Compartir
Suscríbete al NEWSLETTER

#DeTresDedos: Los que se quedan

Por: Jafet Gallardo 31 May 2018
Tras el Mundial, varios equipos europeos han hecho ofertas por futbolistas mexicanos. Pero los clubes de la Liga MX se […]
#DeTresDedos: Los que se quedan

Tras el Mundial, varios equipos europeos han hecho ofertas por futbolistas mexicanos. Pero los clubes de la Liga MX se niegan a dar a sus últimas joyas por precios “baratos”. Si eres un jugador joven y talentoso, ¿se vale soñar con Europa?

Por Adán Medellín (@adan_medellin)

Naces, creces, juegas futbol. Eres de Hidalgo, de Jalisco, de Tamaulipas. Tienes talento, le llenas los ojos al visor y te llevan a las fuerzas básicas de equipos representativos de las grandes ciudades de tu país. Un día, sin darte cuenta, sueñas con jugar en Europa.

Naces, creces, juegas futbol. Vives en un país futbolero que se ha estancado en octavos de final en los últimos 20 años y está lleno de frustraciones y desastres en los Mundiales. Te apellidas Jiménez, Pulido o Fabián. Formas parte de equipos que no tienen problemas de solvencia económica y pagan las nóminas más altas en tu país. Equipos que siempre tienen un extranjero como opción antes que tú, equipos donde entrenas y comes banca aunque seas seleccionado juvenil, equipos siempre pendientes de contratar a la nueva maravilla sudamericana.

Este video te puede interesar

Naces, creces, juegas futbol. Dicen que le has pegado a una novia y te sorprendes cuando el compañero que te enseñó tantas cosas muere en circunstancias misteriosas en la plenitud de su vida y su carrera. Dicen que eres indisciplinado y que te gustan la fiesta y los bares. Dicen que tu técnico no te quiere, no te deja jugar y por eso te pierdes los Juegos Olímpicos.

Naces, creces, juegas futbol. Ves caer a los ídolos o eres parte de la peor fase eliminatoria de tu país en los tiempos recientes. Tu país pasa de milagro a la Copa del Mundo. Pero tuviste una gran temporada, metiste goles, tus destellos te bastan para ser “un jugador diferente” y asistes a tu primer mundial. No jugaste o apenas saltaste al campo unos pocos minutos. Dicen que eres joven, inexperto. A tu selección la eliminan donde siempre, pero antes, durante o después de ese trago amargo, te enteras que hay equipos al otro lado del mar que se interesan por ti.

Naces, creces, juegas futbol. Esperas la propuesta. Dicen que debes estar sereno y enfocado, pero es tan difícil. Te han prometido tres veces que te irías a Europa y por tercera vez se caen las cosas. Sales con actrices y en programas de televisión. Te conviertes en el goleador de tu equipo y las barras más intensas y apasionadas gritan tu nombre en el estadio. Eres la nueva figura del club aunque no estabas en los planes de tu entrenador.

Naces, creces, juegas futbol. Eres joven y talentoso. No conoces tu ley laboral, no entiendes de contratos, no tienes una carrera universitaria. Has oído del Pacto de Caballeros, del pago por derechos de formación, de los abusos del Draft. Pero nunca has estado en el mercado de piernas, dando vueltas, angustiado, pagando tu transporte-hospedaje-comidas, esperando contratarte con quien te acepte por unos pesos o con equipos que adeudan tres meses de salarios o viven intervenciones financieras. No hay un sindicato fuerte de compañeros que pueda protegerte; con disciplina, suerte y sin lesiones graves durarás diez o doce años en la profesión. No eres una víctima aún, pero te convertirás en una porque no has hecho nada para dejar de serlo.

Naces, creces, juegas futbol. Estás llamado a brillar en otro Continente. O por lo menos eres uno entre más de cien millones en tu país que tendrá la oportunidad de intentarlo. No quieres conformarte, no quieres sólo dinero ni el auto ni las prebendas de aquí. Los que comentan y analizan este deporte, los que lo jugaron, dicen que la única manera de crecer individualmente y como equipo es que te vayas a Europa. Ahí mejorarás en lo físico, lo técnico y lo táctico. Entrenarás mejor. Jugarás con mayor exigencia. Probarás tu calidad en los mejores torneos y ante los grandes futbolistas del mundo. Sientes que es tu momento. Pero tu directiva no.

Naces, creces, juegas futbol. Dices que quieres irte. Le pides a la afición que te entienda. Anotas tres goles en el último partido. Te dicen que esperes seis meses a las transacciones invernales, cuando los clubes ya están armados y sólo compran o intercambian de emergencia. Te niegan por tercera vez la salida a Europa. Dejas de asistir a entrenamientos, presentas cartas de controversias, dices que eres un jugador libre para enrolarte en el equipo que quieras, que tu contrato expiró. Pero tu directiva no piensa igual: publica una lista de faltas e indisciplinas tuyas. Dice que tienes una actitud desafiante, que hay problemas de comunicación contigo y con tu representante. Te separa del equipo. Dice que les perteneces y que subirá tu salario. Tu técnico no te quería. Tu técnico dice que tiene con quién suplirte. Tu técnico dice que cuenta contigo.

Naces, creces, juegas futbol. Tu selección nacional jura que habrá un proceso de renovación. Eres parte de una camada nueva de jugadores ofensivos con perspectivas en Europa. Antes allá sólo querían futbolistas defensivos. Tú tienes algo. Quieres demostrar que no eres el jugador que tu país tenía en otras épocas: medroso, tímido, casero. Es tu momento. Tu equipo dice que siempre apoyará a la selección. Tiene jugadores y dinero para sustituirte. Incluso te cambió a otro equipo porque no funcionabas con ellos. Pero no quiere dejarte ir. No juegas futbol por gusto, eres un empleado con contrato. Pueden intercambiarte, despedirte, traerte de vuelta cuando quieran.

Naces, creces, juegas futbol. No pueden cotizarte tan alto. No has demostrado hechuras. No tienes el palmarés ni la tradición de generaciones de colegas en las ligas más poderosas del planeta. No eres argentino ni brasileño ni uruguayo. Estás comenzando. Tu país está comenzando a crecer en el deporte. Debes demostrar tu valía, hambre y capacidad. Que no serás una segunda o tercera opción en la banca. Debes ganarte el respeto. El futbol y la liga de la que procedes, cada vez más mediocre y estancada, debe ganarse el respeto. Debe dar más para poder exigir más. Pero esto es primeramente un negocio. Tus dirigentes dicen que no te quieren vender regalado. Esto es una ley funcional de mercado, no un proyecto de crecimiento personal o grupal.

Naces, creces, juegas futbol. Tú quieres irte; ellos dicen que no van a malbaratarte y te quedas aquí. Les perteneces. Por tu culpa y por su culpa. ¿Se vale soñar? El ex capitán de tu selección, de 35 años, se marcha mientras tanto a su tercer equipo en Europa.

Te recomendamos
Foto perfil de Jafet Gallardo
Jafet Gallardo Digital Editor Periodista de formación. Creador de contenidos, analista, especialista en viajes, entretenimiento y estilo de vida.
Descarga GRATIS Calendario Revive el Poder 2025
Calendario
Descarga AQUÍ nuestro especial CALENDARIO REVIVE EL PODER MAYO 2025.
Suscríbete al Newsletter
¡SUSCRÍBETE!
¿QUÉ TEMA TE INTERESA?