Incubus: un océano de nostalgia en México
Antes de que Incubus salte al escenario, dos hombres y una mujer conversan acerca de lo que significa ir a conciertos después de los 40.
—Los baños están afuera, ya no me quiero mover. Por eso ya no quiero otra chela—dice uno de ellos.
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—Me pasó en Tool. Yo tampoco quiero otra— responde ella, mientras se acomoda los lentes de pasta.
El tercero se encoge de hombros. Lleva tres vasos vacíos y apilados en la mano derecha. Sabe que tarde o temprano pagará caro su arrojo.
Incubis en México. Foto: keywords.mx
Hace más de 20 años, cuando el disco debut de Incubus vio la luz, seguramente ninguno de los tres se preocupaba por eso. A ninguno de nosotros nos quitaba el sueño la lluvia, como la que esta noche de viernes amenaza con caer sobre el Velódromo de la Ciudad de México. Ni la primavera es como solía ser. Tampoco nuestro sistema inmunológico. Sobrevivimos a una pandemia, pero le tememos más a una gripa que al Candyman.
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El grupo integrado por Brandon Boyd, Mike Einziger, Chris Kilmore, José Pasillas y la recién incorporada bajista Nicole Row reúnen a menos gente que Shakira, que en el estadio GNP ofrecerá siete conciertos multitudinarios, pero celebrarán a los fieles del rock alternativo una noche emotiva e irrepetible.
Por eso se colgaron hace unas semanas la medalla del sold out. Tocarán de principio a fin su primer disco. Salpicarán el platillo gourmet con algunos hits. No se trata únicamente de regodearse en el océanos de la nostalgia, sino de atestiguar la ejecución impecable del grupo formado en 1991 en Calabasas, California.
El disco, de hecho, fue grabado desde cero por el quinteto, bajo el título “Morning View XXIII” y lanzado al mercado el año pasado. También se hizo oficial el reemplazo de, bajista Ben Kenney por Nicole, que tocó en su lugar mientras el músico se recuperaba de cáncer.
—¡Ya que salga Shakira! — grita alguien entre canciones, desatando las carcajadas de sus vecinos.
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—Ah, chale, yo pensé que sería Don Omar— dice otro.
El mosh pit es el gran ausente. La mayoría disfruta del concierto en santa paz, con la sabiduría que impone la edad. Orgullosos de sus heridas de batalla, las que varias décadas de asistencia a conciertos les han infringido, preferimos administrar la energía para gozar un setlist gourmet de canciones que incluye pequeñas versiones a Phil Collins, Portishead y Rihanna.
Sobresale la ejecución de “Mexico” con Nicole y Mike al frente, en la que el nacionalismo de los chilangos brota en forma de un coro multitudinario que termina por ahuyentar a las nubes. También, más adelante, la energética “Anna Molly”, que gracias al buen audio es apreciada en cada uno de sus detalles.
Incubis en México. Foto: keywords.mx
Poco antes de las 11 el concierto termina. La gente se apresura a retirarse. Es muy probable que algunos busquen after, porque es viernes, y otros aprovecharán para irse a descansar. Como dijera Incubus, “Goodbye… nice to know you”.
