Entrevista con Evan Seinfeld: de Biohazard a empresario porno
El 13 de marzo de 2001, Evan Seinfeld interrumpió el concierto que Biohazard ofrecía en el Hard Rock Live de la Ciudad de México. Había comenzado una pelea entre la gente reunida a los pies del escenario.
En entrevista, el ex bajista y cantante de la banda neoyorkina recuerda cómo convenció a los protagonistas de la disputa de hacer las paces. Seinfeld pidió a sus compañeros de grupo que dejaran de tocar. Hasta que los ánimos no se calmaran, el concierto no seguiría.
“Biohazard fuimos unos embajadores del moshpit. No éramos músicos de academia, sino unos tipos de la calle que iniciaron una banda. El moshpit era algo muy normal en los clubes de Nueva York, como el CBGB, que se fue extendiendo a otras ciudades desde Moscú hasta Tokio.
Fotos: Joshua Spencer
“Recuerdo ese día en México. Los encargados de seguridad no sabían cómo manejarlo. Por eso tuve que hablar con los chicos y decirles: el slam es divertido, te ayuda a canalizar tu energía negativa y deshacerte del estrés. Pero se tiene que desarrollar en un ambiente de fraternidad”.
Evan Seinfeld creó Biohazard junto al guitarrista Bobby Hambel y el baterista Anthony Meo en 1987. Poco después, se sumó a la formación Billy Graziadei. Junto al grupo, Evan grabó 9 discos de estudio y realizó varias giras alrededor del mundo.
En 2011, Seinfeld anunció su partida del grupo.
Además de dar continuidad a su trabajo musical en agrupaciones como Damnocracy y The Spyders, ha desarrollado una carrera como fotógrafo, actor de televisión (en series como Oz), en películas pornográficas y como CEO del sitio de contenido erótico IsMyGirl.
¿Qué más recuerdas de aquella presentación en México?
La gente fue impresionantemente entusiasta. Estaba hambrienta de conciertos. Según me explicaron, no había muchos shows en tu país y el nuestro fue uno de los primeros. También recuerdo que me llevaron a las pirámides en Teotihuacán. Subí hasta la cima y obtuve las peores quemaduras de sol de mi vida.
Me llevaron adentro de la pirámide. Me explicaron que ahí es donde los antiguos realizaban un ritual sagrado. Fue increíble, porque a mí siempre me interesaron las investigaciones de doctor Miguel Ruiz. Sus libros Los cuatro acuerdos y La maestría del amor han influido mucho en mi vida. Esa fue la parte espiritual del viaje, pero tampoco olvido que comí muchísimo porque la comida mexicana es exquisita.
Lo que sucedió al final de ese tour también fue divertido. Tocamos en el festival Monsters of Rock de Sao Paulo con Iron Maiden, Sepultura, Motörhead y Skid Row. Teníamos a un par de hermanos gemelos, dos tipos gigantescos y llenos de tatuajes, trabajando como jefes de seguridad.
En ese tour, se los presenté a los de Iron Maiden y uno de ellos acabó trabajando con ellos. Hasta la fecha, 20 años después, está con Iron Maiden. ¡Perdí a uno de mis mejores hombres por culpa de una de mis bandas favoritas! Está bien, ellos pueden pagarles mejor. (Risas)
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¿Cómo has sobrellevado esta pandemia?
Complicado, porque la gente cree que el contenido debe ser gratis. Ahora mismo nadie está haciendo giras. Ni siquiera Drake está dando conciertos. Hay personas que buscan contenido erótico y en ese sentido, creo que fui disruptivo proponiendo una plataforma en la que la gente es quien produce su propio contenido erótico.
¿Crees que la gente se aburrió del porno profesional?
Sé de lo que hablo. En el pasado, trabajé con Larry Flint en Hustler TV y conocí a muchos directores de porno. La mayoría quería hacer películas en Hollywood, pero como no tenía los contactos adecuados, acabó haciendo cine tres equis. Por eso hacían esas películas porno tan pretenciosas.
Aceptémoslo, la gente que consume contenido erótico no quiere ver parodias de superhéroes. Están buscando historias sencillas: alguien va a ver a una masajista, que es una chica muy sexy, y acaba teniendo sexo con ella. Googlean palabras como “hermanastro” o “madrastra”. La industria tiene que producir lo que la gente quiere ver.
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Entre la música y el porno, ¿qué industria es objeto de más prejuicios?
Todo el mundo tiene prejuicios. Yo mismo los tenía acerca de Playboy. Pensaba que la gente que trabajaba ahí sólo asistía a fiestas en una mansión (risas). Ya en serio, la música tiene más prejuicios. El más común es que te harás rico y famoso gracias a tus canciones. Pero no es cierto. Hoy menos que nunca.
Respecto al porno, creo que podría hacer un programa entero acerca de los mitos que existen. La gente no entiende cómo se hace el dinero o por qué ve una y otra vez a la misma persona en todas las películas.
Biohazard comenzó como una banda independiente, ¿crees que IsMyGirl se parece a la industria musical independiente?
