EL HOMBRE QUE NO HABÍA LEÍDO A POE PERO ES IDÉNTICO A ÉL

Carlos Álvarez se presentó en la estética frente a su casa dos días antes del cumpleaños de Edgar Allan Poe, el 17 de enero de 2018. “Cúbranme por favor las canas”, solicitó. Cuando terminaron de teñirle de negro el cabello y el bigote que recién se había dejado, no fue su rostro el que se reflejó en el espejo. Era el del escritor nacido en 1809 en Boston.

“Fue mágico. Ahí dije: claro que lo puedo hacer”, recuerda. Álvarez se subía todos los jueves al escenario del Foro Bellescene (Zempoala 90, Narvarte Oriente) a presentar el espectáculo unipersonal “Una vez, nunca más” basada en tres cuentos y un poema de Poe. Pero a propósito del natalicio 209 del autor de “La narración de Arthur Gordon Pym”, el 18 de enero se realizó un homenaje en el escenario. Varios actores leerían textos del escritor. La celebración la cerraría Álvarez declamando “El cuervo”, caracterizado como Edgar Allan Poe. Nunca antes lo había hecho así.

Incluso, porque antes de adaptar los cuentos “Lenore”, “Morella”, “Ligeia” y “Berenice” y el poema antes mencionado para “Una vez nunca más”, el histrión reconoce que no había leído a Poe a profundidad. Hoy en día mantiene una obsesión con su literatura.

“Había escuchado las adaptaciones de sus ‘Narraciones extraordinarias’ en la BBC de Londres y quizá alguna vez en la escuela lo leí, pero conscientemente lo exploré a petición del director Alejandro César Tamayo, quien me sugirió que montáramos este espectáculo”.

A partir de que entonces, Poe lo acompaña en sus noches de insomnio. “Hay veces que no puedo dormir y vuelvo a releer su obra, siempre encuentro cosas nuevas”.

Una pañoleta y una silla

“Una vez nunca más” es la historia de un hombre que se identifica con la locura de Edgar Allan Poe. Desde aquella vez que se tiñó el cabello, Álvarez lo encarna caracterizado como el escritor, con quien guarda un parecido asombroso. Específicamente con el daguerrotipo más popular que se conserva de él, fotografiado posteriormente por el artista Matthew Brady.

A lo largo de una hora, Álvarez interactúa con una pañoleta y una silla. Son ellas quienes personifican a su mujer y su hija, que bien podrían ser Virginia, la esposa de Poe. La que con su partida, víctima de tuberculosis, le partió el alma en dos e inspiró gran parte de sus tétricas historias.

El actor se identifica también con esta parte tormentosa de Poe: “porque mis padres eran ciegos, nunca me vieron en toda su vida. De forma que la oscuridad fue parte de mi infancia en todos los sentidos”.

Aunque pudiera creerse que se trata de un montaje lento, acartonado y basado en los textos, con su feroz desempeño escénico Álvarez consigue hacerlo vertiginoso, con trazos acrobáticos y hasta movimientos de yoga. Es particularmente impresionante cuando interpreta al legendario cuervo, auxiliado por una capa negra, repitiendo su línea proverbial: “¡Nunca más!”.

“Una vez nunca más” se presentará todos los jueves de marzo en Bellescene. Su montaje no desmerece, pero lo más estremecedor, de primera impresión, es el parecido de su protagonista con un hombre que murió en circunstancias misteriosas el 7 de octubre de 1949. Sólo tenía 40 años. Y dejó una obra gigantesca.