Por Jimena Gómez (@jimena_blue)
Esto es básico. Si las mujeres tenemos un punto débil, es el sentido del humor. De verdad ninguna de nosotras se puede resistir a un hombre capaz de hacernos reír hasta llorar. Ojo, esto no quiere decir que te pongas en Polo Polo a decir chiste interminable tras chiste interminable, sino que seas tú mismo, saca ese viejo encanto y conquístala campeón.
Lo peor de las primeras citas o encuentros, es estar tratando de descifrar si le gustaste o no a la otra persona, pues hacerlo es extremadamente cansado y pone a todos paranoicos, además esto se podría evitar de una manera muy sencilla: con un poquito de contacto físico. Así es, si te las estás pasando genial y ya la hiciste reír, el siguiente paso es tocar casualmente su brazo, así le harás saber que te gusta y de paso podrás darte una idea de cómo se siente ella al analizar su reacción. Nota muy importante hombres: el brazo, no la pierna, no la rodilla, no la cintura… ¡El brazo!
Aunque para algunos de ustedes esto puede parecer obvio, se sorprenderían del número de anécdotas, propias y ajenas, que tengo de chicos que llegan apestando a sudor y con un lago debajo del brazo marcado en sus camisas. Así que, vamos de nuevo: báñense antes, no me importa si tienen prisa, si salieron tarde de su quinta junta del día. No me importa. Vayan a su casa, tomen una ducha y perfúmense. Punto.
Sí, viva el feminismo, sí vamos todos por la equidad (que no es lo mismo que igualdad). Sin embargo, como mujer, de verdad creo que lo mínimo que nos debe el género masculino por décadas de opresión, maltrato y básicamente por considerarnos seres humanos de segunda, es pagar la cena. Aclaro, esto no significa que SIEMPRE van a pagar la cena, o que es su obligación, o (peor tantito) que les debemos algo porque pagaron los tacos. No. Sólo significa que, en una primera cita, es un acto amable que paguen. Es como cuando el cumpleñero no paga.
Una buena charla es indispensable. Evita los lugares comunes (color, película, banda favorita, por ejemplo). Y por amor de Dios, si te pregunta qué clase de música te gusta no contestes “toda”…. o reggaetón. Contesta cualquier otra cosa.
Un buen lugar; iluminación tenue (nadie se ve bien en luz fluorescente), buena comida, poca gente. Algún lugar donde puedas platicar a gusto, nadie quiere pasar la noche gritando.
De nuevo, parece obvio, pero muchos al parecer no recibieron el mail (porque ya nadie manda memos) acerca de no ponerte asquerosamente borracho en una primera cita. No es sexy, es caro y –por si fuera poco– cualquier posibilidad de consumar la cita se desvanece, pues borrachín lo vertical casi no da.