La huesuda disfruta del 30 aniversario de La Castañeda
La flaca anda en busca de quien le dedique una canción para la eternidad. Recorriendo el centro de la Ciudad de México para hacer de las suyas, escucha la voz de Salvador Moreno y se imagina tenerlo en el cementerio cantándole todas las noches acompañado de La Castañeda. Decide entrar al Teatro Metropólitan y disfrutar “El don de la locura”.
Acompañada de una puesta en escena que construye un mundo lleno de historias, La Castañeda rinde homenaje a la locura y a la mente humana. En el marco de la celebración de Día de Muertos, las fuerzas del universo se reúnen en una velada mágica. A través de una ofrenda visual, recuerdan a Rita Guerrero, ex vocalista de Santa Sabina.
“Esperamos 30 años para vivir este momento. Un abrazo para todos ustedes”, comenta Salvador Moreno, vocalista de La Casta. La gente comienza a gritar: “Olé, olé, olé, Casta, Casta… Olé, olé, olé, Casta, Casta…”. La flaca se une al grito y se contagia de la energía para disfrutar de un recorrido musical dividido en tres actos. Sí, un total de 39 canciones y casi tres horas de concierto.
Su trabajo musical es muestra irrefutable del esfuerzo y preparación. Como parte de la escenografía hay una ofrenda en el centro, papel picado a lo largo del escenario y un par de columnas con flores de cempasúchil. La flaca se siente en su hábitat.
La Castañeda brinda un espectáculo completo en todos los aspectos. La huesuda se sorprende con el performance de la representación teatral, las bailarinas con abanicos de danza árabe, los hombres en zancos, las personas suspendidas en el aire, los ramilletes de globos negros.
La Castañeda interpreta un tema tras otro, sin darle oportunidad a la muerte para ir en busca de otra víctima o echarse unos tragos. “La Carta”, “La Fiebre de Norma”, “El Loco” con un bailarín caracterizado como el Joker, “Gitano de Mente”, “La Dosis”, “Tumba Matriz” y obviamente no podían faltar “Cenit” y “La Transfusión”.
También unas cuantas sorpresas como “Ángel de las Sombras” con Poncho Figueroa (Santa Sabina), “Secta de Extraños” con Luna Moreno, “La Espina” y “Labios Rojos” con Los de Abajo y el inconfundible sonido de Sax (Maldita Vecindad) en “Noches de tu piel”.
El concierto está por terminar y aún no es media noche, la dama cadavérica esboza una sonrisa macabra en su rostro y alista su carroza naranja para llevarse a los de La Castañeda. El panteón se vuelve una locura pues La Casta se avienta toda su discografía, incluyendo Servicios General I y II, así como El Globo Negro. Los muertos abandonan sus tumbas, mueven sus esqueletos y disfrutan de demencia musical.
