Coilguns es una de esas bandas que no caben en ninguna categoría cómoda. Son demasiado ruidosos para el mainstream, demasiado pensantes para ser reducidos al cliché del hardcore, demasiado incómodos para ser domesticados. Y ahí está su grandeza.
Coilguns no quiere que los ames, quiere que los sientas, que te incomoden, que te obliguen a pensar qué demonios estás haciendo con tu tiempo mientras el mundo se quiebra a pedazos. No todo tiene una respuesta clara. A veces lo que importa no es la lógica, sino la intensidad con la que dices las cosas.
Y eso es Coilguns: intensidad.
Una banda que viene de un país famoso por su neutralidad, por sus relojes y su chocolate, y que, sin embargo, suena como un derrumbe, como un terremoto que no pide permiso para sacudir los cimientos.
Coilguns no se trata de rebeldía en el sentido clásico. No es una protesta contra la pobreza ni contra la política que no los asfixia. De hecho, reconocen que su vida no es mala, que tienen estabilidad. Pero, ¿cómo expresas entonces el ruido interno, la ansiedad que no se cura con tener un techo sobre la cabeza o dinero en el banco?
Para ellos, la música experimental y caótica que hacen es, de alguna manera, la verdadera tradición suiza: es el arte.
Hablamos con Jonathan Nido, guitarrista de la banda, sobre sus próximas presentaciones en México y sobre inteligencia artificial: cómo la tecnología está invadiendo la música y las artes con una rapidez que da vértigo. No suenan alarmistas, pero sí críticos. Coilguns no teme a la IA como herramienta, pero se ríe de la idea de que pueda reemplazar la esencia de lo que ellos hacen.
La música de ustedes, de su banda, puede ser caos, ruido, confrontación. ¿Creen que Coilguns es un acto de rebelión contra la misma idiosincrasia cultural de su propio país, Suiza?
Interesante pregunta. No es así en realidad. Es interesante porque tenemos bandas de música muy experimental y muy caóticas desde los setenta. Tal vez bandas como Celtic Frost, Coroner y The Young Gods.
Para nosotros, esta música es un poco la música tradicional suiza. No sé si hay una correlación con la forma de ser de la gente en Suiza y el ser estrictamente organizado. Hasta cierto punto, sí, porque ese es realmente el único canal de arte que tenemos para expresarnos con esto.
Y es que no podemos quejarnos; no tenemos una mala vida, así que no podemos cantar como: “Somos pobres y odiamos a los políticos”. Creo que lo expresamos en forma de arte y es por eso que la música de Suiza es principalmente experimental y caótica. Así que sí está conectado, tiene sentido.
Es muy difícil de explicar. Estamos en contra de muchas cosas políticas, pero no es como si no estuviéramos de acuerdo con la mayor parte de la política en Suiza. No es que la política nos esté dando una mala vida, así que es una sensación realmente extraña.
The Sisters of Mercy: Oscuridad con estilo y guitarras afiladas
En sus shows se les elogia mucho su energía cruda, la puesta en escena muy visceral. ¿Cómo planean adaptar esa intensidad para los escenarios mexicanos?
Todos los lugares son diferentes. Eso es algo en lo que ya trabajamos mucho en Europa. Todos los días vamos a ver el lugar: cómo es, dónde podemos movernos, qué podemos hacer.
Y sobre todo, ya sabes, estamos aquí para compartir amor y energía. Cuando tocamos en un show, debe ser un lugar muy seguro, un lugar donde la gente pueda bailar y olvidarse de todo. Nos aseguramos de que, cuando hablamos entre las canciones, le recordemos a la gente estas cosas.
Vamos a decir que estamos aquí para bailar, para escuchar el caos de la banda y todo, pero seamos respetuosos unos con otros.
Nos vamos a subir al escenario y simplemente ofrecer el mismo espectáculo todas las noches. Vamos a tocar las mismas canciones, pero nos adaptaremos a la multitud cada noche. También conoceremos a la gente antes del show y tendremos la sensación de: “¿La gente está enojada hoy? ¿Están tristes?”.
En realidad, nosotros nos adaptaremos a ellos, lo hacemos mucho. Es una gran parte de esta banda adaptarnos al mood del público.
Es casi un ritual para el mexicano crear una catarsis colectiva en los conciertos, y el público se entrega positivamente muchas veces hasta sin conocer a las bandas. ¿Ustedes qué esperan encontrar de ese contraste cultural con los públicos de Europa, que tienden a ser un poco más fríos y reservados a pesar de estar en el éxtasis?
Va a ser genial. Es como lo de la pregunta anterior, como si nos adaptáramos a la multitud.
Si la multitud es un poco más tranquila, también actuamos de una manera diferente para que todos se sientan cómodos y no nos sintamos como payasos en el escenario.
