Demián Bichir

“En mi primera telenovela en Televisa me preguntaron qué me iba a operar”
Odia los culebrones, pero ama el teatro y el cine. Llegó a fumar casi 4 cajetillas diarias para interpretar a un fumador en Fuera del Cielo y aprendió a trepar palmeras para participar en A Better Life, que se estrena este mes. Se dice un tipo con una nariz fea que adora, un actor sin un talento deslumbrante que debe trabajar el doble que los virtuosos.
Por Patricia Ponce > Fotografías de Miguel A. Manrique
Es un hombre que asegura que sueña a color. Durante más de 30 años ha dado voz a los más diversos personajes, desde el Periquillo Sarniento hasta el corrupto Alex en Savages. Se sabe que carga una foto de su pequeña hija en el celular y su iPod se alimenta de todo tipo de música: Marco Antonio Solís, música clásica o rock. Pero tres son sus canciones preferidas, pues las comparte con su actual pareja Stephanie, Güera, como le dice él: “Creep” (de Radiohead), “First day of my life” y “Horses in the rain”.
La reunión se realizó en un restaurante de la Colonia Condesa y después de la sesión de fotos conocimos a su güera. Para ella sólo tiene detalles y está pendiente de lo que necesita, desde traducirle el menú hasta tratar de integrarla a nuestra plática. Es famoso por su amor a los perros y al fútbol, se considera un luchador y pronto lo veremos en el escenario en Nadando con tiburones.
PLAYBOY: ¿Para qué sirve un actor?
BICHIR: (Sonríe exhalando, como dejando salir los nervios) Para todo, para aliviar todos los males. El actor sirve para recordarte que no es cierto que todo sea triste, recordarte que soñar es parte indispensable de la vida. Si hablamos de cine, para que te acuerdes de esa enorme posibilidad que tenemos los seres humanos de poder reír o llorar, pero concretamente de la bendición o virtud de poder imaginar. Todos por generaciones hemos soñado con el cine. Hacerte soñar lo logra también un buen libro.
PLAYBOY: Para hacernos soñar, ¿hasta dónde llegas por interpretar un personaje como crees que debe ser, aun frente al mismo director?
BICHIR: Yo no me acuerdo de haber parado un rodaje por no estar de acuerdo con un director, o tirar una película. Una de las cosas que se imponen en una colaboración artística es el sentido común, el respeto, el intercambio de opiniones. He tenido, en ese sentido, mucha suerte, porque no he trabajado nunca con ningún tirano que no esté dispuesto a escuchar tu punto de vista o atender las posibilidades que traes a la mesa. Sí llegas a tener discusiones intensas porque el actor se hace cargo de un solo personaje y el director se hace cargo de dos o 20 personajes, depende los que haya la película. Pero uno es el que mejor termina conociendo a su personaje y te conviertes su mejor abogado; aunque sea Jack el destripador, tú le vas a regalar los motivos que lo llevan a ser quien es. Eso tú lo conoces de pe a pa y lo defenderás hasta la muerte.
PLAYBOY: ¿Entonces te consideras terco o decidido?
BICHIR: Como no soy un actor dotado con un talento extraordinario, tengo que trabajar el doble de los actores que son naturalmente talentosos. Lo cual no significa que sea un handicap para mí; al contrario, a mí me da mucho gusto que sea así, es la forma en la que yo profundizo en el trabajo que hago, porque yo sé que no puede funcionar de otra forma, no me puedo dar el lujo de llegar al set sin la tarea hecha. Soy muy terco. Si yo he logrado algo en mi vida es por terco. Hay veces que la terquedad se convierte en una señal clarísima de que no debo continuar. Y esas corazonadas me han salvado de muchos problemas.
