Tito Fuentes: Molotov, adicciones y el arte como salvación

Tito Fuentes nos recibió para platicar del problema de salud que lo alejó de los escenarios y la gira por los 30 años de Molotov, que estallará el 18 de octubre en el Palacio de los Deportes.
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Lo que pueda escribir en esta introducción está de más. Tito y yo, Molotov y Playboy, han tenido una relación muy vieja pero al mismo tiempo fraternal. Lo que sé es que está delante de mí, con las consecuencias de una adicción que le quitó la voz y una afección en la mano que lo ha alejado de la guitarra. Pese a ello, no pierde el sentido del humor.
Y el pretexto para charlar es también la colaboración con Bankaool que transformó los cuadros de Tito, inspirados en un profundo dolor, en un orgullo manifiesto por la mexicanidad.
PB: Tito, ¿cómo estás?
TITO: Bien, ¿y tú?
PB: Curioso de saber qué fue lo que te pasó.
TITO: ¿Por qué habla así, señor? (Risas) ¿Por qué? Pues a ver, cómo sintetizarlo. Fue mucho rock and roll, mucho descuido, ¿no? Al final, una consecuencia de mis actos. Llevaba 30 años en el acelere, casi desde la prepa, sin cuidarme físicamente ni mentalmente. Caí en adicción, alcoholismo, un montón de cosas muy destructivas, por no saber hablarlas o tener tiempo de aterrizarlas. Cuando me pasó eso, entré en una autodestrucción silenciosa y me fui haciendo pedazos. Al final me tuve que someter a cirugías… y ya llevo 11. Me hice una perforación en la cara, mucha destrucción. Y decidí frenar, cuidarme y dejarlo todo a un lado, ¿no? Dejando la banda, dejando la música.
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PB: ¿Existe la posibilidad de regresar? No a la parte oscura, pero sí a Molotov.
TITO: Sí, cien por ciento. Molotov, al final, es parte de mi vida. ¡Los conozco antes que a mi familia! Muchas creaciones y canciones mías, desde los 19 años, están ahí y compartirlas en un escenario es maravilloso. Ese vaivén de energía… ¡uf!
Ya no empato con muchos temas… pero son cosas que la gente quiere ver: los temas viejos. Los hits. Los clásicos.
Y a mí, como me interesa generar cosas nuevas, es una fase a la que le tengo que dedicar menos energía. Pero volver al escenario, sí va a pasar.
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PB: ¿Podrás volver a cantar?
TITO: Espero que sí. Hay un texto muy interesante, de un caricaturista francés, (que estuvo) en Charlie Hebdo, no sé como se llama el autor, pero hay un texto que se llama “El colgajo”, que habla de cuando sucedió el atentado y (los terroristas) llegan (gritando) “¡Por Alá! ¡por Alá!”, a él lo ametrallan y le hacen pedazos la cara y (los médicos) le ponen un colgajo. El texto va de cómo tuvo que esperar hasta tres años con un piso médico para que el colgajo selle. Yo lo que tengo es un colgajo de pierna. Entonces decidí que conmigo fuera al revés. Cuando esté listo, regreso, y no apresurar esto para regresar, ¿no?
Y mientras tanto, busco otra extensión de mi expresión emocional en las artes. Por eso lo que hice con Bankaool ahora, con el Art Bank. Es una extensión más, como la música lo fue, esto también en la plástica lo es.
PB: Tienes mucho tiempo haciendo arte, ¿cómo se dio esta relación con Bankaool?
TITO: Pues me invitaron, inmediatamente digo: “sí, claro”. Me invitan a hacer una intervención y se nos ocurre que sea más como una galería. Más que llegar y poner un vinil o un recorte o adornar el banco, fue proponer una galería. Así, la gente visita este cajero, que el cajero era tan importante en la juventud; antes, cuando viajabas, de un cajero dependían muchas cosas: “¿Y el cajero, donde estará? Voy a ver si tu mamá ya me depositó, que si sí o si no, la tarjeta”.
