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El viaje espacial de Metronomy

Escrito por:Soraya Villanueva

Decía Carl Sagan que el cerebro es como un músculo y cuando está en uso, nos sentimos bien. No se equivocó. Metronomy regresó a la Ciudad de México para ofrecernos un auténtico viaje desde el planeta Tierra hasta lo más recóndito del universo.

La banda británica fundada por el multi-instrumentista Joseph Mount, e integrada por Anna Prior (batería y coros), Olugbenga Adelekan (bajo), Oscar Cash (saxofón, coros y teclados) y Michael Lovett (teclados, coros y guitarra). Con seis álbumes en su carrera y Metronomy Forever el más reciente, el grupo ofreció un recorrido sonoro por géneros como el pop, electro y synth en el Pepsi Center.

Astronautas en fuga

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Ataviados con overoles blancos como si fueran astronautas a cargo de una abundante tripulación, los músicos iniciaron el despegue entre los densos sintetizadores de Lately. Anticipando un viaje plagado de emociones, que fueron de la euforia a la tristeza, The Bay se hizo presente, para continuar con If you want to go, I’ll take you back one day.

Segundos antes de tocar la atmósfera, la suave melodía de Wedding Bells acompañó la vibración de las turbinas. Nos llevó a través de un universo desconocido, con el corazón a mil por hora, hasta que sonó Corinne. Siguiendo la suave trayectoria, después de un estallido, Whitsand Bay nos condujo al coro pegajoso de And everyone talks.

Una jornada atemporal

Una vez en órbita, antes de alcanzar el techo cósmica, Joseph agradeció por ser el capitán de una nave, que por primera vez superaba su número de tripulantes fuera de su país, para dar las gracias a cada asistente, tocaron “Everything Goes My Way”, canción protagonizada por la dulce y cohibida voz de Anna Prior.

Antes de alcanzar la velocidad de escape, los británicos brindaron un respiro con The LightReservoir y Walking In The Dark; éste último nos sumergió en un ambiente de luces tenues, entre un juego de voces y ecos, anticipando la llegada a Marte con Holler if you need me.

Rave entre las estrellas

Una vez que aterrizamos en Marte, un festival de sintetizadores se instaló en la superficie del planeta rojo con Roy Racers y Lying Low. Entre bailes y una vibra elevada, sonaron misteriosas señales de radio. A esta caminata oscura se unió Insecurity y apareció a la vista una de las constelaciones con mayor antigüedad: I’m Aquarius. El carnaval siguió con The End Of You Too, Old Skool y Salted Caramel Ice Cream, que lograron que cada uno de los que estábamos ahí nos contonéaramos camino a otra dimensión.

Al corazón de la Vía Láctea

La nostalgia y el romanticismo también tuvieron cabida en medio de la Vía Láctea. Entre una gran constelación de estrellas, polvo interestelar y planetas, The Look y  Upset My Girlfriend inundaron la nave de fuertes notas de sintetizador al puro estilo de Metronomy.  Love Letters y Sex Emoji cerraron el círculo meloso, haciendo que para quienes era su primer concierto en pareja, la pasión no decayera. Todos repitíamos: Love, Honey, Sex, Money.

De vuelta a la tierra

Antes de aterrizar en el presente, la agrupación nos hizo caminar por la luna a ritmo de Back on the Motorway:

“Drivin’ at ninety miles per hour,

it’s hard to know what’s comin’,

then on the horizon”.

Radio Ladio y You Could Easily Have Me, con sus tintes psicodélicos, dieron por finalizado el viaje. Nos quedamos con el corazón agrietado y agradecido.

Los 23 tracks interpretados nos hicieron sentir como si estuviésemos en una escena de  Odisea del espacio, cuyo final es tan enigmático como las razones que nos llevaron a experimentar un concierto fuera de esta tierra.

Fotografías de Zeus López