At The Gates
Tras 15 años de mezclar lo brutal con lo melódico, At the Gates sonó en México por primera vez.
Por Jocelyn Navarro Fotografías de Germán García
En una época en la que nuestro país ha sido ‘cegado por el miedo’, llegó por fin, muy oportunamente, un día que muchos esperaban. At the Gates trajo consigo una máquina del tiempo que nos transportó directo a la última década del siglo XX. Aquella en la que la agrupación se formó, consolidó y casi murió hasta que regresaron a la vida en los escenarios ya a inicios del XXI. Muchos pensaron que este día no llegaría.
En sus inicios llegaron a tener giras con agrupaciones como My Dying Bride hasta que se consagraron como uno de los actos en vivo más rudos de Europa. Fue entonces cuando llegaron a ser cabeza de cartel en dicho continente y poco después Kerrang! Magazine declaró que At the Gates era una banda que bien podía mezclar la brutal con lo melódico tras el lanzamiento de su última producción de estudio, Slaughter of the Soul. Desgraciada e inesperadamente, sus dos integrantes principales decidieron claudicar y At the Gates parecía haber alcanzado el final apenas un lustro después de que la historia había comenzado.
Los hermanos Björler, Anders y Jonas, dejaron a los pioneros del Death Metal en 1996 para formar a The Haunted junto con Adrian Erlandsson, también ex-integrante de aquel quinteto. Más de diez años después, el mundo recibiría la noticia de que Europa y Japón tendrían la suerte de presenciar la reunión de At the Gates. Por fortuna para muchos, dicha reunión se extendió a lo largo del mundo, incluyendo a México en su agenda para el pasado 20 de julio en el Circo Volador.
Desde el Gardens of Grief (1991) hasta el Slaughter of the Soul (1995) hicieron acto de aparición durante el show que At the Gates ofreció en el escenario principal del Circo Volador. Veinte selectos temas para abarcar una discografía que, aunque pequeña, resulta significativa para la historia del Death Metal. Aquél álbum de 1995 fue interpretado prácticamente en su totalidad, protagonizando ese setlist que muchos calificarían como el del concierto más esperado del año. Sin embargo, canciones como Forever Blind, The Beutiful Wound y Nausea hicieron que la gente enloqueciera y en ocasiones comenzaran a llover lágrimas y golpes en las gradas del recinto.
La agrupación se fue después de que ‘miles de colores diferentes nos invadieron, todos diferentes, todos oscuros. Un sol negro ahora asciende, la realidad se desplega…’ y Kingdom Gone y The Flames of the End hicieran sonar las últimas notas de la noche. A las afueras del lugar, se escuchaban risas, se veían rostros extasiados y cuerpos que no podían creer lo que acababan de presenciar. Se rumoraba que probablemente una cosa así no volvería a suceder y muchos entes gustosos se jactaban de haber podido vivirlo antes de que aquello se volviera una triste realidad.
No sabemos si regresen o si lancen algún otro álbum de estudio. Lo que sí sabemos es que su gira continúa y terminará hasta el próximo año. Estén pendientes, puede que sólo sea para corroborar los rumores anteriores, pero también podrían ser testigos de la continuación de una peculiar historia cuyo intermedio se prolongó literalmente, de un siglo a otro.