Entonces, si la gente en México va a dar tanto y a entregarse, nosotros vamos a dar diez veces más. No puedo esperar a ver que esto suceda. Vamos a adaptarnos, muchos van a retribuir y va a ser genial. No puedo esperar a ver cómo es ese público mexicano del que hablan.
En el single “Placeholders” hablan un poco de sentirse como piezas de reemplazo en un sistema. En el sistema actual de la industria, con las métricas digitales y toda esta cuestión de los likes y demás… ¿Cómo lidian personalmente con la presión de los algoritmos, las visualizaciones de las redes sociales, las comparaciones artísticas y esa expectativa de presencia constante?
Ese es un gran tema. En primer lugar, lo odio. Odio las redes sociales. Odio las plataformas de streaming. Creo que es un sistema terrible.
Nunca fue hecho para realmente ayudar a los artistas; fue hecho para vender datos. Es solo un modelo de negocio que se convirtió en un estándar de la industria, y eso es algo terrible.
El problema que tengo es que, si esto se mantiene, pone al artista bajo presión. Debido al algoritmo, muchos artistas jóvenes escriben canciones para complacerlo, lo que significa que no están creando el arte que quieren, sino el que agrada al algoritmo.
Ese es un problema, porque te comparas todo el tiempo con los demás, sientes que nunca es suficiente. Las redes sociales y los servicios de transmisión son una lotería, un casino. Es como ganar la lotería; solo unos pocos artistas enormes ganan mucho dinero, y para todos los demás es ejercer demasiada presión innecesaria sin recibir algo sustancial. Ni siquiera para competir, sino para estar ahí abajo solamente.
Sobre la IA que hoy en día está haciendo música, canciones, letras, hasta bandas completas, etcétera. ¿Cuál es tu opinión al respecto?
Creo que se puede usar como una herramienta muy útil hasta cierto punto; es un arma de doble filo.
Mientras unos la usan para armamento, matar gente y encontrar mejores formas de ganar dinero, gente como nosotros la usa para hacer fotos de gatos volando o cosas muy estúpidas. No es preocupante.
Una cosa afortunada que tenemos en la escena del rock o metal es que la IA puede construir música pop, folk o cualquier tipo de cosa comercial y queda como un producto “decente”, porque no requiere mucho talento, no es tan complicado hacer eso.
Pero yo he probado cosas, por curiosidad, y si intentas obtener una canción de death metal o de noise, siempre sonará malísima o muy simple. Así que no estoy realmente preocupado, honestamente.
Creo que las redes sociales también eran una buena manera de mantenerse en contacto con la audiencia; ahora es más difícil llegar a ella. Te hacen pagar para llegar a tu público. Ni siquiera tu propia audiencia puede ver lo que estás haciendo u ofreciendo.
Solía ser una excelente manera de comunicarse directamente con contenido auténtico, pero ahora, con la IA y todo esto, las redes sociales se han convertido en un lugar donde los bots hablan con los administradores de comunidad, estos les responden a los bots, los bots a los administradores, y ya ni siquiera sabes si lo que ves es real.
Creo que la IA va a empujar a mucha gente de vuelta a lo más humano, porque está matando todo con falsificaciones tan profundas que ya no vas a creer nada.
Lo único en lo que vas a creer es cuando te vea en un show y me digas: “Tienes que ir a ver a esta banda, es una gran banda”, y luego vas a comprar una camiseta de esa banda en ese show porque es una camiseta de verdad, hecha por gente real.
¿Sabes a lo que me refiero? Creo que eventualmente ayudará a las personas a volver a algo más humano y real.
¿La IA es una oportunidad para empujar los propios límites creativos de una banda en la realidad cotidiana?
Nunca hemos tenido que usar IA hasta ahora, y no he encontrado ninguna herramienta que me pueda ayudar en algo creativo para la banda, excepto traducciones. Es muy útil para eso.
Podría serlo también para todo lo que no es creativo: organizar cosas, hacer planes, logística. Nosotros trabajamos con grandes diseñadores gráficos y no creo que la IA pueda reemplazar los intercambios que tenemos con ellos.
No quiero sonar como un anciano, pero realmente, en la forma en que interpretamos el arte en esta banda, no veo ningún uso real de la IA creativamente.
Tal vez pueda ayudar con las mezclas, por ejemplo, buscar en IA cómo sonaría la mezcla básica de tu disco, pero con un sonido tipo Deftones; pero es algo muy simple.
Al final, tú vas a hacer todo lo demás. Quizá para algo raro como eso, algo que te haga ganar tiempo, pero en el proceso creativo, no sé dónde exactamente sería útil para nosotros.
Imaginando un futuro distópico o utópico, en un festival donde los headliners son bandas generadas por inteligencia artificial, perfectas en ejecución, pero sin carne, sudor, sangre ni lágrimas. ¿Por qué debería un público elegir todavía ir a ver a Coilguns con sus imperfecciones humanas por encima de esa máquina en ese mismo festival?
