Se avista un Ángel y un corazón en la superficie de Marte

Científicos de la Agencia Espacial Europea (ESA por sus siglas en inglés) obtuvieron la imagen de un Ángel acompañado de un corazón formados sobre la superficie de Marte.
De esta forma, los expertos creyeron que era especial hacerlo público durante la temporada navideña.
Especulaciones han girado en torno de dichas siluetas por lo que se dieron a la tarea de aclarar de qué se trataba.
La peculiar figura fue formada por distintos elementos derivados de un pozo, hielo, depresiones y cráteres que generan el dibujo.
Las capturas fueron tomadas gracias a la cámara estéreo de alta resolución de Mars Express de la ESA, en donde se observa “las alas definidas de una figura angelical, completa con halo, mientras que un gran corazón se encuentra justo a la derecha del centro”.
El origen del avistamiento
De acuerdo con los expertos, el “Ángel” y el “corazón” se componen de varias características interesantes.
En primer lugar, se cree que la mano del Ángel, vista como si se extendiera hacia la izquierda, es un gran pozo de sublimación, un tipo de característica que se forma cuando el hielo se convierte en gas y deja bolsas vacías y depresiones en la superficie planetaria, lo cual ocurre a medida que cambian las estaciones.
La “cabeza” y el “halo” están formados por un cráter de impacto, creado cuando un cuerpo del espacio voló hacia adentro para chocar con la corteza de Marte.
Mientras que el “corazón” está subrayado por una línea de acantilados o pendientes pronunciados creados por procesos erosivos.
Ambas figuras se presentan en un tono bronceado claro debido a la composición de los campos de dunas, que en gran parte comprenden arenas ricas en minerales oscuros que forman rocas, que también se encuentran en la Tierra como el piroxeno y olivino.
Ubicación
La escena fue tomada en la región del polo sur de Marte, el cual suele estar cubierto por una capa de hielo de 1.5 km de espesor que mide alrededor de 400 km de ancho y con un volumen de 1.6 millones de kilómetros cúbicos, de los cuales poco más del 12% es hielo de agua.
El resto del casquete está compuesto en gran parte por “hielo seco”, es decir, dióxido de carbono sólido que se congela de la atmósfera durante el invierno y luego se sublima en el verano.