Entrevista con Pablo Vergara “Morbid”, del documental sobre Elisa Lam

Pablo Vergara es Morbid, el músico mexicano de Black Metal que aparece en “Escena del crimen: desaparición del hotel Cecil”, a quien los detectives de Internet responsabilizaron de la muerte de la joven Elisa Lam y que después se descubrió que no tuvo nada que ver.

Además de músico, el regiomontano residido en Estados Unidos es cineasta. Estudió en la New York Film Academy y en YouTube puede verse su película independiente “Necromurder: a story of Black Metal”.

Algunos cortes de la misma son incluidos en el documental de Netflix, en la que puede a verse a Pablo Vergara protagonizar la película que escribió, dirigió y produjo.

En ella, dos músicos de Black Metal tienen profundas diferencias a consecuencia del dinero que genera su agrupación, al grado de dirimir sus diferencias en un baño de sangre y violencia.

Platicamos con Pablo Vergara vía telefónica desde Nueva York, acerca de su aparición en “Crime Scene: The Vanishing at the Cecil Hotel”, además de su trabajo en solitario.

Tu película está inspirada en el asesinato de Euronymous a manos de Varg Vikernes, uno de los puntos fundamentales del nacimiento del black metal noruego. Pero también se menciona que es autobiográfica.

Así es, tomé como referencia la anécdota de Mayhem para contar una historia personal. Tuve la oportunidad de trabajar con dos integrantes de Mayhem, Attila Csihar y Hellhamer, así que estoy muy familiarizado con el tema.

¿Has ido a Noruega para conocer el sitio donde estuvo Helvete, la tienda de discos de Euronymous en la que comenzó el Inner Circle?

Claro, bajé al sótano donde se reunía el Inner Circle, el sitio donde Euronymous se tomó aquella icónica fotografía en la que se ve la pinta de “Black Metal” en la pared. Ahora es un museo al que puedes visitar. Ahí llevé mi disco y visitar el lugar fue como regresar al punto cero, donde comenzó todo el Black Metal.

Al Black Metal se le ha tachado de satánico, aunque sus primeros representantes distaban mucho de serlo, ¿has hablado con Attila y Hellhamer acerca de la quema de iglesias?

La verdad no, nuestra relación ha sido estrictamente musical. Pero no se puede negar esa parte de la historia. La quema de iglesias existió y definitivamente no estoy de acuerdo con ella.

Los black metal rockers no adoraban a Satán, como se ha popularizado. Querían volver a sus orígenes vikingos, a esa religión pagana que los cristianos les habían quitado. Lo que creo qué pasó es que eran muy jóvenes e impulsivos. Tenían alrededor de 20 años. Por eso cometieron aquellos crímenes.

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A ti te responsabilizaron de la muerte de Elisa Lam, como se puede ver en el documental de Netflix, aunque realmente te alojaste en el Hotel Cecil más de un año antes de su desaparición, porque alguien malinterpretó las letras de tus canciones. A Ozzy lo culparon de la muerte de un joven por “Suicide Solution” y a Marilyn Manson en su momento, lo señalaron por inspirar con sus canciones a los autores de la masacre de Columbine, ¿dirías que es el costo qué hay que pagar por tocar metal?

Tristemente es algo que pasa con la música, hay personas que no entienden que se trata de arte y punto. Nadie piensa lo mismo de los que hacen cine o escriben literatura de horror. Ahí tienes a “Walking dead”, es el programa más visto de la pantalla y nadie señala a sus autores por nada. Pero además se trata del metal.

 Ted Bundy era un gran fanático de los Beatles y nadie piensa que por escuchar a los Beatles, alguien se pueda convertir en asesino. Pues de la misma forma creo que por ser metalero no tienes que ser una mala persona.

Además de la referencia a Mayhem, “Necromurder”, sobre todo en la secuencia final, me parece que tiene tiene influencias de “Sin City”, los cómics y el trabajo de Frank Miller.

