Garbage: 30 años de nostalgia en el Pepsi Center
La banda escosesa-estadounidense de garage rock, Garbage, celebra 30 años de carrera con una gira especial que incluye una gran curaduría de nostalgia que llegó el día de ayer al Pepsi Center del WTC en la Ciudad de México.
Minutos cardiacos y llenos de tristeza fueron la antesala para lo que sería mi primera vez con Shirley Manson.
Al llegar al Pepsi Center el concierto ya había comenzado y el reto era no perderme de más canciones, así que corrí a la puerta en donde recorrí algunas largas filas, para luego escabullirme entre la gente para lograr estar lo más cerca posible de la banda.
Creí que me sería más complicado, pero a veces olvido que el target de la banda, ya no pone en riesgo su vida y deja un lugar considerable entre persona y persona.
Ahí estaba yo, a unos 20 metros de los integrantes que me recibieron con “Cities in Dust”, un tributo a la banda de goth Siouxie & The Banshees. Esa canción que tanto disfruto bailar en lugares como el Real Under o el Foro Bizarro y que nunca imaginé bailar en un lugar como el Pepsi Center.
En fin, le siguieron unos golpes más de éxitos como I Think Im Paranoid y Stupid Girl, para ese momento quería llorar pensando en lo afortunada que era de estar ahí.
Algo que admiro mucho de Shirley, no es solo su talento, sino camaleónica personalidad, como lo reflejaba en el video de: donde los señores la hacían cambiar de piel, en este caso sus ourfits siempre muy arriesgados, muy imponentes y con una carga de personalidad.
En esta ocasión portaba un vestido blanco de olanes que cubría hasta sus pies, que se asomaban al caminar con unas botas negras con rojo que combinaban con las medias que rojas que se asomaban al caminar.
El aire del escenario no la agarraría desapercibida ni podría levantar aquel vestido.
En esta ocasión Shirley decidió ser rubia, que de no ser por sus cejas y pestañas obscuras le darían un toque albineszco.
Después de Im Only Happy When It Rains tocaría su canción favorita de la banda.
Mientras tanto, Duke Erikson se acercaba una y otra vez al frente, pero al momento en que Shirley daba su discurso, butch prefería la obscuridad en al fondo del escenario.
Yo por mi lado, me acerba cada vez más al escenario. El caso de llegar hasta adelante es también disfrutar la euforia de los verdaderos fans, aunque eso implique algunos pisotones al brincar y la saliva de los mismos al corear una y otra vez “Pushitttt” (léanlo en voz alta, a ver si salpican el celular).
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Para el momento del encore Shirley nos recibió con una calurosa pintada de dedo (de dos dedos).
Y para cerrar el concierto, un grupo de kiki balls subieron a sacar sus mejores pasos junto a Manson durante “Cherry Lips” literalmente, la cereza del pastel.
Pensando en la presencia entre el público de Ricardo Peralta, no me di cuenta de la ausencia de venta de carne durante el concierto.
Así es, los 30 años de banda merecían que alguien como Morrisey viviera de la misma experiencia que sus fervientes fans.
Así es como pasé mi primera vez con Garbage y junto a un Morrisey que se presentará el próximo domingo en el Auditorio Nacional.
Y sin más, cuento los días por el regreso de esta gran banda.