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La cosecha de carcajadas nunca se acaba con Standopados

Por: Jafet Gallardo 31 May 2018
Por Arturo J. Flores @ArturoElEditor Standopados y nadie les hace antidoping. Porque los que parecemos drogados somos los cientos que […]
La cosecha de carcajadas nunca se acaba con Standopados

Por Arturo J. Flores

@ArturoElEditor

Standopados y nadie les hace antidoping. Porque los que parecemos drogados somos los cientos que nos sentamos a lo largo y ancho del Teatro Telmex, a donde tiene lugar la noche de Jurgan Jacobo, Gon Curiel y Mau Jalife. Nos reímos como locos.

Tres nada tristes comediantes que hace tres tristes años se dieron a la tarea de combatir la triste situación de la comedia en México. Porque pocos sabían de lo que se trataba el stand up comedy. Nada de lo que la vida nocturna estuviera exenta en realidad. Lo que este trío de amigos hace en el escenario no se diferencia mucho del numerito que una bailarina exótica realizaría encima de una barra. Al final se trata de desnudarse. La primera se quita la ropa poco a poco. Ellos se quitan el pudor para contar sus experiencias personales. Coinciden en se exhiben para provocar reacciones en una audiencia. La striper, sudores corporales. Los comediantes siembran chistes para recoger carcajadas.

Pasan de las nueve cuando todo se pone tan negro como cuando te desmayas. En la oscuridad se distinguen las siluetas de los Standopados de espaldas al público, que no necesitan más presentación que la canción de Guns and Roses que suena a todo volumen. Axl Rose anuncia: bienvenidos a la jungla, tenemos diversión y juegos. Tenemos todo lo que deseas.

De inmediato Mau se queda solo y comienza su rutina. Con el ritmo un poco bajo, arrancando algunas risas en las filas que tiene más cerca y repitiendo quizá inconscientemente la muletilla “otra cosa que yo no entiendo”. Ese público que hace unos años no entendía la diferencia entre un cuenta chistes y un standopero, hoy tiene conciencia de que viene a reírse de sí mismo. No de los comediantes, ellos sólo son voceros de la sociedad que colocan ante un espejo los vicios, tristezas, miserias, alegrías, lugares comunes, caprichos y actitudes que nos hacen ser padres, hijos, subordinados, jefes, novios, esposas, compadres y Godínez. En la identificación, en el “es cierto” y del codazo que la chava le da a su amiga, se mide la efectividad del gag.

Mau sale avante de su primera intervención aunque no consigue arrancarle orejas y rabo a una multitud ansiosa de reír sí, pero que no se deshace del estrés que acumuló en el día.

Mau Jalife

Para cuando Gon Curiel se coloca el micrófono delante de la boca, varios han terminados sus tragos, los que los pone en una posición mucho más vulnerable hacia el humor. El ex financiero, que no se cansa de agradecer haber sido liberado de la oficina igual que el Chapo escapó de la prisión, posee un ritmo mucho más acelerado que el de su antecesor. Además, su manejo de caras, gestos y ademanes es efectivo para conseguir las primera hilaridad al unísono en el teatro. Esas risas que de tan estruendosas obligan a que se calle unos segundos, para que la gente recupere el aliento y pueda escuchar el resto de la rutina.

Los standoperos tienen mucho de músicos. Poseen un sentido del ritmo que les permite leer a su público, controlarlo, conducirlo a través de la historia que le cuentan hasta que se den de frente contra de muro de lo inesperado. Entonces estalla la risa.

curiel

Jurgan prácticamente deja un arado en el escenario cuando es su turno de comparecer. El colmillo que posee haría parecer desdentado a un jabalí. Su rutina acerca del sobrepeso y el bullyng consigue recrear en el Telmex lo que pasaría si se tratara de una banda de rock tocando su gran hit. Las risas son como las hinchas de las barras en el fútbol.

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JURGAN (14)

Luego del intermedio, Halife regresa por la revancha. Esto no puede quedarse así, ha de pensar mientras se limpia el sudor de la calva con una toalla y se regala otro trago de agua. A este monstruo hay que doblegarlo con risas y él tiene reservada la artillería pesada de su repertorio.

Sin romper el ambiente, Gon se avienta un nuevo set en el que ametralla al público con chistes familiares que poco a poco devienen en sátira política sin perder ese toque terapéutico del stand up comedy. Es él quien abre las puertas del infierno para que salga Jurgan con la fuerza de un toro a cornear directo al estómago a los presentes. Así se siente en la boca del estómago después de reírte sin parar por más de 120 minutos, como si te hubieran atravesado las entrañas con un objeto con filo.

El Costeño y el periodista Gustavo Adolfo Infante son los encargados de develar la placa por los tres años de Standopados. Nadie cuestiona que la merezcan. Más que alguna sustancia extraña en las venas, pareciera que estos tres tienen un súper poder: el de hacer que esta noche, por lo menos, seamos un poquito más felices.

 

 

¿Dónde?

Jurgan

@jurgan

 

Gon Curiel

@goncuriel

 

Mau Jalife

@maujalife

 

 

 

Foto perfil de Jafet Gallardo
Jafet Gallardo DIGITAL EDITOR Me gusta capturar historias en video y escribir mis aventuras de viaje. El conejito se volvió mi mejor amigo.
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