Sólo hay una cosa en mi mente, probar una copa de ELALBA de Emilio Moro, su primer vino rosado. Me ha capturado su frase insignia “el comienzo de cada día supone una nueva oportunidad”.
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Una bienvenida calurosa y amable por parte de uno de los integrantes de la cuarta generación Alberto Medina, director de la división comercial América, nos recibe con una amable y familiar sonrisa, comenzamos a platicar un poco antes de degustar una comida espectacular que han preparado para nosotros a manera de cierre de año con una selección de platillos perfectos para maridar los vinos que nos comparten con orgullo y distinción.
La pregunta obligada y la primera que le hago a Alberto es: ¿Cómo se logra mantener un negocio por cuatro generaciones?
“La industria del vino se presta para ello, pero en definitiva tiene mucho que ver con la manera en la que se transmite el conocimiento y el amor por la elaboración del vino de generación en generación”, responde.
Ribera del Duero vio nacer a Bodegas Emilio Moro hace más de un siglo; han sido ya más de 100 años en los cuales el amor y el entendimiento directo con la uva y sus procesos han marcado a la familia Moro bajo las palabras del bisabuelo Emilio “el vino es como un ser vivo que hay que entender, atender y mimar”.
Estas palabras han sido transmitidas y replicadas por cada generación y es por esto por lo que hoy celebramos la historia de esta gran casa productora de vino Bodegas Emilio Moro.
Continuamos con la charla amistosa escuchando la vehemencia y el amor que llevan las palabras de Alberto al contarnos sobre la historia y el arte de cada vino que nos presenta el día de hoy para disfrutarlos con una variedad de platillos preparados especialmente para esta tarde por el restaurante italo-argentino Gardela.
Probamos uno a uno los vinos: LA REVELÍA, un godello de gran personalidad que creció en El Bierzo (la familia ha fundado un segundo viñedo en El Bierzo que cuenta con un microclima espacial y perfecto para sus vinos blancos como este) y que destaca por su complejidad y una hermosa textura sedosa, excelente opción para acompañar pescados grasos, mariscos y aves de sabores sutiles.
Con este vino probamos un pulpo a la gallega delicioso; ELALBA -mi favorito- el único vino rosado de la bodega en Ribera del Duero, este vino es una maravillosa escenificación del entorno del viñedo al que pertenece con un frescor y aromas versátiles que permanecen en el paladar de una manera elegante, es perfecto para un inicio de año con todo el optimismo posible, probamos este vino y créanme cuando les digo que queda con todo; ahora nos movemos hacia el MALLEOLUS, vino tinto que ejemplifica la esencia de la bodega, con un sabor templado y profundo que nos lleva de la mano a las raíces del viñedo, de su familia y del inmenso amor en cada gota que aporta un equilibrio entre madurez y frescura, nos sirven ahora un filete cocinado al punto exacto de disfrute; es momento de una copa o dos de LA FELISA, un vino que es creado a manera de homenaje a la abuela de la cuarta generación de la familia Moro “una mujer cuya entrega y pasión ha sido fundamental para forjar la historia de Bodegas Emilio Moro” su característica más notoria es que es vegano y libre de sulfitos añadidos, un vino que nos hace vibrar a cada sorbo con su autenticidad.
Continúan las charlas, más vino, más comida y una inigualable compañía. Maridamos cada vino y cada copa con empanadas, tacos de brisket, un poco de provoleta, algo de pulpo y un filete para terminar la comida con un trío de postres que endulzan el momento de unas cuantas historias más.
Alberto nos comparte que tanto el viñedo de Ribera del Duero como El Bierzo llevan al corazón de la mano con la producción, ambos ubicados al norte de Madrid, España. Alberto recomienda que se rente un auto si se decide viajar a los viñedos para visitar castillos, restaurantes y mucho más. Bodegas Emilio Moro ofrece diferentes experiencias dentro de sus viñedos como el llamado “Viaje al origen” en el cual se visitan sus viñedos, la bodega y se realiza una cata de 6 vinos junto a un menú especialmente preparado para los visitantes, mayor información en este link.
Continúa la deliciosa comida y por supuesto, el maridaje perfecto de cada vino y cada alimento; es entonces cuando Alberto recuerda y comenta que estar conectado con la cultura del vino es esencial para hacer trascender el legado de su bisabuelo -un fuego interno acompaña cada palabra que nos comparte, en sus palabras podemos entender el motivo por el cual Alberto es el enviado a las Américas por excelencia pues transmite “el legado de una historia que continúa”.
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Bodegas Emilio Moro busca hacer trascendente esa profunda conexión que inicia con la uva y culmina en el paladar y tal vez más allá, reconoce que los retos del presente y el futuro serán muchos, pero también entiende que mientras más digitalizado esté el mundo, el ser humano seguirá buscando el regreso a la naturaleza por medio de experiencias que conecten con ella pues somos naturaleza.
Uno de los grandes orgullos de Albero Medina es el tener la bella oportunidad de trabajar un viñedo que plantó su bisabuelo hace más de un siglo “ese viñedo sigue vivo y sigo recogiendo uvas de él” nos comparte con orgullo.
Siguiente pregunta obligada: ¿Qué te motiva para continuar con este legado?
“Entré hace doce años y me motiva mucho que entiendo que para que el negocio continúe debe renovarse día a día, es por esto por lo que nacen nuevas etiquetas y maneras de comercializar, es la obligación de la pasión con la que nace Bodegas Emilio Moro, que el mensaje siga”, concluye Alberto Medina.