Natalia Lafourcade: el último y se va…
“Nunca probé dejar de trabajar, pero me voy a dar un descanso. Esta canción habla acerca de soltar. De cómo la vida es de abrazar momentos y luego soltarlos. Para mí, este momento es algo así porque llevo 15 años trabajando y voy a probar que se siente estar del otro lado del escenario (…) Espero verlos en un tiempo cuando me toque volver, muchas gracias”, dice Natalia Lafourcade antes de cantar “Partir de mi”, un tema que habla sobre cerrar ciclos.
A algunos se les escapa una lagrimita. “¿Es enserio?”, se preguntan en el público que trae sudaderas negras con rosas rojas bordadas, coronas con flores rojas, playeras con Natalia Lafourcade al estilo de las animaciones de la película Coco, en el primero de los siete conciertos que ofrecerá en el Teatro Metropólitan.
Fotografías de César Vicuña / Cortesía de OCESA
Cells off
El concierto se divide en seis bloques. “No enciendas sus celulares, pero sí sus corazones. Hemos preparado este show para que lo graben en su memoria”, se escucha de fondo la voz de Natalia antes de iniciar el primer bloque al lado de Los Macorinos. La gente voltea a todos los lados para buscarla; sin embargo, es una grabación.
La escenografía transmite una atmósfera bohemia, ya que simula ser un bar con sillas esculpidas en madera y una mesa azul en el centro. Luces tenues, una lámpara que alumbra un costado de la mesa y una que cuelga del techo. Natalia sale a escena con vestido de rojo, zapatos de tacón y una corona de flores que le adorna la cabeza.
La rosa de Natalia
Entre las manos trae una rosa mientras canta “Tú me acostumbraste”. Poco a poco se acerca al lado izquierdo y comienza a cantarle a una chica de la primera fila. Natalia hinca, le entrega la flor y ella hace una reverencia ante la cantante. “Son y siempre serán el amor de mis amores”, les dice a sus fans.
Hace una pausa al interpretar “Soledad y el mar”. Se quita los pasadores y se suelta el cabello. Se agacha para despojarse sus tacones y empieza a caminar descalza sobre el escenario para moverse cual sirena nadando en el océano. Antes de iniciar el segundo bloque, se escuchas olas que te remiten al sonido del mar.
Natalia aparece con otro cambio de vestuario: blusa blanca, pantalón y tacones negros. Está sentada frente a un piano para cantar “Estoy lista”. Se levanta al interpretar “La Raíz” y confiesa sentirse emocionada por estar nuevamente en el Metropólitan. Recibe los gritos de amor por parte de su público.
Miedo a la libertad
Como parte del tercer bloque, inicia un viaje por los años de su música. Platica que cuando escribió “Azul” se enfrentaba al “temor de ser libre en alma y espíritu”. Le siguen “Elefantes” y “Amarte duele”, pero es hasta “En el 2000” y “Ella es bonita” cuando el público abandona sus asientos para levantarse a menear sus caderas, gritar y aplaudir. Natalia y sus músicos hacen una especie de carnaval y fiesta sobre el escenario con “Limosna” y “Mi lugar favorito”, canción en la que Lafourcade se tira al suelo y alza las piernas mientras toca su guitarra. “Quiero que este día nunca en la vida se nos olvide”, le dice a todos los presente en el Metropólitan.
Natalia Lafourcade se presentó en la ceremonia de los Óscars 2018 para cantar “Recuérdame”, aquella canción emblemática de la película Coco. “Esta canción resultó ser un regalo en mi trayectoria porque me identifico mucho con ella”, dice Natalia antes de invitar al escenario a David Aguilar, cantautor de música mexicana independiente, para interpretarla y comenzar el cuarto bloque en el que David interpreta “Ecos”, un tema de su autoría.
Fotografías de César Vicuña / Cortesía de OCESA
Es lo prohibido
El quinto bloque es u viaje por las obras de grandes compositores latinoamericanos con canciones como “Duerme negrito”, “Tus ojitos”, “Soy lo prohibido”, tema que pausa porque la entrada musical no es buena y pide que la vuelvan a empezar, “Danza de gardenias” y “Mi tierra veracruzana”. En “Te vi pasar”, le hace una escena de celos a un chico del público llamado Ángel. Le da las gracias por haber venido al concierto, le pide que haga ejercicio y haga muy feliz a su pareja.
Selecciona a algunas personas para subirlas al escenario y la acompañen mientras canta “Tú si sabes quererme”. Hasta un niño está arriba. Aprovechan que la tienen cerquita para abrazarla. Casi al final de la canción, Natalia se baja a interactuar con la gente de las primeras filas y regresa al escenario para abrazar a cada uno mientras da brinquitos en cada paso y levanta su pie.
En el sexto bloque, Natalia sale con su guitarra acústica. “Nunca había pensado en la posibilidad de tener tantos Metropolitans. Ayer por la noche recibí en mi casa a mi amigo David Aguilar”, dice antes de invitarlo de nuevo al escenario. La cantante sorprende a su público con la noticia de que cierra un ciclo en su trayectoria y luego de casi tres horas de concierto, concluye con “Partir de mí”.
Por Jacqueline Ponce
