La tatuadora Lucía Serrano desarrolla el proyecto “Se desconocen”, a través del cual pretende visibilizar el feminicidio dibujando un código QR en la piel, que después puede ser leído con el celular.
Mientras en México se asesina en promedio a 7 mujeres todos los días y el fiscal general de la República, Alejandro Gertz Manero, propone eliminar el tipo penal de feminicidio, para reclasificarlo como homicidio calificado, existen otro tipo de manifestaciones que pretenden visibilizar aún más la violencia contra las mujeres.
Tal es el caso de la tatuadora Lucía Serrano, que bajo el alias de Le Petite Mort, impulsa el proyecto “Se desconocen”, mismo que surgió como parte de su tesis para obtener el grado de licenciada en Artes Plásticas en la Unarte, en su natal Puebla.
Partió del hecho de que muchas mujeres que son secuestradas para obligarlas a realizar trabajo sexual son tatuadas con códigos de barras que permitan su identificación.
“Me pregunté si la gente se tatuaría un código QR que, al ser escaneado, te dirigiera a una base de datos en la que se ofrecieran detalles de los feminicidios ocurridos en Puebla, en principio, con el nombre de la víctima, la fecha y la situación en la que fue encontrada”, dice Serrano.
Para su sorpresa, su invitación fue aceptada casi de inmediato por un hombre. Uno de sus compañeros de carrera se sometió a una sesión de tatuado que se extendió por más de 5 horas, en la que Lucía le dibujó, por medio de la técnica conocida como puntillismo, un código QR de 10 x 10 cm.
Hasta la fecha son 8 los códigos que ha dejado impresos en la piel de otras y otros voluntarios. Sin embargo, su anhelo es escalar el proyecto a nivel nacional, para que sean los feminicidios de todos los estados y no únicamente los de Puebla, los que se vean representados en los tatuajes.
“Más que feminista, me gusta pensar en mi trabajo como un tatuaje con trasfondo humano”, concluye.
Fotos de Paola Toledo
Hace 4 años que Le Petite Mort, cuyo nombre artístico alude a la llamada “pequeña muerte”, ese instante inmediato a un orgasmo en que el corazón de la persona se detiene, comenzó a llevar los diseños que hacía en papel a la piel humana.
Sin embargo, su objetivo fue siempre tatuar con un significado que trascendiera lo estético. De ahí que primero sostenga una charla con la persona y a partir de ella, Lucía realice los primeros trazos.
“Siempre quise ser psicóloga (risas), entre los temas que más me gusta abordar están el amor propio, la sexualidad femenina y la autoestima. Siento que todos tenemos un grado de ansiedad y que las enfermedades mentales se deben normalizar”, comenta.
Muchos de sus diseños plasman en imágenes –la mayoría realizados con líneas extremadamente delgadas y en blanco y negro– los demonios con los que sus clientes tienen que pelear a diario, pero también las soluciones que han encontrado para derrotar sus susurros.
Fotos de Paola Toledo