BOGOTÁ: LA PAZ ES AHORA
Lunes. Bogotá. Tráfico. Ciclistas. Sonrisas. Olor a café. Frío. Un día normal en una vida especial. Y es que Bogotá no es una ciudad normal, es la capital donde se construye la Paz, hasta las paredes la claman.
52 años de guerra, casi dos millones de desplazados, multitud de desaparecidos y un sinfín de sueños rotos. Voluntad, tolerancia, perdón y construcción. Las dos caras de la misma moneda. Guerrilla, paramilitares, ejército. Parece que la mayoría es consciente de que nadie es cien por ciento culpable, que nadie es cien por ciento víctima.
Un par de semanas en Colombia y muchos cafés compartidos con gente de negocios, profesionistas, grafiteros, artistas y emprendedores me hicieron empezar a comprender lo que desde la distancia no se percibe: la Paz es ahora y no es negociable.
El colombiano es un alma noble y amable. Es una persona cuya hospitalidad asombra, incluso abruma a este viajero español. Si algo tiene Colombia es que te llena de alegría e ingenio. El bogotano es más frío que su compatriota costero, pero es una pura cuestión metereológica. Bogotá es una gran capital que reclama su puesto en el ecosistema emprendedor, artístico y económico de Latinoamerica y lo reclama enérgicamente.
Las calles y avenidas en la capital cafetera se manejan por números, desde la maravillosa montaña de Monserrate hacia afuera. La Carrera Séptima une las dos Bogotás, siendo una analogía perfecta de la ciudad. Une la Bogotá popular y la de los emprendedores, la de los artesanos y la de las estrellas Michelin. Y para mí, la más significativa: la de los grafitis y la de los grandes negocios.
La Paz desde la Colombia de los grafitis
Una acumulación de despropósitos se dieron, según palabras de muchos bogotanos, el día del referendum por la paz: tormentas en las zonas proclives al sí, pésimo clima en Bogotá y un exceso de confianza entre los partidarios del perdón que pensaban que iban a ganar por goleada.
Pero los muros claman la voluntad popular. La Bogotá underground busca su identidad apoyada cultural y artísticamente desde el exterior, especialmente desde Europa. Una corriente que busca su balance, su espacio en un nuevo mapa y su relevancia en el devenir nacional.
Tuve la suerte de pasear, de la mano del colectivo Rotterdam, por las paredes que han sido pintadas con mensajes. Zonas en las que, a priori, un extranjero no se atrevería a descubrir solo, pero que son una pieza clave si uno pretende entender el contexto del país sudamericano. Meli Cuevas, directora de Rotterdam me guió por estas calles y me platicó orgullosa de la Bogotá más cosmopolita.
Aquí les dejo alguno de los testimonios de los muros bogotanos. Sobran las palabras.
La Paz desde la Colombia de los negocios
Desde La Ventana, el café del majestuoso hotel Hilton Bogotá se percibe una Bogotá veloz, dinámica y que quiere convertirse en el centro sudamericano de negocios. Y sin duda, a nivel internacional, esto pasa por dar una imagen sólida y de paz.
Pero también de compromiso. Y es que no existe paz sin seguridad económica ni alimentaria. Hilton encabeza la emergente cultura de compra local, compra a pequeño productor y compra orgánico. Convertir a tus proveedores en socios y hacerlos crecer es una incipiente cultura en un país donde más de medio millón de familias son pequeños productores de café, parece la estrategia más inteligente en el largo plazo.
Quizás los dos extremos de La Carrera Séptima no sean tan lejanos. Quizás muchos de los que votaron “no” en el referendum estaban diciendo “sí, pero no así”. Quizás la Paz requiera una nueva vuelta de tuerca y una mayor tolerancia de todas las partes implicadas.
Gracias Colombia por darme tanto, por enseñarme de mí mismo y por llenarme de esperanza. Ojalá esta sea una paz permanente y sincera. Lo merecen.
