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LAS SIRENAS PUEDEN VOLAR, BRUNA KAJIYA

Por: Jafet Gallardo 06 Jun 2018
LA BRASILEÑA CINCO VECES CAMPEONA MUNDIAL DE KITEBOARDING, ES TAMBIÉN UN EJEMPLO DE PERSEVERANCIA Y RESISTENCIA. SU PASIÓN ESTUVO A […]
LAS SIRENAS PUEDEN VOLAR, BRUNA KAJIYA

LA BRASILEÑA CINCO VECES CAMPEONA MUNDIAL DE KITEBOARDING, ES TAMBIÉN UN EJEMPLO DE PERSEVERANCIA Y RESISTENCIA. SU PASIÓN ESTUVO A PUNTO DE COSTARLE LA VIDA PERO SE IMPUSO SU DESEO DE ENTRAR AL AGUA.

POR ARTURO J. FLORES

FOTOGRAFÍAS CORTESÍA CUADRANTE

LAS SIRENAS PUEDEN VOLAR, BRUNA KAJIYA 0

Una buena amiga tenía colgado en su habitación un poster en el que se leía un poema anónimo que siempre me molestó. Entre las frases que lo adornaban había una especialmente insulsa: “Mira, pero con recato”.

Un día le pregunté a ella por qué tenía semejante cursilería en su cuarto, por no mencionar el sexismo que exhibe. Sólo dijo que se lo habían regalado y hacía mucho no reparaba en el cartelón.

Pienso en la frase, más de 20 años después de haberla leído, la mañana en que la brasileña Bruna Kajiya visita nuestras oficinas. Charlamos; la campeona de kiteboarding, deporte extremo en el cual un surfista es jalado por una cometa para que su tabla pueda prácticamente volar sobre las olas, me cuenta que una vez estuvo a punto de morir, eso antes de ser embajadora de Red Bull y dos veces campeona del mundo en su disciplina.

Entonces los chicos de Río de Janeiro se peleaban por enseñarle a surfear, porque hay que decirlo, Bruna es una mujer hermosa que llama la atención apenas se te pone enfrente. En un descuido de sus compañeros se metió sola al mar a pesar de que estaba muy revuelto. Una ola la derribó y cuando iba cayendo la tabla le pegó en la boca destrozándole los dientes; lo más peligroso es que estuvo a punto de perder el sentido. Se salvó de ahogarse por- que no se permitió cerrar los ojos. Desconcertada y con la sal quemándole la herida, consiguió nadar hasta la playa donde se derrumbó en brazos de un amigo, quien apenas la miró salir del agua tambaleándose y cubierta de sangre corrió a su encuentro.

Bruna tardó mucho tiempo en atre- verse a entrar al agua otra vez. La simple sensación de sentir el oleaje la ponía muy nerviosa, pero pudo más su pasión. De niña le apodaban La Pececita porque no existía poder humano que la hiciera estar en suelo firme, como a Ariel, la protagonista de La Sirenita, a punto estuvo de brotarle una cola escamada.

Igual que en tierra, reconoce, en el agua también prevalece el machismo. En su deporte el 80 % de los practicantes son hombres. Todavía hoy hay quienes la miran en la playa y piensan que es novia de algún competidor, no comprenden que es ella quien entrará y se sujetará fuerte de su cometa para comenzar a realizar piruetas en el aire. Esa es una de las razones por las cuales esta chica se tatuó un diamante, para recordarse que igual que la piedra preciosa, su belleza es directamente proporcional a su dureza. Se hace conocer como la “Diamond Girl”.

Ni siquiera la insistencia de sus padres consiguió alejarla de su pasión por el deporte:

“Mi papá se dedica a los negocios y quería que yo estudiara Relaciones Internacionales, pero cuando regresé de Venezuela con mi primer campeonato mundial bajo el brazo se convenció de que mi vida iba a ser diferente”, se enorgullece.

Sangre de Samurái

Hoy la joven de 29 años nacida en la paradisiaca isla de Ilhabela es hasta protagonista de un documental, se trata de Chapter One: The Kiteboard Legacy Begins, filmado en playas de Fiji, Hawai, Necker Island, Brasil y Ciudad del Cabo. También es dueña de su propia línea de trajes de baño y equipamiento de Kiteboarding, y activista de diversas causas a favor de la conservación de los océanos y de la niñez, como el proyecto “Vivo en Brasil”, que busca popularizar el kiteboarding entre la infancia como una opción para alejarlos de las drogas y del crimen que tanto azota al mundo.

Decir que es una guerrera sonaría como el peor de los lugares comunes sin ser una mentira. Su apellido es de origen japonés como sus abuelos —de ahí sus felinos ojos rasgados— y es la palabra con la que se designaba a los antiguos artesanos responsables de fabricar las espadas de los samuráis.

Llegó la hora de la sesión fotográfica; en bikini, Bruna se acomoda encima de su tabla y sencillamente se deja consentir por la cámara, y yo no hago sino preguntarme qué habría sido de esta admirable atleta si alguien le hubiera dado un consejo tan aberrante como: “Mira, pero con recato”, y ella no se hubiera atrevido a lanzarse al mar.

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Foto perfil de Jafet Gallardo
Jafet Gallardo DIGITAL EDITOR Me gusta capturar historias en video y escribir mis aventuras de viaje. El conejito se volvió mi mejor amigo.
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