Mia Khalifa y los tres meses que la condenaron
Refugiada, católica, gamer, jugadora de lacrosse, historiadora, streamer y amante de los deportes. Mia Khalifa ha tenido múltiples facetas a lo largo de sus 25 años, pero a pesar de este mundo de gustos e intereses, tan sólo tres meses han determinado el resto de su vida.
Mia llegó a Estados Unidos con su familia en 2001 huyendo del conflicto de 15 años entre milicias libanesas cristianas y el Hezbollah. De una familia católica y sumamente conservadora, los fantasmas del 11 de septiembre de inmediato la afectaron, la llamaban terrorista por su origen y en World of Warcraft encontró un escape ante el abuso.
Pasó la mayor parte de su adolescencia en Washington, donde desarrolló su amor innato por los deportes, para ella era una ventana que la alejaba del mundo que tanto la rechazaba. Se mudó para estudiar historia en la Universidad de Texas en El Paso y se casó en 2011, pero tres años después se separó.
En Florida encontró un nuevo hogar, Mia ha afirmado que para mejorar su autoestima se realizó un aumento de busto y fue en este tiempo cuando un hombre con una tarjeta de presentación le cambió la vida: le preguntó si estaba interesada en ser modelo de desnudos.
Lo pensó algún tiempo y en octubre de 2014 aceptó la oferta: comenzó a grabar sus primeros videos pornográficos. Tan sólo un mes en la industria grabó un video donde hacía un trío con un hijab cubriéndole la cabeza; para ella se trataba de otra escena más, pero en poco tiempo provocó una controversia internacional.
El uso que le dio al hijab para muchos fue una falta de respeto para el islam y recibió una serie de ataques y críticas en redes sociales, la situación llegó a tal grado que ISIS la amenazó de muerte. La censura fue contraproducente y los ataques la llevaron a convertirse en la actriz porno más famosa del mundo.
Superar el pasado
En tres meses tan sólo hizo 21 películas, nueve sola y 12 con compañeros. Se trató de un trimestre de rebeldía, pero el escándalo internacional le hizo ver que había cometido un error. Mia no entró a la industria deseando ser famosa, fue una elección que no pensó, de la cual rápidamente se arrepintió.
Desde su retiro del porno ha intentado dejar su pasado atrás. Fanática de Jameis Winston durante su estancia en Florida State los sábados y de Champ Bailey y los Redskins los domingos, decidió convertirse en comentarista deportiva, pero la Mia del 2014 siempre la alcanza, parece que jamás la dejará en paz: “El Internet y esas personas que todavía creen que hago porno están arruinando mi vida; pero si puedo superar amenazas de ISIS, entonces el niño de 14 años diciéndome que le chupe el pene no me va a afectar”.
Mia Khalifa del 2014 decidió entrar a la industria debido a que creía que con la saturación del porno actual era imposible que las personas más cercanas se enteraran, pero al alcanzar la fama sus padres la negaron y ella se arrepintió, fue la peor decisión de su vida.
Ahora combate constantemente su pasado, en la actualidad es una streamer dedicada a las dos pasiones de su vida: los videojuegos y los deportes, sin duda alguna la mujer perfecta para muchos. No obstante, aquellos tres meses siempre regresan, se manifiestan en un comentario de un troll anónimo o en un “fan” en la calle. Parecería que sin importar lo que haga ella siempre será una actriz porno.
En tan sólo tres meses construyó una figura que parece que la determinará por el resto de su vida; mientras Mia constantemente lucha por hacerse de un nombre fuera de la pornografía, aquel fantasma diariamente se le manifiesta con una sola frase: “Pls show bob and vegine”.