Claro, crear contenido desde la independencia es el secreto del éxito. Los productores musicales o de televisión ya no están buscando a las estrellas del futuro. Estuve trabajando con una disquera grande y encontré a artista de hip hop muy talentoso. Le dije a los ejecutivos: tienen que venir a verlo. ¿Sabes qué me respondieron? Me preguntaron cuántos seguidores tenía en Instagram.
¡No les interesó saber si la música era buena! ¡Sólo querían saber cuántas reproducciones tenía en YouTube. Vivimos en un tiempos en los que el tamaño de tu audiencia es más importante que el contenido que generas.
Si conocieras a una mujer muy hermosa que quiere ser estrella porno, pero no tuviera un gran respaldo en sus redes sociales, a nadie le interesaría. Hay que encontrar el equilibrio entre la calidad del contenido, el alcance que tiene y el llamado a la acción que genera. Es decir, cuántas personas pagarían por su contenido Premium.
En esos términos, resulta igual de valioso que la gente aporte a una colecta que Will Smith haga para caridad o al Patreon de una modelo independiente. El negocio radica en crear engagement. Yo tengo proyectos en la música, la televisión y en la industria de la mariguana y está todo basado en el mismo modelo.
Por eso, la gente ya no compra publicidad en televisión. Los millennials y centennials no tienen televisión de paga, ¡están en Instagram!
Ahora que hablaste de televisión, ¿dirías que tu trabajo en Oz también tuvo una relación con la violencia de la que hablaban las canciones de Biohazard?
No soy un tipo violento ni crecí en un ambiente así. Pero muchos de mis amigos sí fueron asesinados, estuvieron en tiroteos o murieron por sobredosis. En los 80 en Nueva York, las cosas podían salirse de control.
Experimentar esas dificultades tal vez hizo más creíble mi actuación en Oz. Así lo creo, porque me mantuvieron hasta el final. Muy a menudo, los escritores me preguntaban: “a ver, Evan, si te roban dinero en prisión, ¿cómo te vengarías?
La verdad es que no lo sabía. Alguna vez fui arrestado, pero nada del otro mundo. Había gente en el set que sí tenía experiencia carcelaria. No diré quién, pero era alguien muy famoso que estuvo mucho tiempo en la cárcel. Él sí nos hacía ver cuando nos equivocábamos.
Por ejemplo, la mayoría pensábamos que quien mandaba en una celda dormiría en la litera de arriba, pero en realidad no es así. El líder prefiere dormir abajo y le dice al otro: “tú tienes que estar arriba, donde pueda vigilarte”. Oz era creíble por cosas así. Lo que yo aporté iba más en el sentido de cómo hablaba la gente en la calle.
¿Qué música disfrutas hoy en día?
Soy muy ecléctico. Escucho mucho rock clásico, hip hop y heavy metal de la vieja escuela. Hay una estación de radio que coordina LL Cool J llamada Rock the Bells en la que suenan cosas de Run DMZ y Public Enemy. Disfruto mucho a Black Sabbath, Lynyrd Skynyrd, Judas Priest, Metallica y Iron Maiden.
Depende mucho de lo que esté haciendo, no es lo mismo si voy conduciendo, estoy haciendo ejercicio o quiero dormir la siesta. Ayer fui dar un paseo a campo abierto con mi hijo y escuchamos el Simaese Dreams de Smashing Pumpkins. Me gusta la batería de Jimmy Chamberlin en ese disco.
Estoy a punto de grabar mi proyecto solista. Creo que será un híbrido entre lo clásico, algo de música soul, un poco de hip hop y hasta un poco de electrónica, no estoy seguro. Ahora, cuando me siento estresado y necesito relajarme, escucho a The Beatles, The Rolling Stones y The Allman Brothers.
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Te has casado con dos estrellas porno, ¿dirías que son matrimonios normales?
Creo que las palabras “matrimonio” y “normal” no deberían estar en el mismo enunciado nunca. Cuando conocí a mi ex esposa, Tera (Patrick), yo no estaba buscando tener una relación con una estrella porno. Ni siquiera sabía a lo que se dedicaba. Fue ella quien me encontró.
Me vio en la televisión y alguien de Playboy entró en contacto con una persona de HBO para presentarnos. Yo ni siquiera sabía quién era ella. Le pregunté a un amigo fotógrafo que había trabajado con Playboy quién era esa mujer tan hermosa. Empezamos a hablar por teléfono hasta que tuve que ir a Los Ángeles para hacer una audición.
Así empezó el romance y me casé con una estrella porno. No era un matrimonio común. Cuando estuvimos casados, Tera sólo hizo escenas conmigo y con otras chicas. Sólo al final de nuestra relación decidió hacer porno con otros hombres.
La gente hace lo que sabe hacer, pero existen muchos tabúes alrededor. La mayoría somos juzgados por lo que hacemos y no por quiénes somos en el fondo. Yo no soy solo un músico, un actor, un empresario o creador de pornografía. También soy un hombre, un padre y un amigo.