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Tuve una experiencia muy bella con un cajero. Fui a buscar la tumba de Drácula, acabando la prepa, fui a Rumania y la cosa es que dependía mucho de un cajero (Risas) y de que funcionara la tarjeta. No sé por qué mi secundaria y preparatoria tiene mucha relación con esa figura de “el cajero”. Así que me pareció muy interesante que pudiera expresarme artísticamente en un cajero.

Tito Fuentes
Foto: danto_solano
PB: ¿La música tiene alguna relación con la inspiración de tus obras?
TITO: No, pero es una extensión. Son diferentes. Esta, en particular, no tiene nada que ver. Tiene que ver con unos dolores de cabeza que me daban y que no podía explicar, que al final era una señal de que la adicción me estaba destruyendo… me estaba saliendo hueso por la cara y la única manera en la que podía explicarlo era dibujándolo. Muy gestual. “Me duele así y acá” ( hace señas de dibujar) . Así son estas (obras), por ejemplo.
Hay otra obra que se llama “Poseidón”, que sí es directamente relacionada con lo musical.
PB: Estaba escuchando la Clínica del Vacío, tú podcast, y es muy interesante que hables de salud física, pero también de salud mental, de terapia, de llorar, de que los hombres efectivamente tenemos derecho. Precisamente en el coro de “Puto” dices: “¡Quiere llorar, quiere llorar!”. ¿Cómo se da esa transformación en tu interior? Pasar de esa masculinidad tóxica a decir: vamos a terapia, hablemos y lloremos.
TITO: Hay que partir de la masculinidad tóxica y esa supuesta homofobia que no es. Esa canción la hicimos Miky y yo, Huidobro y yo. La parte indefendible la hizo él (Risas). Y lo de “Puto” nunca fue homofóbico, más bien era de cobardía, no atreverse a hacer algo. A esa edad, ni idea teníamos de que iba a ser una canción tan famosa. Era un cuatro por cuatro en el que yo le decía a Miky: “No seas puto y dame un beso”, era como otro tipo de… expresión.
Miky hace la parte de Cri Crí de Gabilondo Soler, que es “Matarile rile ro” y él cambia las palabras por “matarile al maricón”, sin pensar que estábamos invitando a una homofobia o a una masculinidad tóxica. Nunca existió ese personaje; si me conoces, en la vida he sido yo todo lo contrario. Muy abierto a todo, como a la expresión, a lo que quiera decir cada quien, a su sexualidad. Soy muy abierto, a las sustancias, a esto y aquello, al tipo de vida que cada quien decida llevar.
Entonces, con el tiempo (la canción) se hace muy famosa la rola y ahí me tienes tratando de defender algo que en palabras es indefendible, como ahora.
Mi personalidad nunca fue así. Siempre he sido muy sensible y muy abierto a eso, a las expresiones.

Tito Fuentes
Foto: danto_solano
PB: Escucharte decir en tu podcast que vas a terapia representó una lección para una generación que creció así, pensando que los hombres no van a terapia.
TITO: No nos enseñaron ni madres, cabrón, ni a cuidarnos ni a respetarnos, ni a hablar de emociones, ¿no? Esto (se refiere a su problema de salud) es en parte por no hablar mis emociones. Con mis jefes, ni siquiera hablé de que estaba triste o de que me rompieron el corazón. No se hablaba. La sociedad mexicana sí ha sido muy macha, muy de chango: “¡No vas a llorar!” (Risas) ¡Pues me duele, mamá!”.
Es muy raro. Yo empiezo terapia a los 38, hace no mucho. Nunca en la vida tomé terapia y ahí encontré ¡no mames! Todo era cuestión de hablarlo, de la palabra. Empalabrar emociones, se le dice. Se convirtió en un salvavidas. Ir a terapia fue conocer el psicoanálisis… el conductual. Cada quien tendrá su manera de sacar las cosas hablando, pero a mí, en lo personal, la terapia me salvó la vida. ¿
PB: ¿Y el arte se volvió también una terapia?