¡Definitivamente! Soy un lector de cómics y tengo unas gran colección. Entre mis tesoros están los números originales de “El Cuervo”, de James O’Barr. De hecho, ha habido quienes me dicen que mi película debería ser la segunda parte de “El Cuervo”, porque no les gustó la que hicieron… (risas)

A Brandon Lee, el protagonista de “El Cuervo” lo asesinaron por error durante el rodaje de la película. Al final, la muerte parece rondar muchas de las cosas que te gustan. ¿Cómo es tu relación con la muerte hoy en día?

No le temo. La acepto, convivo con ella. Me duele cuando es la muerte de un ser querido. Entonces sí se torna dolorosa. Pero la muerte es algo que nos une como seres humanos. Llevo un tatuaje en latín que en español sería “La muerte es común”. Es decir, a todos nos llegará.

Háblame de tu vida antes de mudarte a Estados Unidos.

Nací en la Ciudad de México, pero viví mucho tiempo en Monterrey. Comencé a escuchar metal alrededor de los 16 años. Los clásicos, ya sabes, Black Sabbath y Saxon, hasta que más adelante me adentré en el Black. Viví en Alemania, pero también pasé un invierno en Noruega, así que estoy lo suficientemente empapado en oscuridad para hacer lo que hago. En Europa formé mis primeras bandas.

Con ellas hice algunas giras junto a agrupaciones importantes. A raíz de lo qué pasó con el documental me dieron ganas de retomar la música. Ya tengo una banda en Nueva York. Es mucho más fácil trabajar con ellos que con Dinasty of Darkeness (su primera banda y cuyo disco debut, “Empire of pain”, fue producido por Steve Tucker, de Morbid Angel).

Ojalá pueda regresar pronto a México, me gustaría presentar mi película allá y también dar un concierto o una conferencia. Ahorita estamos planeando hacer un show online con el grupo.

¿Te gustan el cine mexicano y el metal mexicano?

Mucho, y también la comida mexicana (risas). Soy seguidor de los Tres Amigos, Alejando González Iñárritu, Cuarón y Del Toro. Son ganadores del Oscar. Uno de mis sueños es poder trabajar con ellos. De la música mexicana me he desconectado un poco, pero me gusta Lápida, de Monterrey.

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¿Y la música norteña?

Pues algunos grupos, como Intocable, aunque no me grabo bien los nombres. En realidad, es uno muchas cosas que no son metal, como Dead Can Dance. También me gusta mucho la música clásica y tengo tatuado a Beethoven. Lo único que no soporto es el reggaetón. Ponme reggaetón y me salgo de la habitación.

Dices que te gustaría dar una conferencia, ¿hablarías con otros sobrevivientes al suicidio acerca de tu experiencia cuando quisiste quitarte la vida a consecuencia del cyberbullyng que viviste tras la muerte de Elisa Lam?

Sí, lo que le salvó a mí fue que mi intento de quitarme la vida fue fallido, no me salió. Los detalles prefiero reservármelos, pero definitivamente creo que todos y cada uno de quienes estamos en la tierra somos irrepetibles.

Me gustaría decirles a quienes sufren de cyberbulling que no se dejen vencer. Porque es una realidad atroz, no todos logran sobrevivir.

De alguna forma, si la conclusión del caso apunta al suicidio, entonces la historia de Elisa y la tuya están conectadas.

Por eso hay que hablar del tema y advertir a todos de las consecuencias.

A raíz de tu aparición en “Crime Scene: The Vanishing at the Cecil Hotel”, tu película está siendo más vista en YouTube y hay quienes preguntan por tu música. ¿Fue complicado para ti aceptar hacer el documental y mostrar tu cara? ¿Te dio miedo remover fantasmas del pasado y que hubiera quienes pensaran que querías hacerte publicidad?

Fue una decisión complicada. Me lo pensé muchísimo. Pero soy muy fan de Joe Berlinger (el director), especialmente de Paradise Lost. Sabía que estaba en buenas manos y que trataría muy bien el tema y podríamos cerrar este capítulo. Siento que incluso se lo debía a Elisa.

Entre los créditos de producción aparece Ron Howard, el director de películas como “Una mente brillante” y “El código Da Vinci”. Como estudiante de cine, debe ser maravilloso leer “Pablo Vergara Morbid” cerca del suyo.

¡Imagínate! No sólo al lado de él, sino el de todo el crew.