Creo que eso no es lo que va a pasar. Y si eso sucede, lo primero que va a pasar es que la gente va a amar a los bastardos de Coilguns. Probablemente les va a encantar.
Pero, como decía antes, somos animales sociales, no criaturas solitarias. Necesitamos interacciones sociales.
La razón por la que hay tanta gente deprimida en el mundo ahora, mucho más que antes, son las redes sociales. Las personas se necesitan como seres humanos; necesitan interactuar, amar, llorar, abrazarse, sudar, tener emociones.
Lo único que me asusta de la IA es que puede hacerte pensar que tiene emociones. Ya ha sucedido con ChatGPT, algunas personas creen que tienen un amigo. Y es una maldita computadora que solo usa la mejor palabra conocida en su enorme base de datos para hablar contigo.
Eso no son emociones. El problema es que a algunas personas no les gusta marcar la diferencia. Y probablemente por eso el mundo va a llegar a su fin.
Pero la gente que realmente piensa siempre va a preferir una banda como esta, porque necesitas interacción social, es imposible vivir sin ella.
Ese es un tema muy interesante. Estoy bastante seguro de que esto no va a pasar. Para las personas que no puedan marcar la diferencia, va a ser muy difícil.
Lo que dije sobre la gente deprimida se puede ver como lo que pasó después de la Segunda Guerra Mundial, cuando también hubo una revolución industrial. Se suponía que traería ayuda a la gente, que trabajaríamos menos.
Pero lo que ha pasado desde que tenemos más tecnología es que la gente trabaja más, tiene menos dinero y solo unos pocos son más ricos todo el tiempo.
Algo no funciona. Esta tecnología no está diseñada para ayudarnos. Podría usarse para eso, pero se está usando para hacernos esclavos del sistema capitalista. Eso es lo que hace. Es una locura pensarlo.
En sus shows hay también momentos de calma relativa. ¿Cómo deciden cuándo pausar esa “agresividad” para dejar espacio a los silencios o al clímax emocional? ¿Qué impacto quieren que esos contrastes tengan en la gente que los escucha?
Creo que incluso cuando estamos “tranquilos”, siempre es un show intenso con nosotros, siempre muy emocional.
Si es demasiado intenso todo el tiempo y no tienes contraste, puede ser abrumador. Así que es natural. No pensamos: “Ahora agresivo, luego tranquilo”. Simplemente surge.
Ese contraste es nuevo en nosotros; antes solo hacíamos caos. Cambiamos y quisimos escribir música más melódica, que pudiera ser escuchada por más personas. Fue natural. Así evolucionamos como humanos.
En los discos eso también pasa: las partes tranquilas siguen siendo intensas, cargadas de emoción. En vivo, sí planeamos: tres canciones caóticas, Louis se mete en la multitud, ruido, y luego bajamos mucho, para que se sienta el cambio.
Puedes estar interpretando algo “triste”, pero al final hay emoción, y aunque cantes algo muy triste, la gente reacciona, siente ansiedad, siente algo. ¿No?
Regresa The Adicts a México al Foro Velódromo
Desde Commuters hasta Odd Love, ¿qué canción sienten que cambió más radicalmente en su enfoque musical, lírico o de producción? ¿Por qué esa canción en particular?
Son muy buenas preguntas. Difícil de responder, porque algunas canciones estaban más concentradas en el sonido.
Para empezar, creo que todo el nuevo álbum cambió radicalmente en todos los sentidos. El sonido, lo hicimos diferente, lo produjimos diferente, escribimos diferente, rompimos códigos.
Grabamos con alguien externo, mezclamos con otra persona, lo que nunca hicimos. Incluso el arte: antes solo dibujos, luego blanco y negro, ahora fotos a color.
Cambio completo. Antes las letras eran más crípticas. Ahora queríamos claridad, que la gente entendiera.
Si debo elegir, diría “The Wind to Wash the Pain”. Es una balada, nunca tuvimos una. Sorprendió: casi folk, pero con grandes guitarras.
También “Placeholders”, porque encapsula todo este cambio: suena rock, no metal o punk, aunque con energía punk. El estribillo melódico al final nunca lo habríamos hecho antes.
No pensé que entraría al álbum ni que a alguien le gustaría. Esa fue la canción que más radicalmente cambió nuestro sonido.
¿Hay algo en esta entrevista que no se te haya preguntado y que debimos haber cuestionado?
Creo que esta entrevista podría durar cuatro horas. Las preguntas fueron tan buenas que podríamos seguir hablando mucho más.
Fue realmente genial. Así que no, solo gracias por tomarse el tiempo de hablar con nosotros.
Esperamos conocer a la fanaticada mexicana; es de lo único que hemos hablado durante meses en la banda. Solo espero que la gente reciba el amor y la energía que tenemos para dar, que la pasen bien y disfruten los shows de nuestra banda.