Son de 3: Música y magia jarocha
Jaranas, guitarras, zapateado, arpas y camisas blancas. El Teatro Esperanza Iris de la Ciudad de México vibró la noche del 29 de julio con la presentación de tres generaciones de músicos apasionados por crear, rescatar y difundir el son veracruzano en el concierto Son de 3, que reunió a Mono Blanco, Son de Madera y Los Molotes.
En un espacio que celebra cien años de existencia y con localidades agotadas, las tres agrupaciones entregaron una noche mágica de sonidos y letras que difunden las raíces mexicanas de su música, para perpetuar una forma de expresión capaz de emocionarnos hasta lo profundo, con temáticas como el amor, la fiesta, el paisaje, la melancolía y la seducción hacia el otro.
La noche se abrió con Los Molotes, una joven agrupación chilangojarocha que une el estilo de músicos de academia con lo popular, en una fusión moderna con ritmos de jazz, percusiones y voces masculinas y femeninas. Los Molotes añaden composiciones propias al repertorio tradicional, además de jugar con el bolero, la cumbia, la huaracha y el zapateado, en un primer momento que adentró al público en la atmósfera pícara y emotiva del son veracruzano, especialmente al oír su bellísima canción “Como las olas”.
El terreno quedó preparado para Son de Madera, célebre entre los amantes e iniciados por el virtuosismo de su interpretación, que se mezcla con la experiencia, la creatividad y la inclusión de elementos como el baile y otros recursos escénicos para contar las leyendas y los amores del paisaje veracruzano. Con el fin de recuperar una tradición que abreva en la memoria, el oído y el corazón, sus integrantes entonaron canciones propias y clásicos como “El coco” y “La iguana” en un despliegue técnico que sorprende por la maestría y la emotividad que obtienen de los instrumentos de cuerda de la región del Sotavento.
Ante un público emocionado que ya coreaba y aplaudía cada pieza, llegó la presentación final de la velada. La aparición de Mono Blanco, un grupo con más de 40 años de trayectoria en el género y reconocido nacional e internacionalmente por su excelencia y sus dinámicas comunitarias, el recinto capitalino completó su metamorfosis temporal en un enclave del sur de Veracruz. Animados por las coplas y los acordes de “Chiles Verdes”, uno de sus sones más entrañables y conocidos, Mono Blanco se adueño del escenario con la mezcla de sus voces y la perfecta inclusión del arpa y el requinto en su formación para continuar con “La Bruja”, “La guacamaya”, “El son del viento”, “Soledad” y la festiva “El Cascabel”.
Mono Blanco invitó al escenario a los integrantes de Son de Madera y Los Molotes para un emocionante desenlace musical con la interpretación de “La Bamba” y un zapateado espontáneo en el escenario ante los espectadores que aplaudieron de pie una velada en que el son despertó risas, emociones e incluso lágrimas conmovidas.
Son de 3 celebró exitosamente un concierto que reunió tres generaciones de trabajo, interpretación y búsqueda sobre la gran tradición sonora de nuestro país. Así se preserva una música que continúa en evolución sin olvidar sus orígenes rurales; un sonido que puede conmovernos por la belleza entrañable de sus letras, sus ritmos seductores y un vínculo poderoso con los sentimientos de la vida y el paisaje mexicano.