PLAYBOY: Dices: yo no tengo un gran talento, te he oído decir muchas veces que eres feo…
BICHIR: Veme bien, es que no me has visto bien (risas). No sé si soy feo, yo creo soy muy guapo (risas). La belleza es completamente relativa, no todos estamos de acuerdo en que fulana o mengana sea bonita, guapa o hermosa. Encuentro que la belleza tiene que ver con muchas otras cosas y no sólo con los rasgos físicos, entonces no estaré de acuerdo con los que producen telenovelas o representa modelos. Sé que no soy un muñeco, en el sentido estricto de la expresión, y me da mucho gusto no serlo. El rostro que tengo es un rostro peculiar, no tengo una nariz fina, lo cual me hace querer más a mi nariz. Siempre te vas a encontrar con gente que te propone que te operes…
PLAYBOY: ¿Te propusieron que te operaras?
BICHIR: Sí, uy… La primera telenovela que hice en Televisa como protagonista me preguntaron qué me iba a operar, antes de preguntarme cómo iba crear mi personaje. Dije, pues sólo que me opere el dedo gordo del pie derecho, para que estén contentos, porque no está en mis planes meterme tijera de ninguna especie. Aprendes que el rostro que tienes es único, es especial y es la herramienta con la que yo trabajo. Me siento orgulloso de todos mis rasgos y he aprendido a quererlos.
PLAYBOY: No te operas, pero fumas puro, te pintas el cabello, etcétera. ¿Qué detalles recuerdas que has incorporado a tu personalidad después de una interpretación?
BICHIR: No sólo tus personajes terminan influenciándote en muchos sentidos, sino terminas aprendiendo mucho de ellos. Por fortuna nunca me he llevado vicios a la casa. Cuando hicimos Fuera del cielo, mi personaje se llama el Marlboro, porque tiene una forma muy peculiar de fumar, fuma Marlboro día y noche. Para Fuera del Cielo empecé a jalarle en serio dos meses antes, más los otros dos meses de rodaje, fueron cuatro meses fumando hasta cuatro cajetillas diarias. Siempre tuve el temor de que me iba a enganchar, pero por fortuna no fue así.
PLAYBOY: ¿Te has arrepentido de algún papel o proyecto?
BICHIR: Me ha resultado bien mi intuición. También tiene que ver con los 35, 38 años que tengo haciendo este trabajo. Yo ya me la sé, ya conozco a todos, conozco a los choreros, conozco a los genios, conozco a los mediocres. Aprendes a detectarlos muy fácilmente. No tiro la toalla fácilmente, busco que las cosas salgan bien. No me desespero tan fácilmente, sobre todo por que yo sé cómo es. Mis hermanos y yo crecimos en este negocio y sabemos que nunca hay nada seguro, que después de una obra de teatro te puedes quedar seis meses sin trabajo.
PLAYBOY: ¿Pero de verdad nunca te has arrepentido de ningún proyecto?
BICHIR: Sí. Lo que pasa es que tú no entras a un proyecto pensando en que va a ser una basura, piensas que es interesante. Y resulta que no lo pudieron terminar de dirigir bien, no lo editaron bien, lo musicalizaron con las patas y a la hora de la distribución también hubo un error tras otro, entonces dices: “¡madre santa, en qué me metí!”.
PLAYBOY: Algunas de esas decisiones pueden provocar un intento de censura, como sucedió con Rojo Amanecer. ¿Alguna vez has sentido que censuran tu trabajo?
BICHIR: No (hace un silencio, como recorriendo su historia profesional). No, yo no he sido afectado en ese sentido, incluso Rojo Amanecer se dijo mucho que fue censurada y no. Para muchos que no conocen cómo fue el desarrollo, Carlos Salinas de Gortari fue quien vio la cinta y dijo: “¡que se exhiba ya!”. La película es poderosa. Hablaban también que habíamos cortado cosas y lo único que nos pidieron es no mencionar la palabra “ejército”, pero si mostrábamos al ejército de todas maneras. La película está intacta: así como la filmó Jorge Fons, así se exhibió. Personalmente nunca he recibido censura, yo creo que porque soy actor, no guionista o productor.