TITO: El arte es lo más relajante que he encontrado. Cuando no sabía cómo decirle a una ex pareja que me dolía lo que pasaba, le hacía un collage, por ejemplo.
La pintura es más complicada, porque requiere de una técnica o la sombra o esto y aquello para poder ser más apegada a lo que te imaginas… en el collage ya existen las imágenes.
PB: En tus stories de Instagram…
TITO: ¡Me encantan!
PB: Vi que tuviste un problema con unos policías y ahí decías que estás sobrio hasta de azúcar.
TITO: Sí, dejé el azúcar también. Antes no podía dejar de comer una paletita, un chicle, todo eso que llaman sugar shots, porque es muy de adicto comer dulces. En el hospital, en la última intervención, algo salió mal y me mandaron tres días a coma inducido, a dormir. O sea, estuve muerto dos días y medio, casi tres. Y ahí fue donde algo cambió en mí. Desperté y dije: bueno, ya… a cuidarse. Estuve con una dieta sin azúcares y una amiga mía me llevó unos dulces, me los comí y ahí sentí todo lo que te hace el azúcar.
Sentí el azúcar a todo lo que da, ¿no? Sentí la glucosa, sentí el estado de ánimo, el subidón y el bajón. Sentí clínicamente lo que hace… la sensación y entré en la disciplina de dejarla… y me siento mejor.
PB: Este año son los 30 de Molotov, ¿te pega ver las publicaciones en Instagram de la gira?
TITO: No, para nada. Al principio me lo imaginé y me imaginé que me dolería. Pero luego las veía y decía: “No mames, ¡qué putiza!” (Risas) Aparte es un escenario que ya he vivido mucho. El punto de vista es muy privilegiado, exitoso, con toda la gente gritando y eso… es muy padre. Pero es una imagen que llevo treinta años repitiéndola afortunadamente, llevo treinta años en la misma.
Me gusta no ser nada más reconocido por eso, ¿sabes? Como que también decidí aislarme, no sé, no me gusta la farándula ni ese tipo de reconocimientos. Soy muy penoso. Prefiero volver a empezar y esa oportunidad de volver a vivir y volver a empezar en terrenos como el arte plástico, me emociona. Me emociona que no sea Tito de Molotov. ¿sabes?
PB: Tú escribiste muchas canciones muy profundas, eso lo digo yo, en Molotov, pero siempre pegaron las más divertidas.
TITO: Las más pendejas, sí.
PB: Las menos profundas… ¿Eso te dejó un sentimiento como compositor?
TITO: Por eso hice un montón de discos y proyectos solistas, porque no jalan… Una de mis favoritas de Molotov es “Todo me pica (H2H)”, muy profunda, muy sincera, y no jala, güey, ni en vivo ni nada, ¿sabes? La gente quiere ver “Puto”, “Voto latino”, “Rastaman-dita”.
Es una parte muy humana de desahogarse. O sea, es un momento muy padre, muy especial, el en vivo. Es efímero, ¿no? O sea, lo grabas, pero en realidad ya pasó. Un acorde, o lo reflejas en la batería, y ya pasó. Una canción, ya pasó. Una buena noche… ya pasó. Es un momento muy padre, muy especial. Y lo que hemos logrado, esa convocatoria, y, eh, que se junten diferentes extractos sociales, generaciones y todo, es muy chido.
PB: En “Noko”, dices: “Con las proteínas de una caguama, logré levantarme para pedir chamba”, ¿te arrepientes de las veces que sí lo hiciste?
TITO: No, para nada. No me arrepiento de nada. De mí y de Miky, nuestro lema era: “El beber llama”. Y luego, ya sabemos lo que siguió: jiji, jojo, ¡Ahí está su beber llama!
Pude dejar el alcohol muy fácil, pero algunas sustancias, ¡aguas, güey! Algunas sustancias que ni siquiera me gustan, como la cocaína, no me gustan, es un mal viaje. Busqué lastimarme y usar ese mal viaje por no saber decir cosas.
