Todos somos hijos de Mumford

La banda inglesa ofreció un concierto en el Palacio de los Deportes, ante una CDMX ansiosa por llenarse los oídos de folk.

Por Liliana Estrada

Fotografías de Salvador Bonilla / Cortesía de Ocesa

Mumford & Sons visitó por primera vez la Ciudad de México; algunos se podrían preguntar cómo es que una banda fundada en el 2007 en Inglaterra, con fuertes influencias literarias y con el folk a cuestas, podría reunir a más de 16 mil personas en el Palacio de los Deportes, sin embargo, ayer mostraron la razón de su éxito, pues los ganadores del Grammy a mejo álbum del año por Babel, ofrecieron un concierto lleno de emociones.

Alrededor de las 8:30 la gente comenzaba a tomar sus lugares, a comprar su respectiva cerveza y se disponía a disfrutar de un concierto inolvidable; es curioso que una banda que se manifestara en contra de la reventa, ayer esta misma diera los boletos a mitad de precio, aún así la entrada fue buena.

Willy Manson fue el encargado de iniciar el show, la gente aplaudía y ovacionaba, pero sin duda guardó su energía para Mumford & Sons, la banda liderada por Marcus Mumford quien intentó  “mascar” el español en algunas ocasiones sin mucho éxito, sin embargo, la gente agradecía cada palabra de estos músicos.

“Shake Eyes” fue la primera canción de la noche, el escenario tenía una instalación de luces que creaban armonías al compás de las canciones, sobre todo iluminaban  al público, desde arriba la vista hacia la gente saltando era increíble, después, con “I Will Wait” se desató la primer lluvia de cerveza de la noche.

Marcus Mumford, Ben Lovett , Winston Marshall  y Ted Dwane crearon un gran ambiente en pocas canciones, como “Wilder Mind”, “Awake My Soul” hasta llegar a “Tompkins Square Park” donde sin más, vibró el domo de cobre, pero al sonar “Believe” encendedores, celulares y lámparas iluminaron todo el recinto.

“¡Olé, olé, olé… Mumford, Mumford!”, resonó en el Palacio, la gente estaba entregada por completo a estos músicos ingleses que dieron el salto del folk al rock y al parecer les funcionó de maravilla,  sin embargo, dudo que sea una especie de fórmula como muchos lo mencionan, sino que es resultado de las  letras, la música y la pasión que le imprimen a lo que hacen.

A tal grado llegó, que Marcus optó por bajar del escenario y no conforme con chocar las palmas con sus seguidores brincó la valla de seguridad y desapareció entre la multitud que lo siguió y que  buscaba estar cerca del músico, aún cuando parecía que la gente no lo dejaría salir nunca, volvió al escenario para culminar el concierto con “Dust Bowl Dance”.

Para el encore aparecieron en una pequeña plataforma detrás de la consola para cantar con una guitarra y cuatro voces “Cold Arms”, donde pidieron silencio total, pero la gente no pudo contenerse del todo, sólo tres luces y miles de celulares iluminaban ese pequeño escenario.

Finalizaron con “Hot Gates”, “Little Lion Man” y “The Wolf” con esta última  la gente saltó hasta el cansancio. Sin duda alguna esta banda seguirá dando de qué hablar, en todo momento se mostraron agradecidos con la gente que recibió un muy buen show de parte de los ingleses en su primer visita ala nueva CDMX.