PLAYBOY: Ahorita te está yendo muy bien. Te compararon con Robert de Niro, estás por estrenar tres películas y promueven tu actuación en A Better Life para el Oscar. ¿No te marea todo esto?
BICHIR: La película (A Better Life) es muy pequeña, pero los de la producción y el director están haciendo todo porque la tomen en cuenta, no sabemos si va a lograr la nominación al Oscar. Pero ¿por qué marearte? La fama es totalmente efímera, la prueba de ello es esta entrevista. He hecho sólo dos entrevistas para Playboy porque sólo les han interesado dos etapas en mi carrera, eso prueba que la fama va y viene. Además creo que soy un tipo centrado que no se deslumbra tan fácil.
PLAYBOY: ¿Has ensayado frente al espejo cuál sería tu discurso si llegarás a ganar un Oscar?
BICHIR: Yo ya tengo mi speech de agradecimiento desde que era chiquito, la única diferencia es que ahora acabo de incluir a La Güera. Quiero agradecer a mi mamá, a mi papá…
PLAYBOY: Tienes fama de ser disciplinado, incluso obsesivo con tus personajes. ¿En que momento o en que área te permites el desorden?
BICHIR: Trato de ser disciplinado en todo. Los cinco centavos de sensatez que nos queda nos ayudan a no meternos en problemas graves de los que no podamos salir. Estoy obligado porque quiero durar, quiero llegar a viejo y contarlo.
PLAYBOY: ¿Nunca has dicho “no me importa, van cinco minutos de locura”?
BICHIR: Aprendí muy joven que el destrampe no es el mejor camino. Yo crecí en Tlatelolco, cerca de Tepito, de la colonia Guerrero. Era un lugar rudo y creo que el teatro nos salvó a mis hermanos y a mí de tomar otro camino.
PLAYBOY: Así como tu quieres que A Better Life abra la mentalidad de quienes la vean, acerca del fenómeno migratorio, ¿Qué película modificó tu mentalidad?
BICHIR: No, sé. Es que yo me jacto de ser muy consciente. No soy un hombre culto, ni soy un intelectual pero soy un hombre informado que algo ha leído y estoy en contacto con lo que le ocurre al planeta. Hay un montón de cosas con las que me topo que reafirman mi manera de pensar, no necesariamente despiertan mi conciencia. Creo que la última película que logro eso fue un documental de Juan Carlos Rulfo que se llama Los que se quedan, que habla del fenómeno migratorio, pero de cómo sufren los que se quedan de este lado, en México.
PLAYBOY: ¿Qué hallaste del “otro lado”?
BICHIR: Encontré un montón de vivencias. Yo creo que me hice mejor actor sin actuar, aprendí más en todo el año que estuve ahí y dejé de actuar. Nada más vivir la ciudad, vivir la experiencia de estar por primera vez fuera de la casa de mis padres, tener que hacerme cargo de absolutamente todos los gastos, lavar mi ropa, cocinar, todo eso nunca lo había hecho. Lo digo con vergüenza porque hay que hacerlo, aunque vivas en casa de tus padres. El dejar de actuar fue una experiencia fuerte.
PLAYBOY: Dices que viviste experiencias que no habías vivido, comenzaste de muy niño a actuar. ¿Cómo le hacías para alimentar esa parte de aventura que necesita todo actor?
BICHIR: Lo que pasa es que yo siempre he sido muy observador, mi padre me decía, es que no se te escapa un detalle. Desde muy chavito observo absolutamente todo lo que pasa, soy como una esponja. Desde niño tengo la inquietud de ver todo lo que pasa, a veces parece que no le pongo atención a la gente, pero es que estoy en todo. Aprendí a jugar tenis de verlo en televisión, aprendí a subirme a las palmeras en A better life, de ver cómo se hacía. Me fijo en absolutamente todos los detalles, a veces no me sale y la cago, pero la mayoría de las veces sí.
