Este domingo se vivió la clausura del Flow Fest, el festival de reggaetón más grande de la Ciudad de México, pero no estuvo exento de polémicas desde días previos ya que las redes sociales ardieron cuando se anunciaron cambios en el line-up: Tainy y Cris MJ salieron del cartel por motivos personales y de salud, con Paulo Londra entrando como reemplazo.
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Para algunos, fue una jugada interesante; para otros, una completa tragedia. Muchos fans expresaron su enojo porque, según ellos, habían comprado boletos solo por esos artistas.
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Pero, como dice el dicho, “el show debe continuar”, y vaya que continuó. Lo primero que noté al llegar al festival fue la diversidad de gente: desde bellakos, chacales y fresas reguetoneros hasta fans del regional mexicano, quienes de alguna forma encajaban perfectamente. Esto cumplía por completo con el principal objetivo de un festival: juntar a un gran número de personas, de diferentes códigos postales, edades y personalidades, en un mismo espacio, unidas por algo tan mágico como la música… y, en este caso, para perrear hasta el piso.
Flow Fest 2024. Foto: Víctor Fuentes / Cortesía de Ocesa.
Uno de los shows más esperados fue el de El Malilla, quien, con apenas 45 minutos, logró llenar por completo el Coca-Cola Stage, uno de los escenarios principales.
Desde las primeras notas, quedó claro por qué es uno de los máximos exponentes del Reggaetón mexa. Su set estuvo lleno de energía, con temas como Dime, G Low Kitty, B de Bellako y, por supuesto, Vaquero. Fue emocionante verlo conectar tanto con el público, al punto de detenerse para leer carteles, bromear con los fans e incluso rechazar la petición del público de “que se encuere”, diciendo que no lo hacía porque estaban grabando y luego subían esos videos a TikTok, donde su mamá los vería y por tanto lo regañaría.
Flow Fest 2024. Foto de Víctor Fuentes / Cortesía de Ocesa.
Algo que me encantó de su presentación fue cómo logró mezclar lo sensual con lo divertido. En serio, pocos artistas tienen ese carisma para poner a miles a corear canciones mientras lanzan indirectas cargadas de humor. El Malilla no solo dio un gran show; nos recordó que la Ciudad de México es el epicentro del nuevo género que está conquistando al mundo: el Reggaetón hecho en México. No por nada está por presentarse en Coachella.
Grupo Frontera. Foto de Lulú Urdapilleta / Cortesía de Ocesa.
Mientras recorría los escenarios, descubrí el Coke Stage, un espacio más íntimo donde se presentaban artistas que no nacieron del reggaetón, pero coinciden en el movimiento urbano. Lo malo fue que cada show duraba solo 15 minutos.
El primero en aparecer fue Tito Doble P, una grata sorpresa, ya que en semanas pasadas ha dominado las playlists más importantes, como el “Top 50 de México” de Spotify, con su disco Incómodo. Cantó temas como El Lokeron, Dos Días y cerró con Deawbom Bélico, canción que se hizo viral en TikTok gracias al baile del Canelo Álvarez. A petición de sus fans, cantó una canción más: La People.
Flow Fest 2024. Foto de Víctor Fuentes / Cortesía de Ocesa.
Al ser este un escenario más pequeño, la acústica no era la mejor para una multitud, lo que generó quejas entre los asistentes, quienes pedían “que le subieran a su voz”. Más tarde, Belanova se presentó ahí, regalándonos un momento nostálgico con Rosa Pastel. De verdad, ¿quién no ha cantado esa canción en una peda?
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El cierre de este escenario fue un invitado sorpresa. El show de drones inició formando el logo del Coke Stage, para luego dar una pista con la forma de un sombrero. Muchos especularon que el artista sorpresa sería Fuerza Regida, pero finalmente se reveló que era Grupo Frontera. La agrupación deleitó al público con éxitos como Bebé Dame, No Se Va y El Amor de Su Vida. Para este punto, el sonido había mejorado y las quejas se transformaron en coreos, bailes y gritos.
Becky G. Foto de Víctor Fuentes / Cortesía de Ocesa.
Después de explorar otros escenarios, llegué justo a tiempo para las últimas canciones de Ñengo Flow en el Sprite Stage. Su energía es simplemente inigualable, y el cierre con Safaera fue una explosión total. Lo mejor fue cuando subió a El Bogueto y La Bellakath para darles un reconocimiento por el movimiento que han ayudado a crear y consolidar: el Reggaetón mexa.
De ahí corrí al escenario principal para alcanzar a Becky G. Aunque empezó flojo, poco a poco el público fue llenando el espacio, especialmente cuando cantó clásicos como Mayores y Sin Pijama. Su cierre con Shower se vio interrumpido por el show de drones que anunciaría al invitado sorpresa del Coke Stage.
Chencho Corleone fue la cereza del pastel de mi noche. Nos hizo viajar en el tiempo con clásicos como Fanática Sensual, Frikitona y Candy. Muchos comenzaron a perrear hasta el piso, incluido un vendedor de cervezas que estaba cerca de mí y que se unió al baile con un grupo de chicos. Portando la playera de la Selección, Chencho también interpretó sus nuevos éxitos, como Desesperados y Me Porto Bonito, logrando que todos, desde los más fresas hasta los más bellakos, cantaran y bailaran como si no hubiera un mañana.
Con casi una hora y veinticinco minutos, Arcángel cerró el Sprite Stage. Sin embargo, no fue una de las mejores elecciones. Desde el inicio, no logró llenar el show como Ñengo Flow, y fueron pocos los momentos en que el público coreó sus canciones. Conforme avanzaba su presentación, muchas personas se fueron para ver a los últimos artistas del festival, como Reels B en el escenario principal y Dan García en el Dembow Victoria Stage, dejando huecos considerables en el Sprite Stage. Arcángel cerró con su colaboración con Grupo Frontera ALV y La Jumpa.
ReelsB. Foto de Liliana Estrada / Cortesía de Ocesa.
El Flow Fest no solo fue un festival; fue una experiencia que nos recordó por qué el Reggaeton más que un género musical: es un fenómeno cultural. Desde El Malilla hasta Chencho, pasando por sorpresas como Grupo Frontera, cada artista aportó algo único. Fue un día lleno de música, baile, risas y momentos que quedarán en la memoria de todos los asistentes.
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Aunque no todo fue perfecto (la acústica del Coke Stage y algunos vacíos en escenarios secundarios dejaron que desear), al final este festival logró algo increíble: unirnos a todos, sin importar de dónde venimos, en un solo ritmo. Y, sinceramente, ya estoy contando los días para la próxima edición.