Facundo analiza los spots de los candidatos a la Presidencia, pero sobre todo pone el dedo en la llaga: los cuatro proponen lo mismo, acabar con los problemas de México, pero nadie dice cómo lo hará.
Por: Facundo
Y finalmente se puso la bandera verde en la carrera a la presidencia de México… ¡Qué emoción! ¿no?
Los cuatro contendientes iniciaron oficialmente su lucha por el poder, y digo oficialmente porque es obvio que ya tenían un ratote dándole a la propaganda, unos más que otros.
Pero ahora, después de precampañas, intercampañas y toda clase de polémicas, ya están en la misma pista, aunque en naves muy diferentes. Algo así como que todos van en coches de carreras y mientras Peña Nieto va en un Ferrari rojo, Josefina en una camionetota de mamá, el Peje en su eterno Tsuru, Quadri va en una combi, como la de su spot de tele, pero más culera. De copiloto lleva a la novia de Chucky (también conocida como Elba Esther Gordillo).
Yo creo que si a mí me tocara empezar una carrera con tanta desventaja, también echaría desmadre como él. ¿O alguien cree que sus comerciales del grupo de amigos que recorren el país en una combi son un intento serio por llegar a la presidencia?
Creo que más bien está aprovechando todo el espacio, y el varo que le da el IFE para hacer algo que en unos años sea recordado como la campaña más cagada, culera y original nunca antes vista: El hipster “wanna be” presidente.
Y es que los comerciales tan malos nunca se te olvidan, como el de Donelli con la rola de: “entre el zapato y el pantalón está el detalle de distinción: Donelli, Donelli, calcetines Donelli”.
Siempre nos hemos quejado de la forma en que se gasta el dinero durante las campañas: Las calles llenas de basura electoral, cientos… ¡que digo cientos… miles de espectaculares en las calles! Un spot, tras otro, tras otro, tras otro, tras otro, tras otro, tras otro, tras otro, tras otro, tras otro, tras otro, tras otro, tras otro, tras otro (bendito seas copy paste) en los medios en que somos obligados, por aproximación, a escuchar las voces de los candidatos diciendo lo que todo un “equipo de expertos” les dijo que dijeran.
Mi duda es: ¿Quién chingados es el experto detrás de Quadri? ¿Qué chingados pretende lograr con esa campaña? ¿Qué es esa mamada de: “A mí me gusta verme bien”, y peor aún, “Yo soy amoroso”? Con todo, respeto: ¡No mame, señor candidato! Si va a hacer algo, hágalo bien sobre todo si es con nuestro dinero. Y ya si es un chiste, pues vuélese la barda y hay que reírnos todos juntos: ¿No? ¿Contamos contigo?
Pero Quadri podría tener una justificación siendo que, seamos realistas, no tiene oportunidad en la contienda. Pero la vergüenza no sólo está en su campaña, sino que es una característica que se comparte con todas las demás. En mi opinión, la siguiente más culera es la de Josefina, quién desaprovecha un nombre sugerente (por lo de Mota) y hace una campaña que da miedo, da pena y sorprende por el hecho de que detrás de ella esté el partido que ha gobernado México durante los últimos 12 años. ¿La cercanía con el poder no le ayudó por lo menos para contratar a alguien que le diera una mejor idea? ¿A alguien quien le diera un poquito de dirección en sus comerciales? ¿Qué dijera “¡Corte!” cuando la candidata evidentemente se está trabando por tratar de acordarse del guión y cierra los ojos un instante para hacer memoria?
Y es que más allá de un comercial, lo que me parece más culero es que diga que va a construir un México diferente si el que está ahorita es su compañero de partido. ¿Diferente a qué? ¿A quién?
Seguro ya vieron también los de Peña Nieto. Y seguro también, como a mí, a ustedes les pareció una mamada que diga que va a recorrer el país viendo a los ojos a la gente, pero paran el tráfico y vacían las calles para controlar a los actores del comercial. O sea que no es gente, son actores. Pero es el niño guapo de la política, así que siempre lo vamos a ver quesque muy sensible y humano. Yo no le creo ni madres.
Y finalmente López Obrador, a quien hemos visto en campaña desde que nos acordamos, que ha cometido muchos errores por años y que tuvo, a mi parecer, la equivocación más reciente en épocas electorales con la “sobreexposición” del spot de Héctor Bonilla. Sí, ese donde empezaba diciendo que no pertenecía a ningún partido y luego nos metía la Morena.
El spot que todo mundo se acabó aprendiendo por repetición como te aprendes las tablas de multiplicar y del que todos nos acabamos burlando, no creo que haya sido una buena manera de empezar. El siguiente paso fue pedir perdón a los que molestó y reconciliarse con la estrategia del amor que busca bajarle un poquito a toda la idea de que es un “peligro para México”.
Para el momento en que ustedes lean este artículo van a tener muchos más ejemplos de spots, de momentos de campaña y de frases de los candidatos y sus equipos, que los emputan y los hacen preguntarse: ¿Por quién chingados voy a votar? ¿A quién le voy a dar el poder de manejar el futuro del país en donde vivo y vive mi familia?
¿Cuándo vamos a empezar a escuchar propuestas y la manera en que éstas se van a hacer realidad? Porque está cagadísimo que todos los políticos van a hacer lo mismo cuando sean presidentes: menos pobreza, menos violencia, más progreso, más educación. Pero a ver, papacitos… ¿cómo?
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