El sexo con erotismo se convierte en una obra de arte
Según Mario Vargas Llosa el erotismo “es símbolo de alta civilización”…y tiene toda la razón. El sexo es algo intrínseco en el ser humano obedeciendo a una necesidad básica y/o a un placer muy inmediato, pero el erotismo es otro cantar.
El sexo por más delicioso que sea, nos llena en el momento porque nos satisface rápidamente, es como estar sedientos y tomar un vaso de agua fresca que nos quita la sed, pero el erotismo es un arte, es una habilidad amatoria difícil de encontrar aunque no tanto de cultivar.
Mientras el primero no necesita ninguna cultura por ser la versión más simple de la sexualidad, el segundo es la refinación del deseo. El erotismo está lleno de pasajes teatrales, mágicos y sensuales, voluntariamente queridos y buscados para alargar el placer consciente, un placer que no es solo físico, sino mental, en el que se prueban desde las notas más altas hasta las emociones más voluptuosas y prohibidas.
Qué más delirio que sentir una pluma rozar lentamente, la piel del cuerpo entero, sentir el aliento que recorre todos los rincones pero sin contacto alguno hasta causarnos la máxima excitación, que más estremecimiento que mantener los ojos cerrados y concederse indefensos a la fantasía del otro.
El erotismo contiene mucha información, mucha cultura de refinamiento, de encontrar pasos diferentes para el gozo del que lo recibe y de quien lo proporciona. Sí, el dar placer y eternizarse en el otro es excitante y fascinante a la vez.
Al día de hoy se ha perdido mucho en tema de sexualidad, en el disfrute de la misma, en tomarse el tiempo para dedicarse al deleite con esta práctica, mas bien se ha caído en el sexo mas insensible y menos comprometido. De hecho, el sexo más purista debería ser una consecuencia del amor y el amor también es compromiso, pero esto no es pauta de crítica ni de juicio alguno,es la connotación que hoy día se le da, porque se le ha robado el tiempo y sin tiempo no se puede vivir el erotismo.
Necesita estar a sus anchas, inventar, recurrir a la memoria histórica de lo leído, oído y visto; no puede limosnar ni mucho menos negociar sobre reglas y normas de la decencia, educación o lo políticamente correcto, simplemente debe expresarse con un profundo deseo de goce.
Desde allí es que nace, se proyecta y se vive. Un divino masaje tántrico que estimula el cuerpo y la mente es extremadamente erótico, asimismo, el arte erótico que las Geishas aprendían a dominar era perfecto y de esta manera otras culturas han sabido manejar este aspecto del sexo que requería y requiere destreza y práctica.
Por ello se llama arte; porque se cultiva y desarrolla a través del conocimiento de las zonas erógenas del cuerpo junto con las emociones.
La erotóloga, Ana Cerón, asegura que “si se está abierto a experimentar las sensaciones, un beso lento y apasionado puede ser más íntimo que una relación sexual, escuchar la respiración de tu amante mientras duerme puede ser increíblemente sensual y cerrar los ojos y decir de memoria como es la espalda o cualquier parte intima de tu pareja es sublime”.
El erotismo ha sido demonizado por muchos siglos por considerarse una práctica degenerada, y aún hoy se habla y se practica entre candilejas por un falso moralismo del que está impregnado el mundo en su esquema educativo, religioso y social basado sobre el concepto del ser “buenos y respetuosos”, pero en verdad es una manera de expresar el deseo sexual de forma más sensible si se quiere; más profunda, más divertida y siempre muy íntima.
Por otro lado, cierto que la industria del sexo para adultos ha tergiversado muchos aspectos de la sexualidad llevándola por los senderos de la comercialización y quitándole sin dudas el romanticismo que merece seguir teniendo , aun así el erotismo es cosa de querer practicarlo y disfrutarlo por lo cual goza de libre albedrío.
¿Quién de los que están leyendo esto no lo ha probado o han querido hacerlo? Pues nada más fácil que empezando a recorrer este sendero de placer y sin sentimientos de culpa…