PLAYBOY: Trabajabas mucho en teatro, pero tu primera telenovela fue Rina…
BICHIR: Comencé en teatro, en el Periquillo Sarniento. A los 13 años entré a la Compañía Nacional de Teatro, desde entonces ya pagaba impuestos, crecí en la Compañía, hasta los 21 años tuve cosas que hacer ahí. Pero la primera vez que yo hice televisión fue con Ofelia Medina, en Rina. Desde entonces me pareció un formato muy extraño, no era algo que yo disfrutara. El formato de la telenovela es muy raro, a muchos de nosotros no nos gusta porque es un género que nace en su origen desgastado. No puedes contar una historia de dos horas en 120 horas, porque entonces lo que haces es ser redundante, redundante y redundante. No sé cómo no cansa a la gente, pero a mí como actor me agota, decir las mismas tonterías 20 capítulos… ¡por Dios! Y como actor tienes que hacerlo porque las telenovelas están diseñadas para que si ves un capítulo el lunes y la vuelves a ver el viernes, no pierdes el hilo, porque no pasa nada. No es el mejor lugar para que un actor se desarrolle.
PLAYBOY: Sé que no hablabas inglés en esa época. ¿Te pasó que por una mala traducción vivieras un episodio penoso o divertido, como en Runway?
BICHIR: Todo el tiempo. Cuando llegué a Estados Unidos creía que hablaba inglés, pero fue súper complicado, no me podía comunicar. La primera vez que llegué a pedir trabajo fue a una heladería, porque me pareció que era más fácil y que sería un buen aprendizaje comenzar por aprenderme los nombres de los helados. Cuando llegué a la heladería y me preguntaron qué se me ofrecía, no supe cómo pedir trabajo y entonces pedí un helado de vainilla y me fui a mi casa.
PLAYBOY: ¿Entonces eras indocumentado?
BICHIR: Yo entré con visa de turista, pero no tenía permiso para trabajar. Sí fui indocumentado de alguna manera.
PLAYBOY: Pero también te fuiste a Nueva York por una novia. ¿Qué dejarías hoy por una mujer?
BICHIR: Dejo cosas todos los días, lo hago constantemente. Soy un romántico empedernido, un romántico sin remedio.
PLAYBOY: Pero no creo que seas de los que dicen “En mi casa yo tengo la última palabra: lo que tú digas, mi amor”.
BICHIR: No, no creo en actitudes machistas, ni tampoco en ser Gutierritos. Cuando tú te enamoras, tu mujer se convierte en tu mejor amiga y tú en el mejor amigo de ella. En eso se basa una relación poderosa y firme, porque así somos los amigos, estamos ahí para cuando tú quieras y cuando tú gustes y mandes. Por ejemplo, una tontería: ella (señala a su pareja, La Güera, que se ha integrado a la conversación) tenía que inscribirse a una clase, pero estaba muy lejos del lugar y me dijo que si no se anotaba ya, no podía inscribirse. Dejé lo que estaba haciendo, fui y firmé por ella y ya no hubo problema. Ese tipo de tonterías que, aunque parece que no tienen ningún significado, es para lo que estamos los amigos, además del amor que tienes por tu chava. Así que nunca lo he visto como una obligación, somos como un equipo.
PLAYBOY: Hubo una época en que se bromeaba diciendo que en toda película mexicana debería haber un Bichir. ¿Están pensando apoderarse ahora del cine irlandés?
BICHIR: Eso deberías preguntárselo a los detractores. Siempre hay detractores, me sorprendía oír gente que dijera eso. Bromeando le decía a Bruno: “claro, ahora van a decir que estoy en todas las películas irlandesas y en todas las películas norteamericanas”. Lo único que puedo decir es que no le puedo pedir permiso a nadie para hacer mi trabajo y tampoco me voy a detener porque alguien opine que estoy en todas las películas.
