Barolo fusiona lo mejor de la cocina italiana y mexicana
Viaja por Italia sin salir de la CDMX a través de sus sabores con el nuevo menú de degustación del restaurante Barolo.
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Barolo se ha ganado un lugar especial por su manera de combinar la tradición italiana con un toque mexicano que sorprende. Cada visita tiene algo distinto: nuevos sabores, nuevas sensaciones, una historia que cambia con cada plato. Ahora, con su menú de degustación —disponible durante los próximos seis meses— nos invitan a recorrer Italia a través de sus regiones: del sur al norte, pasando por Piamonte, en un viaje lleno de matices.
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Este viaje, diseñado por el chef Rafael Prado, comienza con un Milk Punch, elaborado con ginebra artesanal, licor de violetas, yogurt griego y cordial de manzanilla. Desde el primer sorbo se siente la frescura de sus ingredientes. Resulta ser la bebida ideal para ir abriendo el apetito y comenzar una amena charla con tus compañeros de mesa.
Barolo realiza una apuesta muy arriesgada
Lo siguiente que ofrece el menú de degustación es un paté de lengua con pepinillos y pan campiña hecho en casa. Pero, sin duda, quien se roba la atención es la galleta de tinta de calamar con alioli español y anchoas: crujiente, llena de contrastes y una grata sorpresa para el paladar. Un homenaje con esencia mediterránea que destaca por su equilibrio entre sabor y presentación.
Para continuar, llega una propuesta arriesgada: jitomate heirloom con pesto, mozzarella, agua de albahaca y balsámico bianco. Aunque a simple vista podría parecer un platillo sencillo, destaca por sus texturas, mientras la frescura del jitomate contrasta con la intensidad del pesto y el toque ácido del balsámico. Todo se integra en una fusión equilibrada que, al maridarse con una copa de Soave Classico Pieropan 2023, se convierte en una experiencia refrescante y sofisticada.
El chef Prado toma el poro y lo eleva con una propuesta que sorprende por su profundidad de sabor: poro asado con queso taleggio, salsa de poro quemado y brotes de cebolla. Una reinterpretación delicada y atrevida de un ingrediente que rara vez es protagonista.
Su cocina se caracteriza por ingredientes locales
Llegamos a la mitad de este menú de degustación que, al momento, se ha caracterizado por el uso de ingredientes frescos y locales, en donde cada técnica empleada resalta los sabores y los lleva a otro nivel, combinando tradición e innovación en cada plato. Este es justo el momento para disfrutar de un hidromiel con cordial de albahaca y aceite de oliva. Su frescura y toque dulce sirven para limpiar el paladar y continuar con los platos fuertes.
El calamar ahumado sobre una salsa de anchoa, ajo, aceite y peperoncino es uno de los platos con más intensidad y carácter. El sabor ahumado del calamar se combina con el toque picante del peperoncino. Este platillo está acompañado de una copa de Feudo Maccari Rosé di Neré 2023, un rosado siciliano seco, fresco y con notas frutales que contrastan con el ahumado y el picante. Es una explosión de sabores que crea una experiencia inolvidable.
La hora de la comida en Café Buenos Díaz
A este punto, el menú ha sorprendido por su variedad de sabores y por tomar riesgos con ciertos productos, pero en consenso general con quienes compartimos mesa, el platillo estrella fue el Agnolotti del plin. Está hecho con una de las especialidades de la casa: la pasta. El relleno está hecho de jabalí, chamorro de res, cerdo y conejo, cocinados con vino blanco. Un platillo que se sirve con respeto a cada uno de los productos con los que está elaborado, ofreciendo una experiencia llena de sabor. Uno de los platillos que dejó huella en el paladar de los comensales.
Y para cerrar el bloque salado del menú no hay mejor opción que una codorniz bañada en salsa de vino tinto, ajo negro e higo. Cada sabor se combina a la perfección y cada bocado se siente intenso y con mucho carácter. Si tuviera que asignarle un lugar, sería mi segundo puesto dentro de este menú. Y es que Barolo también se caracteriza por el cuidado y tratamiento que da a las proteínas que sirve en cada uno de sus platillos.
¿Qué hay de postre?
Para finalizar, los postres no podían faltar. El primero es un lemon curd con amarena, cuya acidez y dulzura crean un equilibrio perfecto para limpiar el paladar de los sabores fuertes. Y para terminar, una panna cotta de pixtle, mamey y aceite de salvia, el tradicional postre italiano con una ligera reinvención en sus sabores. Este platillo pone el punto final a un menú que nos llevó a viajar por Italia y algunas partes de México por sus sabores y texturas.
Para disfrutar de este menú de degustación solo tienes que entrar a la plataforma de Open Table y hacer la reservación, y es muy importante apartar mesa con anticipación, porque muchas de las preparaciones toman horas en llevarse a cabo, y cada platillo merece su ritmo para soltar esos sabores que te van a deleitar. El costo es de 2,800 con maridaje y de 1,300 sin maridaje. Nosotros lo recomendamos con maridaje, porque es otra forma de explorar y conocer nuevos sabores.
¿Dónde?
Orizaba 203, Roma Nte,
Cuauhtémoc, CDMX.
