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Max e Iggor Cavalera, la verdadera esencia del metal

Por: Iván Montejo 03 Jun 2019
Los hermanos Cavalera se encargaron de mostrar que la verdadera escencia del metal se encuentra en Brasil y en el tercer mundo
Max e Iggor Cavalera,  la verdadera esencia del metal

El metal nació de la decadencia, de una generación que no veía un futuro en su vida, de un grupo de jóvenes que hizo de la agresividad sus armas para combatir a la sociedad que los rechazaba.

 

Oscuridad de papel

Black Sabbath encontró su oscuridad en una pesadilla de Geezer Butler, Iron Maiden en un instrumento de tortura y Slayer en las terribles historias del holocausto y los asesinos seriales. Parecía que cada nueva generación buscaba superar en brutalidad a la anterior y todo pareció llegar a su máxima expresión en Noruega.

Antes del “Inner Circle” o Black Metal Mafia, la aproximación de los grupos a temas oscuros era una forma de generar shock, llevar los actos de Alice Cooper a tierras nunca antes vistas. En este mundo, Venom destacó de entre las demás bandas: sus integrantes centraron sus discos e imágenes en el satanismo e incluso dejaron de ser personas comunes al adoptar apodos como Cronos, Mantas y Abaddon.

A pesar de todo, fuera del escenario los miembros de Venom eran personas comunes que no se tomaban tan seriamente los temas que cantaban. Cuestión que cambió completamente con la “Black Metal Mafia”, un grupo de jóvenes noruegos que llevaron su satanismo al mundo real.

Suicidios, asesinatos y quema de iglesias, el primer Black Metal noruego no estaba integrado por jóvenes que  sólo se inspiraban en la oscuridad; ellos respiraban muerte y su vida estaba dedicada a llevar el terror de su música al mundo real. Razón por la cual cualquier otra banda o grupo que hablara de temas oscuros era “falso metal”.

Al otro lado del Ecuador

En una sociedad de primer mundo la paz y tranquilidad puede ser tóxica, por lo que la “Black Metal Mafia” encontró en el anticristianismo, el paganismo y el satanismo su forma de odiar al mundo, esa realidad que le daba seguridad social  a todos. A cientos de kilómetros de ese círculo, dos hermanos brasileños no tuvieron que buscar la violencia en historias del pasado, ellos mismos la vivieron en carne propia.

En un principio Max e Iggor, su hermano menor, tuvieron una vida que podría ser llamada de primer mundo. Su padre, Massimiliano Cavalera, trabajaba en la embajada italiana de Sao Paulo y le daba a su familia una comodidad que pocos niños brasileños podían tener en la época.

Los hermanos conectaban con su papá gracias al futbol, eran fanáticos del Palmeiras y en cada oportunidad iban al estadio. En las gradas tuvieron una de sus primeras conexiones con la música que marcaría sus vidas: los tambores de los hinchas, instrumentos que se convirtieron en la primera batería de Iggor.

 La vida perfecta terminó el 22 de septiembre de 1979, cuando Massimiliano murió de un paro cardiaco. Para dos niños de menos de once años el impacto de perder a un padre es suficiente; pero Max e Iggor también enfrentaron la realidad de vivir en Brasil: sin la protección de la cabeza de la familia lo perdieron todo y rápidamente conocieron lo que implica la pobreza.

La tristeza rápidamente mutó en odio y los dos hermanos encontraron en el metal una escapatoria. Black Sabbath, Mötorhead y Slayer se convirtieron en una especie de terapia que les ayudó a lidiar con el duelo. Lemmy se transformó en su nuevo dios y ‘Dancing On Your Grave’ fue su motivación; Max buscó la traducción del título y encontró que “Grave” se traducía al portugués como “Sepultura”.  Había encontrado el nombre de su propio grito de guerra.

 

 

Resist!

