Compartir
Suscríbete al NEWSLETTER

Hombres G: “mantenemos el salvajismo en nuestro corazón”

Por: Arturo Flores 17 Ene 2020
Beben cerveza y apenas es la 1 de la tarde. El secreto de su supervivencia es que uno a otro […]
Hombres G: “mantenemos el salvajismo en nuestro corazón”

Beben cerveza y apenas es la 1 de la tarde. El secreto de su supervivencia es que uno a otro saben cuándo aconsejarse: “mejor vete a dormir”. David compone una canción por semana y Resurrección, su nuevo disco, los reconectó fugazmente con su viejo espíritu punk.

PB: En el documental Fue hace 30 años, David dice: “Yo quería ser un Sex Pistol”. ¿Qué salió mal? Lo pregunto porque los Sex Pistols grabaron únicamente un disco y ustedes, contando Resurrección, llevan 13.

DS: (Risas) Lo dije porque cuando tenía 15 o 16 años, durante unas vacaciones de verano, fui a ver al cine la película de los Sex Pistols y me cambió la vida. Me gustaba muchísimo la música, pero después de ver Dios salve a la Reina, me di cuenta que esto podía suceder. Los Sex Pistols nos enseñaron a todos los músicos que era posible subir a un escenario con una guitarra para hacer ruido. Antes de ello, los grupos como Pink Floyd o Yes te decían que aquello era inalcanzable, que tenías que ser un millonario para poder tener esos teclados y esos escenarios acojonantes. En cambio, los Sex Pistols abrieron la puerta a todos los chavales adolescentes que queríamos jugar con la música. Divertirnos, pues.

PB: Sin embargo, los primeros discos de Hombres G mantienen ese espíritu punk, una especie de Do It Yourself. Las primeras portadas las hicieron ustedes mismos y la música es más distorsionada. Al final, la estructura del punk y la del pop no es tan distinta.

RG: Porque era el nivel musical que manejábamos. Con el tiempo vas ampliando tu panorama y te empieza a gustar otro tipo de música. Cada vez quieres tocar mejor y componer de una manera más rica. Lo que nos enseñó el punk es que podíamos hacer una canción con dos acordes, no había que tocar como el guitarrista de Yes. Si tenías algo que decir, agarrabas una guitarra y lo hacías.

DM: Pero el DIY lo hemos tenido toda la vida. Incluso ahora con Resurrección lo hemos hecho así. Todo lo que hay dentro, incluso la portada, es culpa nuestra. Quizás eso nos viene de esa época, porque no delegamos nunca nada a nadie. Nos gusta que sea nuestra responsabilidad tanto lo bueno, como lo malo.

PB: En la primera escena de la película Devuélveme a mi chica en la que tocan como grupo, David trae una camiseta de The Clash y Dani una de los Dead Kennedys. Después de 30 años, ¿cómo cambia el gusto musical y un joven que sólo quería tocar dos acordes de pronto mete en un disco como Resurrección, una gaita, arreglos de cuerdas y saxofones?

DS: Vas aprendiendo, metiéndote en la música con más profundidad. Descubres nuevos acordes, armonías; se te abre un mundo que en un principio parecía muy sencillo y se limitaba a conseguir una guitarra y empezar a tocar. Descubres que la música es más grande y poderosa de lo que pensabas. Pero nos sigue gustando el punk. Yo sigo escuchando muchísimo a los Clash y a los Dead Kennedys, pero a la hora de crear, me gusta investigar y probar a meter una gaita.

DM: Con todo respeto, a mí me da mucha tristeza ver a un tío de 50 años que sólo le siguen gustando los Sex Pistols. Lo respeto, pero yo ya escucho otras cosas. Hemos ampliado el disco duro.

JM: Ni siquiera se escucha igual lo que hicieron los Clash de su primer disco a London calling. La evolución es algo natural.

PB: ¿Qué tan complicado resulta envejecer como creador de una manera digna? Porque no es lo mismo cómo envejeció John Lydon a cómo envejeció, por ejemplo, Henry Rollins.

RM: Para nosotros no ha sido tan complicado. Pasan los años y seguimos haciendo lo que nos gusta: giras y discos. Ponemos el listón cada vez más alto. Sabemos lo que queremos y siempre lo queremos mejor. No nos lo pensamos tanto, sencillamente lo hacemos.

DS: De todos modos, el punk y todo ese rollo es pura pose. Lo que importan son las canciones. Tú coges cualquier canción de Nirvana y la tocas con una guitarra acústica y te queda una canción pop, con una melodía bonita, que podía ser una canción de los Hombres G (risas), o cualquier grupo que quiere hacer canciones bonitas. Lo demás es marketing. Subir un poco más la guitarra o bajar un poquito la voz, o meter una distorsión. Son maneras de adornarlo. Cada quien elige el camino que quiere: unos escogen hacer mucho ruido y otros, tocar con orquesta. Pero lo esencial es la canción, la melodía y lo que le expones a la gente.

