El mundo amaneció este lunes 14 de julio con una noticia devastadora: Mayra Alejandra Tercero Acosta, conductora de televisión, bailarina, estudiante de odontología, y sobre todo, una joven llena de vida, falleció de forma repentina a los 31 años.
Su nombre resonaba con alegría en las pantallas de TV Azteca Honduras, donde conducía el programa juvenil “Dale Like”. Pero para muchos, Mayra era mucho más que una figura televisiva: era una inspiración. Una mujer que bailó, que estudió, que soñó, y que nunca dejó de perseguir sus metas.
Según los primeros reportes, la noche del sábado 12 de julio, Mayra acudió a una clínica privada por un fuerte dolor abdominal. Horas más tarde fue trasladada al Hospital Escuela ya sin signos vitales. La rapidez con la que se desdibujó su vida ha dejado más dudas que respuestas.
Su familia ha señalado una posible negligencia médica. La fiscalía ya inició investigaciones y se están realizando estudios forenses para esclarecer lo que ocurrió. No se descarta ninguna hipótesis, pero las autoridades han advertido que los resultados podrían tardar días o incluso semanas. Mientras tanto, la incertidumbre y la rabia golpean con fuerza.
Mayra estaba a punto de cumplir su sueño de graduarse como odontóloga en la UNAH, una meta que combinaba con su trabajo en medios de comunicación y su amor por la danza, disciplina que perfeccionó desde niña.
La vimos crecer en televisión: primero como bailarina en “Bailando por un Sueño” (2012), luego como concursante en “Calle 7”, y finalmente como conductora.
Las redes sociales y los medios están llenos de homenajes. Figuras como Carolina Lanza o Alejandra Rubio han compartido palabras llenas de amor, duelo y reconciliación. Y sin embargo, hay una sensación de déjà vu. Una vez más, una mujer joven, con todo por delante, muere de forma inexplicable. ¿Hasta cuándo?
En sus 31 años, Mayra tocó vidas. Inspiró. Brilló. Y aunque hoy lloramos su partida, también celebramos su paso por este mundo. Un paso breve, sí, pero luminoso. Que su recuerdo nos motive a seguir soñando, a no dejar pendientes, a vivir con entrega total.
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