The Chemical Brothers, explosion of sensations
El pasado domingo se llevó a cabo el tan esperado concierto del dúo inglés; the chemical brothers, siendo uno de los mejores actos estelares en la trayectoria del festival Corona capital, al grado de anunciar una fecha en solitario en el Pepsi Center, bastaron unos minutos de la preventa para que todas las entradas fuesen agotadas.
Una vez llegado el día y estando en los alrededores del venue, se podía apreciar que el público asistente en su mayoría eran adultos de ya 30 años en adelante, los revendedores hacían de las suyas vendiendo boletos ¡hasta en $3 mil pesos! Esto ya se ha convertido en una costumbre de cualquier concierto, llegar y escuchar el típico “¿Le sobran, le faltan boletos?”. Sólo que ésta vez solo preguntaban ¿le sobran? Porque el concierto ya era sold out y más de uno pagaría lo que fuese necesario para ingresar y disfrutar cada beat del dúo.
La vieja escuela
Ya dentro del Pepsi center con un lleno y con un dj en el escenario haciendo amena la tarde, la gente hacía largas filas para adquirir un vaso de aquel líquido color ámbar, la espera de las filas eran prácticamente de hasta media hora, asegurando que sí, efectivamente el público era lo que denominamos la vieja escuela, contrario a los conciertos de bandas actuales y el público adolescente que no consume alcohol, algo así como una generación “sin vicios”.
Can’t think, can’t sleep, can’t breath, can’t…
Cerca de las 20:40 Hrs The Chemical Brothers hacía acto de presencia y el concierto dio inicio con “Go” acompañado de alucinantes visuales que seguían una secuencia exacta de la música, la euforia se desató y la pista realmente estaba llena, como pocas veces suele lucir el Pepsi center con un lleno total y una de las cosas interesantes de ir a un concierto del dúo inglés es ese gran factor que sin importar si estás en primera o última fila, ellos piensan en cada factor y se disfruta por igual.
El lenguaje universal.
Más de una vez se ha dicho que la música es el lenguaje universal, vaya que es cierto, ¿Pero qué pasa cuando la mayor parte del tiempo predominan los beats y no precisamente la lírica? Uno de los debates en la música, sobre todo cuando se habla de DJ’s es aquel tema que da mucha polémica, the chemical brothers es sin embargo una de esas excepciones, ya que conservan mucho concepto en cada álbum y track que ejecutan, tomando nuestra cabeza y llevarla a otro lado, las emociones de alguna manera se logran visualizar en cada proyección de su escenario, siendo este el gran acierto de sus conciertos, cada material visual es tan acertado para la canción en curso y la conexión con el público es tan grande que contagia a más de uno.
Hey girls, hey boys…
El calor aumentaba y con ello los pasos de baile, entre el público se podía apreciar que nadie se resistía a mover siquiera un pie, todo se tornó en un ambiente de Rave.
La secuencia y la manera en que fluía el show era de manera muy natural ya que realmente no hubo pausa entre ninguna y otra canción, siendo uno de los factores interesantes de ver a DJ’s de este tamaño en vivo, ya que los giros y mezclas pueden ser totalmente novedosas y parte de ello fue escuchar tracks de su nuevo material “No Geography” e incluso podríamos considerarnos afortunados los que estuvimos ahí porque fuimos de los primeros en escuchar en vivo dichos temas.
El fin del ritual
Después de casi hora y media The chemical brothers ponía fin a su presentación con “The private psychedelic reel” y en la pantalla podíamos visualizar a Tom Rowlands y Ed Simons incrustados en vitrales, caracterizando figuras y dioses de distintas religiones a su estilo, con ello, simbolizando como si la ceremonia, el ritual, había llegado a su fin y así fue, con un espectáculo de hora y media el dúo inglés nos demostró el porqué son ya una de las leyendas en el género, el porqué sus Beats suenan tan contundentes después de poco más de 20 años, como parte aguas de la vieja y nueva escuela que sin duda alguna el concierto que ofreció en el Pepsi center se colocará como uno de los mejores del año, ya que al menos; en este momento, ha sido el mejor y dará mucho de qué hablar.
Por Javier Villanueva
Fotografías de José Jorge Carreón / Cortesía de OCESA