Después la vida me brindó muchas tragedias. Pasaron muchas tragedias. Murió mi madre, a los once o nueve meses, mi padre. Me separé de una pareja a la que quería mucho. Se me hizo esto y se rompió. Operación, falló. Operación, falló. En uno de los injertos de colgajo me cosieron la lengua. Doce puntadas al paladar. O sea, ahorita lo digo y digo: “¡Verga, este muchacho no quiere entender!”, ¿no?
Es una cosa muy difícil, es como cuando te dice el público, la gente: “¡Échale ganas!” ¡No mames, no es echarle ganas! O “Ya olvídala”. No, me encantaría, cabrón, pero no es así.
Entonces, en el arte, y lo recomiendo, encontré una válvula de escape a estas emociones. Hay que hablarlas. Si no, se te quedan y lo más fácil es hacer acting: actuar y destruirte, güey.

Tito Fuentes
Foto: danto_solano
PB: Eso es interesante, porque normalmente las marcas quieren tener embajadores y voceros impolutos que no tengan lados B.
TITO: Claro.
A propósito del Foro Sol, ¿recuerdas a las chicas de Molotov en Playboy?
PB: Ni cosas oscuras. ¿Que hayan tomado tu historia de redención…?
TITO: Me parece maravilloso, es una cosa que… a esta edad ya sé decir que no. Ya sé decir no, esto no, gracias. Han sido muy respetuosos en todo lo que quiera yo expresar. De por sí, no son flores lo que proyecto, es dolor, ¿no?. Y eso me ayuda, encontrar el apoyo y el fomento a este arte. Me pagaron. Me compraron obra. Me fomentan esta expresión que es dolor, está hecho desde el dolor de mi parte, ¿sabes? Es muy acertado lo que dices, sí son así.
PB: A la guitarra como tal, ¿la extrañas?
TITO: Esa es otra cosa que también me pasó, padrísima, que se llama Rizartrosis Ja ja ja… es que se me acabaron los cartílagos por tocar seis años, ¡me duelen las manos! El doctor de las manos me dijo: “¿Te la pasas haciendo así o qué?” Y yo: “Sí, me la paso haciendo así”. “¿O así?” Y yo: “Güey, es lo que más hago en la vida”. Entonces ese movimiento es veinte veces más en la base y si me hacen una radiografía, ya no hay cartílagos en los huesos. Entonces ya me duele tocar la guitarra, es ridículo. Lo que más me gusta, lo somaticé o algo pasó para hacerlo por ahora, no.
Tengo una marca de ropa, estoy empezando, me gusta mucho. Voy a hacer unos lentes… Sigo con discos solistas a mi ritmo y hacer uno muy sarcástico, uno que se llamara “No mames”, (Risas) O sea, hay un chiste en no poder hablar y decir “No mames, ay, no puedo hablar, güey”.
Grabé unas canciones y sí es muy duro. Todos los días despierto a (aspira), porque no puedo respirar, así, porque no siento las piernas ni el hocico, ¿no? La operación fue de caballo, fue muy dura, muy dura. Más sumándole que casi me muero, pensando en mis hijos y eso, este… Fue una gran iluminación para mí, ¿sabes? Un crecimiento durísimo. Estoy muy consciente de mi persona.
PB: ¿Valoras más la vida?
TITO: Sí y no, eh, porque si me muero mañana, ni pedo, ¿sabes, cómo? Me gustan las emociones fuertes. Las busco. El día de la policía, me salí buscando, y es que no mames, (me dijeron): “Y si no quieres que te moleste, no te juntes con marihuanos”. ¡Yo venía solo! Dije: “Venía solo, pendejo! Yo traía una navaja en la bolsa y la dejé… ¡Estaba a punto de agarrarme a navajazos con un policía! ¿Pooor? ¡Por buscar la adrenalina!
