Detectives de Nueva York | Cine 2×1 Playboy México

Nuestro experto reseña Caminando entre las tumbas y Líbranos del mal. La metrópoli estadounidense bajo balas y unos buenos sustos.
Por Iván Farías (@ivanfariasc)
12 pasos al precipicio
Matt Scudder es un torturado miembro de AA. En sus buenos tiempos (hace años), fue un brutal policía que disparaba sin miramientos. Con una tabla de moralidad realmente ambigua, ahora Scudder se dedica de lleno a resolver conflictos que ni la policía ni los detectives privados quieren encarar. No cobra —o cuando menos eso dice él—, pide regalos a cambio. Casi siempre en efectivo. Un día, un dealer adinerado le pide que le ayude a resolver el secuestro de su esposa. Scudder acepta solo para enterarse que el caso va más allá de lo que él imaginaba.
Matt Scuder es tal vez el personaje más querido por el escritor policiaco Lawrence Block, y su novela Caminando entre las tumbas, es la que más éxito le ha traído. Con seguridad es por eso que el guionista y recién debutado director Scott Frank quiso llevarla a pantalla, onceava historia que protagoniza el “duro pero justo” Matt Scuder. El resultado es una película clase B digna para verse en horarios nocturnos y con ganas de congeniar con el personaje principal. Frank sabe adaptar perfectamente el Nueva York corrupto y decadente de finales de los noventa y además le ofrece el personaje principal a Liam Nesson, quien encarna al ex alcohólico Scuder como si él mismo lo fuera en la vida real.
Nesson brinda ese aire de serenidad y de ira reprimida que un Alcohólico Anónimo conjuga a través de toda sus vida. Su rostro lleno de arrugas, pero su figura firme, además de sus grandes manos lo hacen un tipo confiable. Sin embargo, no echa bravata como en otras películas de acción que ha protagonizado. Los matices son sencillos, pero Nesson le brinda profundidad a un personaje que muchas veces es simplemente un cliché.
Como buena historia policiaca, la trama ofrece giros inesperados y se adentra en las profundidades del crimen y el alma humana. Scott Frank ofrece una galería de personajes extraídos del pulp y de las películas hardboiled de los años setenta para ofrecernos una saga que esperamos no muera en esta primera entrega.
El diablo me obligó
En el extremo opuesto está “Líbranos del mal”. Basada en Cuidado con la Noche, libro de supuestas memorias de un policía neoyorquino que asegura haber peleado con el diablo. La película es un extraño híbrido entre film noir, cinta de horror y supuesto caso real. El director Scott Derrickson tuvo un presupuesto holgado para lograr una cinta muy al gusto de su productor, Jerry Bruckheimer. Lo cual confirma que las cintas de miedo no sirven cuando tienes mucho dinero y, para ejemplos, cualquiera producida por Michael Bay o el propio Bruckheimer.
Ralph Sarchie (Erick Bana) es un policía con guardias nocturnas, que tiene la mala suerte de ser católico. Un día descubre que una serie de crímenes están relacionados entre sí, que hay alguien que los mata uno a uno. Luego descubrirá que es Santino (Sean Harris, tal vez lo más rescatable de esta trama), un antiguo militar que en La guerra del Golfo fue poseído por un demonio. Si bien al principio se nos ofrece una trama interesante, la historia va derivando en una serie de supuestos absurdos, más propios de una película de horro de bajo presupuesto, a esta superproducción.
Si en el Exorcista el Padre Karras y el experimentado demonólogo y exorcista Merrin tardan días en sacar al demonio de la niña poseída; acá un policía y un sacerdote con look de David Bisbal, sacan a un demonio en tiempo récord… y en una sala de interrogatorios sin llamar la atención de todo el edificio.
Tal vez el peor miscast es el de Édgar Ramírez, de quien nunca acabamos por creernos su papel y no acaba por hacer clic con su pareja, Eric Bana. Lo peor es que esperamos con seguridad una segunda y hasta una tercera parta, ahora que Jerry Bruckheimer decidió comprar los derechos de los siguientes libros del ex sargento de policía.