Ghost en México: Habemus Papa
De niño, odiaba levantarme temprano en domingo para ir a la iglesia. De grande, prometí no a volver entrar a una. Hubiera preferido que en vez de sabotear mi fin de semana llevándome a un templo soporífero en el que había que estar callado, mis padres me dieran permiso de desvelarme para acompañarlos a un escandaloso concierto de rock.
Ojalá me hubieran cargado en los hombros igual que a la niña que está a mi costado. No debe tener más de diez años y lleva la misma camiseta negra que su papá. La que lleva impreso el rostro huesudo del Papa Emeritus, vocalista y artífice de la banda sueca Ghost.
Llámenme romántico, pero me conmovió contemplar a padre e hija, con los brazos, recitar los varios nombres del demonio en Year Zero: “Belial, Behemoth, Beelzebub, Asmodeus, Satanas, Lucifer…”
Cónclave en Iztacalco
Afortunada además la pequeña porque le tocó atestiguar –un día se lo contará a sus propios hijos– la coronación del IV Papa Emeritus.
Avanzado el concierto, tras simular el fallecimiento del Papa Nihil mientras tocaba su solo de saxofón en Miasma, las Hermanas del Pecado, investidas en sus hábitos de monja, desnudaron al Cardinal Copia para colocarle la mitra.
Al mismo tiempo, la gente lo celebraba con el clásico grito: “¡Mucha ropa, mucha ropa!”.
Así, en una exclusiva mundial, México se volvió la sede del curioso cónclave y el escenario del Palacio de los Deportes, en el que Ghost se presentó este martes como parte de la gira A Final Gig Named Death, se llenó no de humo blanco sino de hielo seco.
Imágenes de Lulú Urdapilleta (Cortesía de OCESA)
De Sabbath a Marduk
México solía tener una relación complicada con el diablo. Desde 1989, cuando la Arquidiócesis de León orquestó la cancelación del concierto que Black Sabbath ofrecería en esa ciudad, hasta el círculo de oración que varias iglesias protestantes organizaron en 2003, en Monterrey, para “contraterrestar” los efectos satánicos que la actuación de Marilyn Manson dejaría en la juventud.
También en la capital regiomontana, en 2018, el alcalde negó el permiso para que una de las leyendas suecas del black metal, Marduk, actuara en el Café Iguana, so pretexto de la maldición que le caería a su administración si solapaba semejante blasfemia.
Pero Ghost, al mismo una banda musicalmente sobresaliente, que si bien no toca metal pero sí un rock oscuro con tintes setenteros, y un producto de mercadotecnia bien pensado por su creador Tobias Forge, para vender a través de la controversia, pareció resarcir el vínculo entre este país y el Maligno.
Durante casi dos horas, la orquesta de Nameless Ghouls enmascarados e identificados con su símbolo alquimista, llenó de energía las frases heréticas interpretadas en la primera parte por el Cardinal Copia y posteriormente por el Papa Emeritus IV.
Entre ellas, sonaron Rats, Absolution, Mary on a Cross, Ritual, Satan Prayer y Mummy Dust.
Se los chupa el diablo
En esta última, fueron disparados desde el escenario, adornado con una lona que simulaba los vitrales de una Catedral, cientos de billetes de 666 dólares estadounidenses, que los asistentes se afanaban por recoger del piso para conservarlos como recuerdo.
Por mucho que nuestras madres nos aconsejaron nunca levantar nada del piso, so pena de que lo chupara el diablo.
Simpatía por el demonio
Sin encore, pero con la ulterior promesa de volver en 2021 con un nuevo álbum, según un mensaje publicado en el Instagram de los suecos, Ghost se despidió dejándonos a varios con el deseo insatisfecho de escuchar la hipnotizante letanía de Monstrance Clock.
Ya no vi a la niña y a sus papás irse, pero sí a otros algunos púberes y adolescentes maquillados como el Papa Emeritus, abandonar el Palacio de los Deportes para iniciar la peregrinación hacia sus hogares.
Para muchos, quizá fuera su primer encuentro con el demonio, que debió tomar prestadas las palabras de los Rolling Stones para presentarse: “encantado de conocerte, espero hayas adivinado mi hombre…”.