Tengo un coche muy viejo, clásico, y me la paso, güey, buscando pleito, como pensando ¿para qué? ¿por qué? ¡No mames! ¡No lo hagas! A mi hijo, es un amor, cosa, le doy el libre albedrío, así, como una ola, futa, un día le dije: “mira, mi amor, amárrate, ahí te van derrapones”. Le encanta y me los pide.
Y después me di cuenta, no sé si es una irresponsabilidad o no, pero no me importa la muerte. Me gusta la vida, ¡viva la vida!
PB: Te tengo que preguntar del 5 de julio, la despedida de Ozzy Osbourne.
TITO: ¡Estuvo hermosa! El güey, el mejor concierto, ¿o no? “Ay, güey, me voy a morir, ya vi que me voy a morir” Es una manera muy linda de irse, como la de Mowie.
PB: Y cuando ya termina, él se quiere levantar y le grita a Sharon que lo ayuden y ya no lo logre, esa imagen tan simbólica…
TITO: Sí, no mames, imagínate.
PB: Tú sí te levantaste.
TITO: ¿Eh?
PB: Tú sí te estás levantado.
TITO: Gracias, sí, me voy a levantar más. ¡Quiero hacer más! Eh, el rock and roll. Es muy difícil de explicar lo que me hace un amplificador en un escenario. Lo decíamos, platicábamos ahorita Charly (CCO de Prime) y yo: la música, ¿no?, prender, sentirla, eh, ahí donde tengo mi taller con mis amigos de la marca de ropa, un día que tengas tiempo vamos a ver, ahí donde vamos a ensayar, yo solo, amigo que haya, músico, que haya estado en publicidad, etcétera, tiene un music man, con una bocina mexicana… no puedo no llegar y conectar y ¡súbele! Lo que sea y hacerla rebuznar, chillar, a todo lo que da. En Mi Mayor, que es el acorde este de Pete Townshend. Hay algo en el rock and roll que me mueve. De eso estoy hecho.
Y ver la muerte de Ozzy, la muerte de Lemmy, gente que vivió el rock and roll, ¿sabes? Es muy fuerte, es un parámetro de “así se acaba esto”. O como dice Elbert Hubbard: “Disfruta la vida, porque no vas a salir vivo de ella”. No vamos a salir vivos de esta.

Tito Fuentes
Foto: danto_solano
PB: ¿Extrañas a Huidos?
TITO: Nos comunicamos mucho Huidobro y yo, es un amor. Es mi más querido Molotov, sin duda. No extraño nada: mandé a mi muchacho a trabajar y ¡órale!
PB: Se está rifando Jay.
TITO: Sí, Jay es un amor y Jay está viviendo lo que no le tocó vivir, de alguna manera, ¿no? O sea, sus bandas no giraban ni hicieron lo que Molotov. Él se salió de Molotov, pero ninguna de las bandas de Jay tuvo esa proyección ni se manejaron de esa manera. Es la tercera vez que van a Europa, van a Estados Unidos, diario, diario, diario, escenarios tan importantes, están viviendo como nunca y como lo que no le tocó de Molotov, le está tocando ahora. Está muy padre. Esa una sensación de comprensión, como de gusto por él, ¿sabes?
PB: Las historias de redención siempre van acompañadas de Dios, ¿cuál es tu espiritualidad hoy en día?
TITO: Acuérdate que Dios aprieta, pero no existe (Risas)…
PB: Así decía Sergio Arau, también.
TITO: No, mi espiritualidad es el rock and roll, sin duda. Es mi impulso. En mi obra, soy muy gestual, si no salgo nada, no puedo dibujar ni un bar, ni una taza. Ahora verás, te lo muestro abajo. No Sé, la vida misma, ¿sabes? De momento, muy padre.
Ahorita estoy contestando, frente a ti, que tenemos una relación, te tocó ver cómo crecimos y contestamos ante la prensa, ahora podría echarme para abajo porque no puedo hablar, pero al contrario, estoy haciendo lo mejor posible para que se me entienda esto, ¿no?