La noche del 23 de septiembre olía a incienso, cuero y nostalgia gótica. Mientras el Palacio de los Deportes ardía con la misa teatral de Ghost, a unos cuantos pasos, en una carpa montada cerca del Velódromo Olímpico se presentaron: The Sisters of Mercy.
Con capacidad para más de 500 almas, se gestaba un ritual mucho más íntimo, oscuro… y sorpresivamente superior: Sisters of Mercy salía a escena, y vaya que lo hizo con todo el poder de sus máquinas infernales.
Si bien Ghost prometía un espectáculo monumental, la maldición de Moctezuma parece haberle pasado factura a Papa Emeritus, pues quienes apostaron por Eldritch y compañía salieron no solo ganadores, sino redimidos bajo luces rojas y humo denso.
El show de Sisters no solo cumplió expectativas: las destruyó con botas militares.
El arranque fue directo a la yugular con “Don’t Drive on Ice” y “Crash and Burn”, dos temas inéditos que mostraron que la banda no vive del pasado, sino que lo reinventa a cada acorde.
Lo que siguió fue una avalancha emocional y sonora: “More”, “Alice”, “Temple of Love”, “Lucretia, My Reflection”, “Dominion/Mother Russia”… verdaderas reliquias góticas que desataron gritos, baile y un mar de teléfonos intentando atrapar la magia.
Pero no todo fue nostalgia. Nuevos temas como “I Will Call You”, “Summer”, “But Genevieve”, “Eyes of Caligula”, “Here” y “Quantum Baby” dejaron claro que Andrew Eldritch aún tiene fuego en la pluma y veneno en la voz.
Su presencia sigue siendo la de un predicador apocalíptico, respaldado por su inseparable Doktor Avalanche (la drum machine más famosa del under) y una dupla de guitarristas que merecen ovación aparte: Ben Christo, sólido y preciso, y Kai, el guitarrista japonés que robó miradas y corazones con su virtuosismo y presencia escénica de estrella de anime metalero.
El clímax llegó, como debía ser, con “This Corrosion”. Y no hubo un solo cuerpo que no vibrara al unísono con ese coro inmortal. Una joya de cierre para una noche que supo a resurrección.
The Sisters of Mercy demostró que el goth no es una moda, es una actitud. Y que algunas bandas, simplemente, no tienen fecha de caducidad. Si tienes la oportunidad de verlos en vivo, no lo pienses. No hay misa gótica que se les compare.
La maldición de Ghost en México: robos, Covid e infección estomacal