RG: Hablamos de envejecer dignamente, nosotros tuvimos la suerte de haber hecho un montonazo de canciones que ya son parte de la memoria colectiva. Entonces, ¿cómo envejeces dignamente con ‘Sufre mamón’, que compusiste hace 30 años y hablabas de algo que te pasó a los 20 y ahora tienes 50 años? Pues sencillamente porque la canción es más grande que nosotros. La gente la sigue cantando y son ellas, las personas, las que te hacen envejecer cuando te abandonan y dejan de cantar tus canciones. Lo que te ayuda a salir al escenario cuando tienes 50 y pico de años, a cantar ‘Sufre mamón’ o ‘Venecia’, es la fiesta que se arma. Es la gente la que hace que te la creas, y la toques con tantas ganas aunque la letra ya no la sientas tan profundamente. Es el público quien nos hace disfrutar de esas canciones.

PB: Y en este disco viene ‘Brazos en cruz’, que me parece una canción muy hermanada con ‘Voy a pasármelo bien’. ¿Se siente igual pisar el distorsionador de la guitarra a los 50 y tantos, que a los 20?

RG: Sí… y hasta más.

DS: Fue una de las últimas canciones que metimos en el disco. Habíamos visto que el álbum estaba muy lineal y tenía muchos medios tempos. Necesitábamos un poco de picante, un poquito de mala leche. ‘Brazos en cruz’ nos traslada a lo que éramos los Hombres G en un principio, así éramos en el año 83. Eso es lo que queríamos ser, cuando no éramos capaces de darle forma a una canción como ‘Brazos en cruz’. Nuestro rollo era el rock y el punk. Hay una parte de nosotros que sigue viva y conecta con esa canción. Seguimos siendo los cuatro guarros que nos gusta salir al escenario a tocar, aún hay una parte de eso aunque seamos unos señores mayores. Mantenemos ese salvajismo en el fondo de nuestro corazón.

PB: También está una canción como ‘Niña’, mucho más en el estilo de ‘Te quiero’. Tus canciones, David, son muy tristes. ¿El desamor conecta mejor con la gente que el amor realizable?

DS: ¡No todas son tristes (risas)! ‘Llegar a la noche’ es una canción de amor positivo, ‘Niña’ está en medio. ‘Desde dentro del corazón’ tiene cierta tristeza… sí, es verdad lo que dices. Pero sí creo que en este disco está más variado ese tema. Hay otros discos nuestros en que el amor siempre está desgarrado, en la onda “estoy jodido sin ti”, pero en este hay canciones como ‘Junto a ti’, que es una declaración de amor.

PB: Lo que se ha perdido con los años es el sentido del humor.

DS: Es que tenemos tantas canciones cachondas en cuanto a sentido del humor, que ya son demasiadas. Seguimos tocando muchas en directo. Tocamos ‘Nuestro bar’, ‘Indiana’, ‘Sufre mamón’, ‘Marta tiene un marcapasos’… son muchas de ese tipo. Yo, que escribo las letras, a esta edad ya no me apetece hacer canciones de ese corte, aunque recientemente hemos hecho ‘No lo sé’. Pero me apetece más hacer letras más poéticas, más profundas.

PB: Da gusto saber que se están tomando una cerveza durante la entrevista, porque ya no ocurre con los músicos. Me viene a la cabeza ‘Chico tienes que cuidarte’. ¿Fue un consejo que se dieron a sí mismos?

RG: Para nada, la cerveza es muy sana.

JM: La cerveza, el vino y el tequilita después de comer, molan.

PB: ¿Qué es lo que evitó que ninguno de ustedes terminara de una forma trágica, como le ha pasado a otros músicos? Nacho Vegas, por mencionar a uno.

RG: Es una cosa de cada persona. Hemos sido gamberros, pero no hemos sido unos killers. Tuvimos épocas desgarradoras, en los 80 más, pero al estar juntos toda la vida hemos equilibrado los desfases con la calma. Nos hemos sabido decir entre nosotros: “oye, tío, acuéstate ya”.

JM: Nos la pasábamos bien. Cogíamos unas juergas estupendas, incluso antes de tener el grupo hacíamos lo mismo en el barrio con los amigos, pero siempre de una forma sana, por decirlo de algún modo. Fuimos borrachitos, nos gustaba fumar, pero con sentido del humor. No íbamos tocándole los huevos a nadie. Hasta la fecha, cogemos una juerga juntos pero no molestamos a nadie. Jamás lanzamos las televisiones del hotel por la ventana.

RG: Seguimos bebiendo cerveza, tequila y cubatas como antes, eso no ha cambiado, pero no llegamos a ese punto crítico que muchos amigos nuestros.

JM: Además, desde que empezamos ya teníamos algo de información respecto a lo que pasaba si probabas esto o aquello.

PB: ¿Cuál ha sido la pérdida que más les ha dolido, entre esos amigos?

RG: Antonio Vega (Nacha Pop) fue muy amigo nuestro, pero todos pensábamos que el día menos pensado nos iban a dar la mala noticia.

DS: Todos sabíamos lo que le iba a pasar, porque aguantó demasiado tiempo el pobre. También me viene a la cabeza Enrique Urquijo, de Los Secretos. Muchísimos. Gente de la radio, compañeros de música… esa diversión exagerada y bestial de los 80 hizo que muchos pagaran la factura.