PLAYBOY: Has hecho 4 personajes de guerrilleros. ¿Persigues este tipo de personajes o ellos te persiguen a ti?
BICHIR: No tengo la menor idea, pero sí ha coincidido. Por supuesto tengo que ver más con izquierda, pero creo que por una razón fundamental: porque soy actor, porque soy artista y el arte es libre y no acepta censura de ninguna especie y el arte es abierto y es progresista y es revolucionario. Ha sido una coincidencia que haya hecho al Comandante Uno, a Fidel Castro, a Zapata o Hidalgo, una coincidencia que tiene que ver más con los deseos de mi padre, que es un militante en serio de la izquierda. Yo me llamo Sandino, además de Damián… yo no lo escogí, estaba muy chiquito (risas).
PLAYBOY: ¿Sabes si a Fidel Castro le gustó la manera en que lo interpretaste?
BICHIR: No tengo la menor idea. El Granma, el diario oficial de Cuba, escribió que nos faltaba carisma. Pero que más podría escribir el Granma sobre unos actores que representan a Fidel y al Che. Aunque lo hubiera hecho Angelina Jolie, hubieran escrito lo mismo. Sin embargo, el público cubano estaba feliz y la gente decía: “no puede ser, cómo se parece ese cabrón a Fidel Castro”.
PLAYBOY: ¿Cómo vives tu posición política de izquierda viviendo en Estados Unidos?
BICHIR: Hay muchos actores que piensan que la política exterior de los Estados Unidos es lamentable, mucha gente que no estuvo de acuerdo con Bush, que peleó constantemente. Hay mucha gente con mentalidad abierta, progresista y que han sido acusados de socialistas, o aún más absurdo, de comunistas. Es absurdo que califiquen de comunistas a gente como Susan Sarandon, a Oliver Stone, a Jack Lemmon porque alababa a Fidel Castro. Si ser socialista es preocuparte por la demás gente y hacer cosas buenas para los demás, entonces hay muchos socialistas en Estados Unidos. Creo que en cualquier gobierno, en cualquier país, es importante que la repartición de la riqueza sea más equitativa, pero sobre todo las oportunidades y la educación.
PLAYBOY: Sé que perdiste a Rufino, tu perro…
BICHIR: Sí (contesta con tono de dolor).
PLAYBOY: ¿Tienes una nueva mascota?
BICHIR: Sí, tengo una hija ahora…
PLAYBOY: Sí, sé que tienes una nena…
BICHIR: No, no, no… (risas) estamos hablando de mascotas. Una cosa es la mascota, otra cosa es mi hija que está cumpliendo cinco meses apenas, es un ser maravilloso… Pero Stephanie y yo tenemos una chihuahueña, Rudy. Ya estaba destinado que La güera y yo estuviéramos juntos porque su perra es mexicana. Además, la Güera ya sabe hablar español, mira: ¿Cómo estas güera?
STEPHANIE: Aquí nomás, echando la hueva.
BICHIR: Qué más chilango que eso… (risas)
PLAYBOY: ¿Cómo eres como papá?
BICHIR: Lo que pasa es que Gala nació en circunstancias muy especiales. Su mamá vive en España, ella también, yo vivo acá. Lo único que nos queda es hacer lo imposible para estar cerca y yo haré todo lo que está de mi parte para que mi hija sea un ser humano productivo, sano, feliz y ayudarla a conseguir sus sueños. A veces así son las circunstancias, hay cosas que tú no planeas, que suceden y que las tienes que adoptar con valor con dignidad, con entereza y con respeto.
PLAYBOY: ¿Hablarán de Demián Bichir cuando haya muerto?
BICHIR: Hablará mi trabajo. Es algo que resulta seductor para cualquier actor: el cine es para siempre, cada vez que dicen acción es para siempre y seguramente se acordarán de mí por eso. Ojalá que digan: Ese güey cómo le metió ganas, no se vencía ante nada.