Entrevista con Kristoffer Borgli, director de “Enferma de mí”
Con Enferma de mí, el director y guionista Kristoffer Borgli trató de hacer una historia alrededor de personajes atractivos aunque no necesariamente “agradables”.
“El escritor Saul Bellow dijo: ‘Un pensamiento de asesinato al día mantiene alejado al psiquiatra’. Hay algo en esa cita que habla de mi deseo de explorar estas situaciones escalofriantes y, a veces, terribles en la ficción”, explicó Borgli en entrevista.
Sinopsis
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La historia sigue a la pareja formada por Signe y Thomas, enfrascados en una relación competitiva en la que se buscan opacar mutuamente hasta que todo se desborda cuando él adquiere notoriedad como artista plástico.
Es así como ella decide darle un giro terrible a sus ganas de llamar la atención llevando al extremo su mitomanía.
La historia, explicó el cineasta noruego, empezó con el personaje de Signe: “pero me encontré interesándome en su novio Thomas a medida que avanzaban los borradores”.
“De repente quedó claro que la columna vertebral de la historia era realmente la dinámica entre ellos, que la motivación de sus acciones a menudo parecía desencadenada por su relación competitiva”.
De la ficción a la realidad
La intención de Borgli siempre fue que Enferma de mí ocurriera en un contexto real, en un entorno social que había observado en Oslo.
“Pero dado que el personaje termina yendo tan lejos, trazar cada giro que necesitaba tomar fue un desafío. El público tiene que ir allí con ella, paso a paso terrible”.
La selección de la actriz que interpretaría a Signe era un desafío que entendió muy bien Kristine Kujath Thorp, quien se quedó con el papel.
“Es una parte contundente y psicológicamente compleja que también requirió sincronización cómica y maniobras físicas extremas para lograrlo, declaró el cineasta”.
“En la preparación estábamos explorando una especie de doble actuación: ¿cómo interpretas a un personaje que nunca muestra su verdadero yo? Miente mucho, trata de parecer humilde cuando no lo es, siempre aporta un nivel de actuación a sus situaciones sociales”.
“Actuar un personaje que actúa fue un equilibrio intrincado de lograr, y Kristine lo manejó muy bien”, añadió.
La magia del MUA
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Eso incluyó, en buena parte de la película, que la actriz usara maquillaje protésico a cargo de Izzi Galindo.
“Creo que a los dos nos fascina la sensación que puede generar un rostro o un cuerpo alterado. Tratábamos de encontrar la línea en la que la dismorfia se viera como atractiva e impactante al mismo tiempo”.
El director estaba convencido de que “quería capturar esta historia algo incómoda de la manera más hermosa posible”.
“Quería fotografiarla durante los hermosos veranos que tenemos en Oslo. Quería que se viera y se sintiera lo más atemporal posible, tanto para equilibrar la historia muy contemporánea como para aludir a la relevancia inmortal de algunos de los temas como el narcisismo y los celos”.
“Así que la filmamos en 35 mm, hay mucha música clásica en la película y, con suerte, todo se traduce en una hermosa película que retrata cosas terribles”.
Kristoffer Borgli, quien también escribió y editó Enferma de mí, con la que participó en la competencia oficial de la sección Un Certain Regard de Cannes 2022, concluyó:
“Moralmente, la película no deja exactamente impunes las fechorías de los personajes. En ese sentido la historia también funciona como una parábola. Doy la bienvenida a cualquier interpretación de la película, y cualquiera tiene derecho a opinar, pero para mí se trataba de encontrar el humor en las partes más oscuras de la vida y la cultura modernas”.
Enferma de mí: Una comedia anti-romántica
