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Cat Power y la música como confesión

Escrito por:Jafet Gallardo

Una revisión a la carrera de la artista norteamericana que volverá a México en próximos días.

Por Jorge Landeros

Quien conozca un poco la carrera de esta solista tendrá como mayor punto de referencia The Greatest de 2006, editado en México por Noiselab. En él Cat Power (alias Chan Marshall) hace gala de una delicada forma de componer e interpretar música. Un momento de crisis personal, el exceso, un rato en el hospital de recuperación fueron los motivos para crear una lista de declaración de principios, confesiones llenas de dolor que se convirtieron en su disco más conocido hasta ahora. “The greatest/hate” fue el primer sencillo. Además de éste, temas como “Lived in bars” y “Living proof” se volvieron emblemas para la corriente indie de la primera década de 2000. Letras duras que creían en la reconciliación con la vida, tomando notas de las noches salvajes y las correrías interminables. Letras que describían tormentas emocionales a través de estilos que conjugaban recuerdos del sur de Estados Unidos y reminiscencias con Bob Dylan (o Johnny Cash o Nina Simone o un amplio etcétera). “Una vez creí que era la más grande, no había viento ni cascada que me detuviera…”.

Pero antes de The Greatest ya había otros discos que la posicionaban como una promesa del underground en Estados Unidos. El tercero What Would the Community Think fue firmado por Matador Records, con quien sigue hasta la fecha. Si The Greatest es como un punto y aparte, What… es el punto y seguido. Sin gran conmoción en la industria, el disco le atrajo la atención de un público reducido pero fiel.

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En 1998 sale a la venta Moon Pix, un conjunto de canciones que en su mayoría fueron creadas en un arrebato no de inspiración, sino de desesperación. Un lapso de inestabilidad seguido de pesadillas, en palabras de la misma Charlyn. Aunque careció de sencillos comerciales, tuvo como punta de lanza el video de “Cross Bones Style”. Varios críticos calificaron generosamente el trabajo. “Estás perdiendo la oportunidad. Has estado mintiendo. Y no bromeo…”.

Dos discos de cóvers que reflejaban su inclinación por la sincera influencia: Bob Dylan, Velvet Underground, Rolling Stones en The Cover Records de 2000 o Joni Mitchell, Billie Holiday, Frank Sinatra, o incluso Pedro Infante en alguna edición limitada en Jukebox de 2008. El primero fue bien recibido, el segundo no tanto. Y en medio de estos dos, otra sorpresa: You Are Free, que contaba con la colaboración de Eddie Vedder y Dave Grohl en algunos cortes y que tuvo aun mejor recepción que Moon Pix, colocando canciones como “He war” y “Don’t blame you” en posiciones privilegiadas de la crítica, norteamericana e inglesa principalmente. “Decían que eras la mejor. Pero era opinión de niños…”

Sale el sol

Este septiembre, cuatro años después de la última noticia de Charlyn Marshall, sale el sol para Cat Power. La Cat que conocíamos no es la misma, incluso físicamente: de pelo corto (y teñido en el video de “Cherokee”) pero poco más robusta. Y asoleada. Como debe.

Sun nace como un reto. De no querer seguir haciendo canciones desoladas y nutridas desde la depresión. O sí, pero con un resultado distinto. “Sun es como levantarse y no mirar atrás. Ser sincera sobre mi propio futuro, mi capacidad personal, sobre realizarme.”

Grabado en tres años y en distintos estudios (Malibu, Silver Lake, Miami y Paris) Sun está compuesto por 11 temas que varían mínimamente en lo melódico y bastante en las letras. Todos los instrumentos son tocados por ella. Una serie de beats continuos, una línea de bajo constante y guitarras, ya con un estilo propio y definido, se mezclan con lo que mejor hace: cantar. La voz de Cat Power juega y se descubre. Y se agradece oírla de nuevo y de regreso.

En un disco lleno de alegría en lo musical, Cat Power no se complace en entregar letras vacías. Tampoco letras que hablen de la historia que sus seguidores ya saben. Va un poco más allá y dedica canciones a la gente, a los países que ha visitado, hace una queja social y aconseja (sutilmente, sin monserga) a algún adolescente. Así, “Ruin”, el primer sencillo y en cuyo video aparece grafiteando, arruinando una pared, enlista sus países entrañables (México, pronunciado a la mexicana, está ahí).

“Cherokee”, parece que habla de un amor encontrado. O una tierra encontrada. Y su video no deja de ser raro: una caza de zombies con pistolas gotcha con Star Wars. Es el tema que abre el disco.

“You got a right to scream when they don’t want to speak” en “Human Being” parece, a diferencia de sus insinuaciones feministas, un mensaje de aliento a las protestas juveniles. Y a un montón de alzamientos recientes o añejos.

Una colaboración con Iggy Pop en “Nothin’ but time”. Pieza de diez minutos, en la que se entrelazan las voces de la dulzura y lo salvaje. Si hay lugar en el rock para envejecer con dignidad, también hay lugar para dar ánimo con estilo y experiencia, como una paráfrasis balzaciana: “No tienes, chico, más que el tiempo”.

Armado el sol, lo único que queda es oírlo. Y habrá oportunidad de hacerlo en directo en México el próximo 13 de octubre. “Querer vivir su vida. A su modo de vivirla…”.

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