¿Ir a un concierto es como tener sexo con un extraño?
El último concierto al que asistí fue al Vive Latino en marzo del 2020. En ese entonces ya se vislumbraba una ola tétrica en torno al COVID. Aunque en México la situación no era tan grave aún, las personas ya comenzaban a alejarse de los asiáticos o a usar gel antibacterial de vez en cuando.
Cuando el Vive ocurrió en el Foro Sol, a todos nos tomaron la temperatura antes de entrar (como si eso pudiese prevenir la catástrofe posterior).
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Los festivales son esa fiesta musical para intercambiar emociones evocadas por el caos y fluidos corporales que inevitablemente se mezclan con desconocidos.
Miramos a los músicos como seres inalcanzables a quienes únicamente podemos percibir desde lejos; La seguridad en sí mismos y su estatus de exclusividad los coloca inmediatamente como un equivalente de la palabra deseo.
El placer y la música
Y es que la música está muy ligada al deseo, al placer, específicamente a lo sexual. Darwin en El origen del hombre plantea que la musicalidad tanto en animales como humanos, surge con la finalidad de cotejar y atraer a los demás.
La teoría se refuerza cuando pensamos en las aves modificando su canto en señal de apareamiento, o la interpretación de Jimmy Hendrix al hacer rugir su guitarra con movimientos fálicos que le causaron varias críticas por parte de la iglesia.
Otros músicos como Bowie o Clapton aplicaron la misma técnica, principalmente hombres, aunque el tema no es exclusivo de ellos, pues mujeres como Joan Jett o Patty Smith y actualmente Karen O, resaltan un enigma sexual femenino evocado por la música.
Es innegable que los distintos ritmos son un afrodisíaco tangible en cualquier género, por ello no es tan abstracto ligar este tema con el éxtasis que provocan los conciertos.
DLD: Así se viven los conciertos en la nueva normalidad
El tema se sigue reforzando por la ciencia, por ejemplo el neurocientífico Daniel Levitin asegura que la música es un artefacto digno de producir endorfinas de la misma manera que lo harían las drogas o la adrenalina al sentir peligro. Por algo el las sensaciones son más disfrutables cuando un buen playlist acompaña al sexo.
El año pasado, cuando los shows parecían lejanos, le pregunté a Catire, bajista de Los Amigos Invisibles, cuál era su predicción en cuanto a los conciertos. Él hablaba de una inmunidad de rebaño, donde por lo menos el 70% de la población mundial debería vacunarse para evitar la propagación del virus.
Entonces no era algo real aunque la vacuna se vislumbraba en el horizonte. Otros músicos como Tom Rees, vocalista de la agrupación inglesa Buzzard Buzzard Buzzard aseguraba que sería una lástima que los conciertos continuarán siendo únicamente a través de la pantalla.
Shows postpandémicos
Ahora los shows post pandémicos están surgiendo con formatos distintos en la Ciudad de México, son íntimos y en lugares no propios para conciertos. Lo mismo sucede con los antros, en una atmósfera clandestina, los cadeneros o sujetos vestidos de negro se acercan repitiendo la misma frase: ¿buscan fiesta?.
Spots como casas, canchas o bares con las cortinas abajo se han adaptado para recibir a la mayor cantidad de personas posibles, generalmente con una reducción en el aforo por el miedo que algunos preservan ante la posibilidad de contagiarse.
Así es como los conciertos a los que estábamos acostumbrados, van desapareciendo y ahora aparecen con una ventaja para que el público pueda de alguna manera estar más cerca de sus ídolos.
Agrupaciones mexicanas como Beta, han optado por un evento con listening party y tatuajes alusivos a la banda, todo sucediendo en el mismo sitio donde la dinámica es distinta considerando que esta vez hay un regreso personal, desvelando historias y la personalidad de los integrantes de manera empática.
En el caso específico de Beta, que son patrocinados por una marca de condones, se refuerza el concepto de que el sexo colabora con la música para prevenir enfermedades y otras situaciones, por contradictorio que parezca, la música es una actividad hedonista que no necesariamente está basada en la reproducción.
Beta presenta “Cuentas claras”
Con los shows pequeños, vuelve el concepto speakeasy donde los secretos se convierten en algo intrigante, no hay nada más excitante que sentirse observado mientras te deleitas con una experiencia que despierta los sentidos.
No todo está perdido, la pandemia dejó estragos y no todos son buenos pero algunos vale la pena rescatarlos, así esta nueva experiencia nos condena a volver a los conciertos con una perspectiva distinta, con riesgos pero igual de emocionante como tener sexo con extraños.
Fotos: Lulú Urdapilleta – Liliana Estrada
