2×1: De fantasmas y fisicoculturistas

La semana viene cargada de eventos: Sangre, sudor y gloria, o como los libros de negocios te pueden volver criminal; El conjuro, y su carga de efectos baratos que en verdad aterrorizan; los atasques cinéfilos en la Semana de cine alemán.

Tú puedes destruir tu vida

 

Michael Bay se ha especializado en el cine de grandes presupuestos, rostros bellos y guiones que entiende hasta el que no está viendo la película pero tal parece que un golpe afecto sus facultades y las del grupo protagónico de su nueva película ya que esta resuma humor, mala leche y crítica social a partes iguales. Mark Wahlberg (el principal perpetrador de que El Planeta de los simios de Burton fuera el declive del director)   Dwayne Johnson (ex luchador de la WWE) y Anthony Mackie (más conocido por ser Papa Doc) hacen los mejores papeles de su vida y no porque el director haya logrado un trabajo excepcional de actores sino debido a que se interpretan a sí mismos, un fisiculturista obsesionado con el éxito, un hombre de pocas luces con demasiada fuerza y un negro con pocas luces.

 

El trío protagonista decide luego de una charla de superación personal (con alguien muy parecido a Kiyosaki, el de “Padre Rico, padre pobre”) obtener lo que se merecen por medio del secuestro de un empresario colombiano interpretado por el increíble Tony Shalhoub. La cinta resuma desde un principio un humor negro que toma como punto de referencia muchas de las directrices que guían al sueño americano. Están ahí el culto al cuerpo, el dar el 200%, la sumisión religiosa, la ostentación consumista (autos de lujo, enormes mansiones) y la celebración del asesinato (y el asesino) como un nuevo arte.

 

La cinta es Bay en estado puro: enorme presupuesto, cámaras relentizadas a la menor provocación, su famosa contrapicada para destacar a los personajes (con los tremendos cielos azules de Miami de fondo), mujeres y hombres, más un humor que sólo se podía dar en cintas de las llamadas independientes.

Tal parece que el cine de terror debe quedarse en con un presupuesto modesto para con eso incentivar las buenas historias y el ingenio. El director malayo-australiano James Wan ha demostrado que esa fórmula de bajo presupuesto y acicate al guión brindan buenas películas. Wan ha dado giros inesperados a los temas más trillados, el asesino serial (Saw), la posesión (Insiduos) y ahora a las casas embrujadas con El conjuro. 

 

En esta nueva cinta toma la historia “real” de Los Warren, una pareja de investigadores paranormales bastante conservadora, para narrar uno de sus casos, el de una casa embrujada que funciona a la perfección en pantalla. La historia comienza con la llegada de una familia a una de esos caserones que están en las partes rurales del norte de Estados Unidos. Lo que esperábamos está por suceder, es decir sucesos extraños, terrores nocturnos que anuncian que la casa está embrujada. Sin embargo no todo es igual, aquí el drama de la familia que sufre el acoso fantasmal queda de lado y son los investigadores en quienes recae todo el peso de la trama. 

 

Vera Farmiga, interpretando a la señora Warren, le da un peso inusual a este tipo de cintas que adolecen siempre de un grupo actoral digno. El resto de actores, Patrick Wilson, viejo conocido de Wan las niñas acosadas y sus pares redondean el trabajo. Wan recurre como es su sello, a efectos especiales poco espectaculares pero efectivos. Desecha en la medida de lo posibles los efectos digitales para ofrecernos maquillajes sencillos, cuerpos voladores que se asemejan más a los usados por un mago que a los que nos tiene acostumbrados los genios del CGI.

 

Wan se preocupa mucho porque el guión no tenga fallas; aquí no hay una familia de idiotas que deciden no irse de la casa embrujada por tarados, sino que están imposibilitados de hacerlo; no hay vueltas de tuerca que sirvan solamente para sacar sustos sino que todo va dirigiéndose hacia un final consecuente. Merced los guiños que tiene a diferentes películas del género.

Comienza la semana de cine alemán con un festín de cintas que no podremos ver de otra forma. Para iniciar tendremos las dos partes de Los Nibelungos, una de las obras maestras de Fritz Lang (y mira que tiene muchas), además de un homenaje a la talentosa actriz alemana Hommage B. Sukowa de quien se proyectarán seis cintas, destacando la cinta  Hannah Arendt. En ella se narra el jucio del criminal de guerra nazi Adolf Eichmann y la cobertura que hizo de él Arendt.