PB: David, el comunicado de prensa de Resurrección dice que escribiste más de 40 canciones sólo para este disco. ¿Cuántas hiciste para cada uno de los 13 que tiene Hombres G?

RG: En otros discos ha hecho como 25.

DS: Siempre hay que hacer muchas más de las que necesitas. Además, tengo una premisa que es intentar hacer una canción a la semana, durante toda mi vida. Aunque no tenga un disco en puerta. Me gusta coger la guitarra en mi casa y buscar ideas, apuntar y archivar cosas que después me servirán. Por eso, se da la circunstancia de que haya 30 canciones para hacer un disco. Es una gimnasia cerebral que me funciona.

PB: ¿Te arrepientes de alguna canción de todo ese

catálogo?

DS: Las que no me han valido han sido por algo. No te creas que para el próximo disco utilizaré alguna de estas. Se quedan ahí, que por algo las he desechado. Quizás un día las cambio o utilizo sólo una parte para hacer un estribillo que le falta en otra, hago un corta y pega, recurro a lo que tengo.

PB: Hay canciones que quizá te trajeron malos ratos, como ‘Matar a Castro’ (se rumora que al régimen cubano no le agradó nada).

RG: La tocamos en directo los primeros años.

DS: Al contrario, nos hizo muy populares en Miami (risas). En una época en la que no íbamos a Estados Unidos, en Miami era mucho más popular ‘Matar a Castro’ que ‘Sufre mamón’.

PB: Hombres G no se metió con la política, pero ¿el amor no es también una declaración política?

DS: Sí, porque nuestra misión es transmitir buen rollo a la gente. A veces estoy viendo en Twitter las noticias y me cabreo con los políticos por las idioteces que dicen. A veces me dan ganas de ponerlo en una canción, pero al final lo pienso y digo: que les den por culo. Lo que tengo que hacer son canciones bonitas para que la gente se olvide de todo eso y se alivie un poco de toda esta mierda.

JM: En el centro de todo proyecto político debería estar el amor. Pero los políticos lo que tienen son mentiras. Dividen a la gente con inventos y con religión. Todo eso cambiaría si insistiéramos en el amor, en el optimismo y en llevarnos mejor unos con otros. En México, en España y en todos lados. Deberíamos volver a esa idea sesentera y hippie del amor. Cambiaría más el mundo si pensáramos en acercarnos más en vez de separarnos.

DS: Lo que vemos en la política son fanatismos, intolerancia, que todo aquel que no está conmigo, está contra mí. Me dan pereza esas ideas.

PB: Se dice que Mick Jagger y Keith Richards ya ni siquiera pueden viajar en el mismo avión porque se detestan, aunque saben que lo que hacen en el escenario es inigualable, ¿ustedes tuvieron algún problema esos diez años que se separaron?

DM: Yo puedo volar con Jagger sin problemas (risas).

DS: Nunca perdimos el contacto, pero yo comencé a hacer discos en solitario y a viajar mucho. Nuestra vida, que es estar juntos, se rompió un poco. Nunca nos peleamos ni tuvimos mal rollo, pero sin el grupo sí nos separamos un poquito, aunque la amistad permaneció, por eso ya llevamos otros 17 años juntos.

PB: En la película Devuélveme a mi chica, regreso a ella, Javi dice en una línea: “los Beatles no sabían ni puta idea de solfeo y se han forrado”, y otro de ustedes menciona, por los problemas con Pati, la novia ficticia de David, “las mujeres lo cagan todo”.

RG: Ahora eso no se podría decir.

PB: Visto a la distancia, gran parte de lo que pasa en la película, como el que las chicas trajeran tatuado el nombre de Ricky, el antagonista, es muy sexista.

RG: Totalmente. La verdad, no entiendo el machismo.

DM: Tampoco se puede juzgar hoy una película de hace 30 años.

RG: Sucede también con el verso “voy a vengarme de ese marica”, que se usaba porque era un insulto que se utilizaba comúnmente, como decir tonto. Pero hoy día, eso causaría una tormenta en Twitter.

PB: Para concluir, vuelvo a Fue hace 30 años. Ahí David, dices que hace mucho no cantas con tu falsete, ¿fue porque te llegó la técnica?

DS: Fue porque aprendí a ajustar el tono adecuado de voz para las canciones. En la primera época componía de acuerdo con los pocos acordes que me sabía. Ninguno de nosotros, ni siquiera el productor, me dijo que bajara el tono de las canciones porque estaban muy altas y por eso cantaba con el falsete, como podía. Hasta que aprendí que si bajaba el tono se escucharía mejor.

JM: Eso mismo le dije a los Bee Gees y no me hicieron ni puto caso (risas).

Este video te puede interesar

Te recomendamos
Foto perfil de Arturo Flores
Arturo Flores arturo.flores
Descarga GRATIS Calendario Revive el Poder 2024
Calendario
Descarga AQUÍ nuestro especial CALENDARIO REVIVE EL PODER 2024.
Suscríbete al Newsletter
¡SUSCRÍBETE!
¿QUÉ TEMA TE INTERESA?