Mi Ceremonia 2018
Fiesta con toques de rock, pop, electrónico, trap y reggaetón. Cóctel de buena comida, humo en el aire, whiskey y cerveza en la amplitud del Foro Pegaso encuadraron la edición de Ceremonia 2018.
Por Adán Medellín @adan_medellin
Hay un lento beat en el aire para abrir esta tarde festivalera con los sonidos de post rock de las tijuanenses de Mint Field, que suenan como alumnas aventajadas de las rolas atmosféricas de Mogwai; aunque a unos pasos es posible sorprenderte con el pop de influencia setentera de Wet Baes, una Big Band mexicana numerosa y efectiva que prende a la audiencia con sonidos bailables de aire disco, clásicos revisitados, vestuarios y coreografías con la nostalgia millennial por lo no vivido.
Pero ahora toca correr para hallarse con una de las performances que despiertan a un ambiente trap, mucho más enérgico y poderoso. FNTXY despliega sus letras furiosas, una fiesta de verso violento en el escenario para que agotes con gusto tu cerveza y te dejes llevar por esa energía del reclamo institucional que se vuelve himno colectivo.
Está en el aire y ahora, en el diminuto domo del foro Traición, la proximidad de Audri Nix invade desde Puerto Rico, con un reggaetón electrónico que busca contagiar de sensualidad a los presentes, montones de extraños que se sienten cercanos y cálidos, no sólo por la pequeñez del espacio, sino porque la tarde resplandece y las imágenes de santos que han acomodado en el sitio al lado de juguetes sexuales te cercan y te hacen pedir más.
Se necesita una bocanada de aire. El Escenario Ceremonia escucha el homenaje al R&B y la voz elegante de A. Chal con su versatilidad en inglés y español, un preludio sentimental que prepara la primera gran explosión en el Festival: la intervención esperada de la cumbia psicodélica y los bailes caribeños de Bomba Stéreo. La agrupación colombiana pone a bailar a un respetable que se falta el respeto y se libera, se abandona cantando en la vibra positiva de una playa soñada donde los amantes se dan to`my love y la sangre se enciende con fuego.
Simultáneamente, a unos pocos metros, Tommy Genesis enamora con su voz agravada y una sensualidad que desborda a los presentes: la canadiense es modelo transgresora a su modo, que juega a placer con el público envolviéndolo en un hip hop poderoso y una cadencia que te hace reclamar que el mundo es injusto, pero todavía más si coloca a dos line-ups tan vibrantes en el mismo horario.
Ha caído la oscuridad como un cóctel perfecto para otra de las estrellas de la noche. Sad y temperamental, potente y desesperado, King Krule es la revelación del indie rock del Reino Unido que se consagra para los oyentes mexicanos, que ya lo comparan con los primeros Arctic Monkeys, aunque tiene algo de XX. Pero la voz gravísima, el físico endeble y el dominio en el escenario de Archy Ivan Marshall ya son una realidad. Recuerden este nombre.
Ya no hay marcha atrás. St. Vincent es un prodigio del indie rock y el pop más arriesgado y emocional. Una voz excepcional que puede hacer lo que desee con la melodía elegida y se complace en la tradición y la innovación con un aire sexy y perverso: aquí hay algo de Bowie, de Madonna, de Shirley Manson, pero en un envase poético que se mantiene actual y festivo desde hace una década.
El gran colofón de la noche, para nuevos y viejos, es Beck. El tío norteamericano de los noventa no envejece un instante y atrae a multitudes desde los acordes inaugurales de “Loser”. Rock, pop, country y toda la mitología del “güero” para generaciones que ven partir a sus ídolos o ya empiezan a formarlos. Baile vaquero, sofisticación melódica, alegría genial después de medianoche con un whiskey en la mano.
Eso dan festivales como éstos. Carteles heterogéneos donde brillan las joyas confirmadas y se encuentran nuevas perlas para seguir la adicción musical. Mi Ceremonia 2018 fueron Beck, St. Vincent, Bomba Stéreo y King Krule, con una mención honorífica para FNTXY y el reclamo de no escuchar más de Tommy Genesis. ¿Cuáles fueron los suyos?
Fotos: Cortesía