Los hermanos ya tenían el nombre para su banda, pero no el dinero para materializarla. Por mucho tiempo Max tocó la guitarra con cuatro cuerdas porque no había dinero para sustituirlas, Iggor rentaba su batería e incluso tuvieron que robar su primer micrófono a la mitad de un concierto gratuito.

Decidieron cantar en inglés para seguir a las grandes bandas europeas  y estadounidenses, los temas de su primer disco también continuaron con la tendencia. Morbid Visions (1986), claramente tenía una inspiración en Venom, Slayer y Celtic Frost, por lo que giró alrededor del satanismo y el anticristianismo.

Una tendencia similar al resto de las bandas del mundo, pero con Schizophrenia (1987) las realidades de un país sumido en la dictadura comenzaron a reflejarse. ‘To the Wall’ nació de una historia de terror con la “autoridad”: en aquel tiempo ningún joven podía salir sin una identificación, en una ocasión los hermanos la olvidaron y al enfrentarse con los militares, los pusieron contra la pared y les apuntaron con una pistola. Pasaron seis horas en la cárcel y sólo salieron debido a que el papá de Paulo Jr., bajista de la banda,  tenía conocidos en la policía.

 

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Eventualmente, Sepultura se convirtió en una de las bandas más grandes de su tiempo, encabezaron festivales y dieron giras por todo el mundo. Para muchos se trataba de un sonido exótico, pero lo más importante era que ellos habían vivido en carne propia la decadencia que tanto enarbolaba el metal.

Los titanes del género se encuentran en Europa y Estados Unidos, pero la esencia del género se encuentra en el tercer mundo. Donde la corrupción mueve cada decisión del gobierno, donde la policía te arresta por la forma en la que te ves, donde la violencia está en cada esquina y lo único que queda por hacer es resistir. Una realidad que es mucho más temible que un demonio y la magia negra.

Sepultura escribió de la violencia en las calles, de la autoridad y de los pueblos olvidados por el mundo. De ahí que hayan hecho ‘Kaiowas’, canción inspirada en una tribu que prefirió cometer suicidio masivo en lugar de entregar sus tierras, y Roots (1996)disco dedicado a los pueblos del amazonas y que en parte grabaron con los Xavantes, una tribu de la gran selva.

Es en esos temas donde se encuentra la esencia del metal, grito violento de los grupos que han sido hechos a un lado para demostrar lo podrida que está la sociedad. No es extraño que Max recuerde lo que les mencionaron los Xavantes durante la grabación de ‘Itsári’: “Me dijeron que sentían una especie de parentesco con nosotros porque éramos como ellos: rechazados del resto de la sociedad brasileña”.

 

Tiempos oscuros

Sepultura llegó a su mayor auge técnico con Roots, pero todo cambiaría por el conflicto con Gloria Cavalera en 1996. La esposa de Max había iniciado con la banda como su representante; pero cuando el resto quiso cambiarla, el que había sido el líder de la agrupación decidió quedarse con la madre de sus hijos.

La salida de Max fue una tragedia para el mundo del metal, Sharon Osbourne recuerda que: “Cuando la separación pasó, Sepultura estaba perfectamente posicionado para ser el próximo Metallica, fue muy triste”. Una extraña coincidencia con nuestra realidad tercermundista, siempre habrá algo que nos impida dar el siguiente paso.

En 2006, Iggor terminó por abandonar Sepultura, banda que nunca fue la misma. Afortunadamente, esa ruptura eventualmente se convirtió en la reunión de los hermanos, que no se hablaron por más de 20 años.

De esa colaboración resultó Cavalera Conspiracy, una especie de Ramones en crack por la velocidad del menor de los hermanos. En los últimos años, Max e Iggor han puesto pausa a ese proyecto y se han encargado de revivir los mayores éxitos de Sepultura en el tour Return Beneath Arise. El dúo brasileño tocará de nuevo en nuestro país este 3 de junio, fecha para recordar que la esencia del metal se encuentra en el tercer mundo.

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