Compartir
Suscríbete al NEWSLETTER

#DeTresDedos: Kerouac y las tackleadas

Por: Jafet Gallardo 05 Jun 2018
En la universidad, leí sólo un libro de Jack Kerouac (1922-1969), el mítico En el camino, que debí abandonar a […]
#DeTresDedos: Kerouac y las tackleadas
En la universidad, leí sólo un libro de Jack Kerouac (1922-1969), el mítico En el camino, que debí abandonar a la mitad del viaje por la carga de trabajo que se apilaba en mi escritorio a fin de semestre. Así que pasé esos dulces años descubriendo otros autores y películas, enamorándome, jugando futbol y haciendo cosas que no involucraban la literatura del escritor estadounidense que se había hecho un símbolo, a su pesar, de la generación beat.
 
Pero la vida da vueltas y una recomendación inesperada en un libro de Ricardo Piglia me llevó a “Los subterráneos”, una novela breve que Kerouac despachó rápidamente en recuerdo de una chica negra a la que había amado con locura y que narraba una etapa de su vida, anterior a la celebridad, junto a los poetas y artistas que harían renacer San Francisco y la vida cultural norteamericana (También aparecen algunas postales de México, lugar del idilio frustrado con la bella y salvaje Mardou).

Fue entonces cuando di un paso atrás a una especie de adolescencia literaria junto a Kerouac y la he pasado bien a su lado. Quedé encantado con ese delirio místico y natural que narra en “Los Vagabundos del Dharma”, al lado del poeta Gary Snyder; y aprecié diversas porciones de ese canto marino, con un nuevo e intenso delirio etílico que se desarrolla en las páginas de “Big Sur”. Ahora tocó el turno a “La vanidad de los Duluoz” y hablar del resultado remite otra vez a la relación estrecha entre la literatura y los deportes que aborda esta columna.
 
Imaginemos a Kerouac antes de ser Kerouac. Era un muchacho adolescente en Lowell, una ciudad textil de inmigrantes al norte de Boston, en la confluencia de dos ríos, donde los jóvenes, además de invitar a salir a las chicas o marcharse a Boston o Nueva York en busca de trabajo o estudios, amaban jugar futbol americano. Kerouac antes de su mito es cualquiera de nosotros jugando con pasión en un campo perdido de Massachussets. 
 
¿Quién no le ha contado sus increíbles méritos deportivos a su novia, como lo hace Jack con su “mujercita”? Buena parte de “La vanidad de los Duluoz” es el recuento nostálgico de las hazañas deportivas del Keroauc que demolía a las defensas rivales con una velocidad impresionante. Jack era un gran corredor y parecía tener habilidades notables en otros lugares del emparrillado. Podía fintar, lanzar y de vez en cuando tenía el olfato defensivo del mejor linebacker, aunque eso no le gustaba tanto. El libro relata también la conformación de equipos multiculturales en la zona (descendientes de griegos, polacos, canadienses, judíos), unidos tan sólo por un juego que, partiendo de una raíz de adrenalina violenta e intenso contacto, es uno de los más interesantes ajedreces deportivos.
 
#DeTresDedos: Kerouac y las tackleadas 0
 
Hablar de futbol americano es tocar uno de los rasgos más íntimos de uno de los escritores más influyentes de la literatura norteamericana en los años 50 y 60. La vívida descripción de Kerouac en “La vanidad de los Duluoz” nos traslada a los campos lodosos, fríos y abandonados donde la juventud estadounidense jugaba, sin saberlo, los últimos encuentros infantiles antes del estallido de la Segunda Guerra Mundial. Después nos lleva de la mano a la Universidad de Columbia, adonde el escritor llegó por una beca deportiva –como jugador de americano– y donde las tacleadas, los bloqueos, los touchdowns y el dolor corporal, se mezclaban con las prédicas de entrenadores que no querían ponerlo a jugar, estudios de literatura clásica y empleos como lavaplatos.
 
Como en todo libro de Kerouac, iremos aventura tras aventura, desde los emparrillados de la Universidad de Columbia hasta los juegos interuniversitarios y las referencias casi románticas de un deporte que se modificó para convertirse en uno de los espectáculos más importantes de la cultura y la economía estadounidenses. Un deporte que en enero entra en su etapa más emocionante y prometedora por los tazones colegiales, la postemporada de la NFL, y que desemboca en uno de los partidos más vistos en el planeta: el Super Bowl.

Tras una lesión en la pierna y la ineptitud de un entrenador que no apreciaba sus cualidades, Kerouac se embarcó en la Marina, conoció Groenlandia y Dublín, participó en la guerra, salvó a un barco norteamericano de una explosión en el mar, fue marino mercante y luego volvió a casa para tener problemas con la ley y transformarse en un ícono de la cultura de Estados Unidos. Escribiría En el camino y contribuiría sin sospecharlo a una revolución cultural que quizá terminaría por tragárselo.
 
Pero antes de eso, Kerouac se contentaba con pensar: “Se me ocurre que algún día me convertiré en un escritor serio de verdad, que no perderá el tiempo con la poesía, la forma o el estilo” (224). Armado por los sonidos del jazz, un grupo de amigos creativos y alocados, amores turbulentos, alcohol y un alma llena de viajes, dudas y experiencias, diríamos que Jack lo logró. Y todo, podemos decirlo así, empezó por el futbol americano.

Este video te puede interesar

#DeTresDedos: Kerouac y las tackleadas 1

Te recomendamos
Foto perfil de Jafet Gallardo
Jafet Gallardo DIGITAL EDITOR Me gusta capturar historias en video y escribir mis aventuras de viaje. El conejito se volvió mi mejor amigo.
Descarga GRATIS Calendario Revive el Poder 2024
Calendario
Descarga AQUÍ nuestro especial CALENDARIO REVIVE EL PODER 2024.
Suscríbete al Newsletter
¡SUSCRÍBETE!
¿QUÉ TEMA TE INTERESA?