Cleopatra VII, la última reina de Egipto de la dinastía ptolemaica, y Julio César, el poderoso general romano, son dos de las figuras más icónicas de la historia antigua. Su relación, aunque breve, tuvo un impacto duradero en ambos imperios y en la historia mundial.
Cleopatra y César se conocieron cuando César llegó a Egipto en busca de refugio tras su victoria en la guerra civil romana. Cleopatra, ya era una reina astuta y ambiciosa. Su inteligencia y carisma capturaron la atención de César, quien la apoyó en su lucha por el trono contra su hermano Ptolomeo XIII.
La alianza entre Cleopatra y César no solo fortaleció su posición política, sino que también benefició a Roma, proporcionando recursos y apoyo estratégico. Durante su relación, Cleopatra dio a luz a su hijo, Cesarión, quien se convirtió en una figura central en la sucesión de Cleopatra.
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Aunque su relación fue vista con sospecha y desaprobación por muchos en Roma, Cleopatra y César continuaron colaborando hasta la trágica muerte de César, asesinado por un grupo de senadores romanos liderados por Bruto y Casio. La muerte de César marcó el fin de su relación, pero Cleopatra siguió luchando por mantener su trono hasta su propia muerte.
La historia de Cleopatra y César ha sido objeto de numerosas obras literarias, películas y representaciones artísticas, destacando su influencia perdurable en la cultura y la historia.