovechkin, jugador ruso de hockey que fue el máximo anotador de la temporada corta de NHL en 2012-2013 y querrá obsequiar la medalla aúrea a los anfitriones. Además destaca en patinaje artístico la sudcoreana Yu-na Kim, quien desea extender su legado victorioso y obtener su tercera medalla dorada consecutiva, al igual que el velocista estadounidense Shani Davis.
Este video te puede interesar
Alguna vez escuché definir los Juegos Invernales como la edición deportiva de los países ricos del orbe. Un olimpismo elitista y “de primer mundo” que va de la mano con la especialización e inversión en logística, tecnología, equipamiento, mantenimiento de sedes y entornos naturales más exclusivos; en contraste con el discurso de popularidad y apertura global de los Juegos de Verano. Aunque esta consideración geopolítica está abierta a la discusión y argumentaciones, lo cierto es que mientras disfrutamos del excelente programa de los Juegos Olímpicos de Invierno y nos emocionamos al pensar que el ser humano disfruta extendiendo los límites de sus capacidades en condiciones extremas, se enciende una alerta más para el olimpismo mexicano en la evaluación de apoyos, desarrollo de atletas, programas sociales y gestión deportiva. Se trata de una verdad simple y conocida, que puede dejarnos tan helados como las gélidas pistas de Sochi.